El ruido de la moto se detuvo mientras yo seguía tirada en el suelo sin lograr levantarme. El tipo de la moto estaba parado ante mi, su mirada rasgada era un tanto incomoda, algo me decía que no debía confiar en el. Vestía un chaleco negro con alas en su espalda, se veía bonito y original. . Se dio vuelta rápidamente, llevaba una gran arma en su brazo derecho, aunque siendo sincera no tenía idea de qué tipo de arma era, pero tenía una flecha. Se me acerco dejando la moto en el medio de la calle..
-¿estás bien? Me pregunta con voz baja, dándome una mano para levantarme.
-Si gracias, ¿podrías ayudarme? Es que estoy sola hace horas y no he comido nada.
Me miro desconfiadamente y me pregunto – ¿qué tramas niña? .Me agarro fuertemente, como si fuese a matarme, sus manos se apoderaron de mi cuello mientras el hacia fuerza contra el árbol.
-¿con quién vienes?, me pregunto nerviosamente
-¡CON NADIE!, por favor tienes que creerme, le dije media asfixiada.
Comenzó a palpar mis piernas hasta llegar a los hombros, era para fijarse si tenía un arma. Solo encontró una navaja de mango rojo en mi bolsillo derecho, que me lo había dado mi mama antes de que nos separen.
- ¡¿Que tocas?!- le grite asustada. El hombre me soltó, dejando espacio.Miro a todos lados, buscando como si alguien lo estuviera persiguiendo, era muy atento a todo lo que pasaba.
-¿Me llamo Ángela y tú?
- ¿Qué importa?- Lo mire de forma desconcertada, por su respuesta.
Se dirigía al bosque, su mirada estaba fijada en el piso, pero no lo comprendí.-¡Haz silencio! dijo murmurando.
-Pero no he dicho nada!
Me miro lo pies, que en aquel momento solo tenia un zapatilla y en el otro solo llevaba puesta una calceta – Tus pisadas, debes ser más cuidadosa... ¿ Que te ha pasado? pregunto a al vez que observaba mi media celeste con unicornios.
- Es que un caminante me saco una de las zapatillas.. le dije avergonzada
Un infectado merodeaba entre los arbustos; no quise inquietarme pero en aquel momento entre pánico nuevamente.
-¡Hay un monstruo! Le dije al tipo señalando al fenómeno. Acomodo su ballesta de modo que le apuntaba al infectado y le dio un tiro acertado en el medio de la cabeza.
-Se llama caminante por cierto...
-¿Y tu arma? –le pregunte asombrada
-Es una ballesta- dijo mientras buscaba algo entre las hojas del piso
-¿Qué es lo que tanto buscas?
- ¿Importa? Pregunto alzando la mirada
- Si, y tampoco me has dicho tu nombre, yo te dije el mio. El hombre ballesta hizo una mueca, revoleando sus ojos verdes inquietantes.
-Estoy buscando... espera ¿porque no te vas con tus padres?
- ya no están, le dije preocupadamente, Me miro como si no supiera que decirme en aquel momento
-Lo siento, no lo sabía... pensé que tendrías un campamento cerca y que solo te habías metido en problemas
-¿tienes algo de comer? Le pregunte
- No y eso es lo que estoy buscando, Seguimos caminando un poco más, yo solo trataba de seguirle el paso, era rápido pero muy sigiloso.
-Mira lo que encontré, dice con una sonrisa marcada en el rostro, tenia unos gusanos en su mano y me los mostró como si fuese un logro.Mire con desprecio, porque odiaba los gusanos, y no soportaría comer uno.
-¿Que,no te gustan? Te invito...
- mm gracias, pero prefiero comer... , agarre lo primero que encontré, un fruto rojo de un arbusto que tenia enfrente mio, me lo metí en la boca rapidamente con una picara sonrisa. Yo solo trataba de caerle bien, pues el era el único quien me podría llegar a ayudar en este momento.
- eso es venenoso, ¿Pasas mucho tiempo al aire libre cierto?- preguntando sarcásticamente
Deje de morder y lo escupí. No pude responderle, porque tenia razón. No tenia idea de como sobrevivir al intemperie.
-Sino comes nada, no sobrevivirás... puedes venir conmigo si quieres- dijo en un tono serio y firme. Así que decidí seguirlo, hasta llegar nuevamente al camino, donde todo había iniciado. Los caminantes ya habían mermado, solo quedaban algunos a la distancia, el árbol estaba despejado.
-¿esta es tu zapatilla? El hombre ballesta me mostró la conver que había perdido.
-Si, la encontraste, gracias... Agarre la zapatilla que tenia colgando en sus manos, y me las puse al instante, ya no soportaba pisar el suelo descalza.
- ¿Vendrás? me pregunto mientras se sentaba en su motocicleta. En ese momento me quede pasmada, estaba por romper una regla, seguir y hablar con un extraño. Pero la situación era distinta.; o me quedaba sola, o me iría con el tipo sin nombre que me había tendido una mano de ayuda. Me senté detrás de el callada.
- Agárrate fuerte- murmuro. Me prendí de el como si fuese un koala; nunca me había subido a una motocicleta. Arranco velozmente dejando a los caminantes detrás. El torso del misterioso hombre era bastante grande, mis manos llegaban a bordearlo casi por completo. Me sostuve fuertemente mientras miraba por los costados. Bosques de coníferas se apoderaron del lugar el cual aparentaba ser tranquilo y mudo, ya no se veían mas infectados por la zona. Pasamos centenares de arboles; pero no cruzamos ni una sola palabra. Todo estaba tan callado que ni los muertos hablaban.
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No todos los ángeles vuelan
Fiksi PenggemarÁngela Francis es una adolescente de 16 años destinada a enfrentarse a un mundo apocalíptico, sin la ayuda de sus padres. Se ve obligada a sobrevivir a nuevas experiencias junto a un fiel compañero... Daryl Dixon