Narra Aaron
¿Qué mejor que estar hospedado en la casa del crush de tu hijo? Esto es completamente absurdo, maldita sea la perra de Adeline, quien me ha echado de su casa como si fuera perro. A lo mejor le estoy poniendo demasiado color al asunto.
-Y bien Aaron, sé que puede ser un poco incómodo quedarse solo en casa, pero en serio que ahora me tengo que ir, tengo una junta pendiente con mis amigos –infló las mejillas para luego soltar el aire hacia el lado derecho
-Como gustes, de todas formas tú me estás haciendo éste favor –le sonreí a la vez que tomaba mis maletas para subirlas a su cuarto, como él me había indicado.
Luego de escuchar cómo se iba no pude controlar mis ansias de caminar por toda la casa como si fuera mía, al bajar las escaleras me encontré con muchas imágenes de la familia; padres juntos y solo un hijo.
-La familia perfecta –susurré para mí mismo.
Seguí bajando, pero me detuve en el comedor cuando pude divisar un marco con una foto de dos personas absolutamente conocidas. "¿Esto es un sueño o...?" Caminé con rapidez hasta la escalera, para ver nuevamente los cuadros y como si hubiera una tormenta dentro de mí golpee con brusquedad un cuadro el cual cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos. "¿Será real?" mi conciencia seguía preguntándose lo mismo una y otra vez.
Luego de un rato sentado en la escalera con los brazos apoyados en mis rodillas decidí salir de la maldita casa, a lo mejor si me estaba equivocando de personas, pero es que la cara de...Kate...dios, estoy delirando.
Un ruido en la puerta de entrada me alarmó, estaba seguro de que no era Joseph por lo cual decidí esconderme detrás de la puerta de la cocina. Magnifico escondite, con razón cuando pequeño siempre me pillaban en el juego de las escondidas.
"Cariño, ¿La receta médica que nos dio el doctor dónde está?" Coño, su voz es la misma.
"Uhm, al parecer se me ha quedado en el auto, iré a buscarla" Capullo.
Estaba mirando al suelo preocupado porque me llegaran a pillar, sé que han pasado años de todo y que yo había dejado a Kate, pero si llegara a ver al chico ese me agarraría a golpes con él sin pensarlo dos veces, por arruinar mi boda y mi maravilloso futuro con Kate. Ahora solo tenía un frío departamento, en el cual todas las tardes me sentaba en la misma silla de siempre a tomar café y leer el periódico, los vecinos me llamaban el viejo gruñoso solo por la vez en que eché a Adeline cuando estaba embarazada, si supieran lo que en verdad pasó...larga historia que prefiero recordar en otro momento.
"¿Quién demonios eres?" Levanté la vista y la vi...con cuchillo en mano y una cara de susto inmensa "Te he llamado la atención dos veces, ¿QUÉ HACES EN MI CASA?"
Las he cagado, ni tartamudo le podía contestar.
"¡JOSH! ¡AYUDA!"
A lo lejos podía escuchar como el imbécil trataba de abrir la puerta y sus quejas producto a que la puerta no cedía.
"Has cambiado" susurré a penas, tenía la garganta totalmente seca.
Me quedó mirando confundida por unos segundos hasta que aproveché el momento para correr y escaparme del momento, no podía dejar que me atraparan y me bombardearan con preguntas, sería totalmente incómodo con la presencia de los dos.
"Volviste..." escuché antes de escaparme por la puerta trasera.
Narra kate
¿Estaba temblando yo o era el mundo en su punto más alto de la naturaleza? Segura de que era él decidí seguir sus pasos, pero me detuvo una mano agarrándome del hombro.
-Dios, estas bien, el silencio me había hecho pensar de todo menos algo bueno –Josh me dio un leve beso en la frente para luego darme un abrazo cálido- Estas temblando –me miró preocupado- ¿Qué pasó? ¿Por qué el grito?
-Volvió –a penas logre formular una palabra coherente- Josh, él está aquí
-¿Quién cariño?
-¡El imbécil estaba en nuestra casa! ¡Se atrevió a entrar en mi propiedad!
-No he visto a nadie Kate, ¿Segura que no son las alucinaciones producto a las pastillas que te dio el doctor? Lo llamaré ahora mismo –agarró su celular del bolsillo trasero- no puedo permitir que tú y el bebé se vean afectados por eso
-¡Josh! Escúchame, acabo de ver a Aaron detrás de la puerta de la cocina
Y como si lo fuera a ver en aquel ínstate se dio la vuelta para mirar el lugar en donde hace unos minutos se encontraba.
-¿Quieres ir a reposar un poco en la cama? – "No me creía"
-Creo, creo que tienes razón, solo son las pastillas –resignada, me fui al cuarto de Josh y yo, aceptando la idea de que las pastillas me estaban haciendo mal. Tomé mi celular y curiosa entré al perfil de Facebook de Aaron y éste había publicado esa misma mañana una foto en Canadá.
"Sí, tal vez eran las pastillas" Aun temblando con la excitación de que siguiera en la casa, me quedé completamente dormida, pocas semanas llevaba con el pequeño en mi vientre, pero de todas formas me cansaba de una manera irreal.
Narra Aaron
Estuve cerca por poco, todavía mi cerebro no podía procesar la información de una buena manera. No puede ser de que las millones de personas que vivían aquí, justamente me tenía que encontrar con ella. Sé que no era una decisión madura el escapar y no afrontar las consecuencias, pero un momento así lo ameritaba con necesidad, no estaba del todo preparado para verla de nuevo.
Sentado en el banco de una plaza comencé a recordar su figura, claramente había dejado de ser una niña, sus pechos habían crecido y con ello sus caderas, sus facciones seguían siendo las mismas de siempre, pero mucho más marcadas, como las de un adulto. Con la respiración agitada busqué mi celular en los bolsillos de mis pantalones para contactarme con Cameron y contarle lo sucedido...y como si me hubiera cruzado con un gato negro esta misma mañana, no lo encontré, no es mi día de suerte.
"Lo he dejado en el cuarto de Joseph junto a mi maleta" pensé.
La única opción que me quedaba era ir a la casa de Adeline y esperar a mi hijo...todo por ser curioso y bajar las malditas escaleras.