Capitulo 5.- Ella

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¿Por qué cuando quería ser inteligente no podía?

Observo su silencio mientras viajaban. Cada que avanzaba un kilómetro la desesperación se apoderaba de su pecho. No comprendía porque le pesaba tanto su partida. Y si lo comprendía, de verdad que le daba miedo admitirlo.

Y es que era tan torpe para decir las cosas...

La escucho hablar. La escucho cantar y dejo que encantara sus oídos. En realidad no importaba mucho lo que decía, bueno claro que importaba, pero para ella era un gusto tenerla tan cerca.

La pensaba perfecta. La sentía perfecta, que aunque no lo fuera, para ella no existía nada más perfecto.

Ella... ella tenía todo lo que admiraba: una mente libre, una vida hecha, ambiciones y metas, sueños, anhelos, una forma de ver la vida (que ante sus ojos era extraordinario) una firme voluntad, un carisma que contagiaba y una sonrisa que no podía deja de ver. Si a eso no le llaman perfecta, entonces se estaba equivocando.

Comenzó a reír sin que ella lo notara. Solo en su cabeza la gracia se hacía presente cuando recordando la noche anterior habia perdido el rumbo. Se encontró perdida en un laberinto largo y oscuro. La noche y el poco conocimiento del lugar le asustaban, pero era un reto que debía cumplir. Además, su palabra era algo por lo cual siembre se enorgullecía. Ella dijo llegar sin ningún problema, pero lágrimas de frustración amenazaron con salir, cuando mirando al frente, no supo en donde se encontraba.

Quiso dar la vuelta y volver a casa. Pero se sentía inútil con el solo pensar, que no podía llegar a aquel lugar.

¿En verdad era difícil?

¡Sí! Sí que lo era, pero no era imposible. Y no le habían ensenado a darse por vencida. Además, el interés tenía nombre. Y ese nombre, la movía para mirar una vez más la pantalla de su teléfono.

Se imaginaba que mientras le decía su travesía. Ella se reía tratando de comprender como es que se había perdido.

Era fácil. La orientación nunca fue su fuerte. Se perdía en su propia casa.

Acostumbrada a vivir en sus letras, le era difícil andar por ese mundo donde las cosas no eran como en los libros.

Quiso ser heroína, pero no pudo.

Quiso ser exploradora, pero no pudo.

Quiso ser analista, pero no pudo.

Quiso dar un paso atrás, pero no pudo.

Quiso rendirse, pero no pudo.

El orgullo y su palabra no dejaban de gritar en su cabeza. Y se vio frustrada. Se observó enojada, pero decidió seguir adelante.

¿Y valía la pena?

¡Claro que lo valía!

Por un instante a su lado y por ese suspiro que dejaba escapar, todo valía la pena. Incluso llegar a lugares lejanos en plena noche.

No era queja. No. En realidad era la forma de mostrar el interés que en su corazón habitaba.

¿Qué si se valoraba?

Solo podía imaginar que si...

La felicidad alcanzo sus ojos cuando después de una hora, varias vueltas y 6 intentos, pudo encontrar el camino correcto. Genial, porque ya le estaba dando hambre.

Mirar sus ojos hacía del viaje memorable.

Y saberse en el mismo espacio, compartiendo el mismo tiempo, sintiéndose observada y un poco presionada (pero solo el bien de sus manos) todo era válido. Todo.

Ella no se imaginaba lo que en su cabeza pasaba. Tal vez lo suponía. Tal vez la transparencia de sus letras era muy clara y tal vez, solo tal vez, estaba esperando que se lo dijera de frente.

Pero solo tal vez, eso no llegaría aun. Y todo era culpa del suponer.

Dos veces dijo...

Para cuando sus ojos vieron el destino... un profundo sentimiento se apodero de su cabeza. No quería dejarla ir. No quería, pero no lo impidió tampoco.

-Cobarde.

Si cobarde. Tremendamente cobarde y estúpidamente predecible. Odiaba la forma en que sus pensamientos viajaban. Era molesto que la dominara lo más tonto del mundo. Pero ahí estaba, mirando como partía.

Tan simple que era, pero tan difícil lo hacía...No tenía remedio, siempre terminaba complicando todo. Y lo que intentaba decir, era que en verdad le importaba. Y no solo eso, también... bueno, eso sí era obvio. ¿O no?

Lo suponía... mas no lo sabía. Y jugaba con su mente hasta hacerla trizas.



*Si entiendes mis palabras, escribe un mensaje que envenene mis letras y me haga suspirar. Lo esperare con ansias y contare las horas, hasta ver tú nombre aparecer en la pantalla de mi teléfono.

Para Yas, con toda la locura que me gustaría compartir contigo.

Del otro lado del telefonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora