Capítulo 11

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Puedo sentir todavía el dolor agónico proveniente de mi hombre, siendo torturado. Es doloroso darme cuenta que no volverá a verme, que no puedo ni siquiera abrazarlo o besarlo.

Apenas terminaron su cruel tortura, se lo llevaron lejos y a mí me volvieron a encerrar, esta vez sola, pero no les bastó eso, también me encadenaron y me pusieron una máscara de hierro que me dejaba en completa oscuridad.

– Ahora entenderás a León querida – dice Catherine antes de cerrar la máscara. – Hemos ganado Angel, quiero que te quede bien claro, hemos destruido a la mayoría de tu clan, ahora León está ciego y tu encerrada, todo se acabo para ti querida, hemos ganado.

Sentí en un principio que tenía que luchar, que tenía que salir y salvar a mi familia, pero a medida que el tiempo comenzó a pasar, comencé a perder fuerza, literalmente, mi cerebro seguía fuerte, pero mi cuerpo se debilitaba, perdía energía y se perdía en la profundidad de la celda, ahogando mi voz y matando mi esperanza de volver a ver a los míos.

El silencio es mi mejor aliado, me restriega en la cara lo que he perdido y me recuerda lo desgraciada que soy. Mi corazón palpita cada vez más lento, mi aliento se acorta y mis ojos cada vez se acostumbran más a la oscuridad. No sé la cantidad de tiempo que he estado aquí abajo, pero sé que ha sido el suficiente para volverme loca, y destrozada. He luchado tanto por liberarme de mis cadenas que mis muñecas y tobillos están lastimados al extremo, ya no logro soportar el peso de la máscara, y he pensado en la muerte más de lo que me gustaría asumir.

– Ani – susurra alguien – voy a quitarte la máscara, quiero que mantengas los ojos cerrados – asiento débilmente; escucho el crujir de la cerradura y luego la ausencia de la máscara, mi cabeza se va hacia un lado, alguien me sostiene.

– Cariño, ¿qué te han hecho? – reconozco esa voz, es dulce y cariñosa, como la de una madre, es Alice.

– Alice, ¿eres tú? – pregunto tratando de encontrarla con mis manos.

– Si, soy yo, me han permitido venir a verte... quiero que intentes abrir los ojos, lentamente – ella me ayudó con el tortuoso proceso, me costó mucho abrirlos, veía borroso, me ardían, pero con un poco de ayuda y tiempo, logré hacerlo.

– Alice – me arrojé a sus brazos cuando pude distinguirla.

– Se que tienes muchas preguntas, intentaré hacer un resumen de todo.

– ¿Cuánto tiempo?

– Dos años y un par de meses hasta ahora – cierro los ojos con aflicción, he pasado dos años aquí abajo.

– ¿Dónde está Jake? – me mira con dolor.

– Ya no está, Miranda lo hizo hace unos meses.

– No puedo creerlo – dije sintiendo un par de lágrimas.

– Han liberado a León, lo último que supe es que lo encontraron y lo llevaron a casa. – la abrazo con fuerzas.

– Alice, tenemos que irnos, vienen los guardias – miro la puerta, es Summer, está viva.

– Ani, escúchame, Summer me ha ayudado a venir, se ha salvado y está dispuesta a sacarnos de aquí, quiero que seas fuerte y no te rindas, no sé cuánto tiempo más pasaremos aquí, ni en cuanto tiempo volveremos a vernos, pero quiero que seas fuerte, que no te rindas y guardes tus fuerzas, vamos a salir de aquí y volveremos a casa – me abraza con fuerza y ternura – te quiero Ani, por favor sigue luchando.

– Te quiero – la vuelvo a abrazar; con ayuda de Summer me volvieron a poner la máscara y sin más se fueron, dejándome nuevamente en mi agonía, pero esta vez sabiendo que debía luchar, seguir viva, teniendo esperanza.

Mi TravesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora