Al perder a toda su familia, Nina es obligada a ingresar a un internado pribado para asesinos profesionales.
Los años pasan y junto con Nina,
crese día con día, su deceo de venganza; el enfermizo amor de su líder Alexander Petrov, termina por...
Una gran tormenta estaba a punto de acabar con la apasible y silenciosa noche en Seattle. En casa de la familia Zaitsev, Nina la segunda de tres hijos, fue bruscamente despertada por el estruendoso sonido de un trueno. A sus 10 años, habían pocas cosas que le diesen miedo, por desgracia, las tormentas eran una de ellas; especialmente los rayos. Le parecía fascinante y aterradora la forma en que, con el más leve toque un rayo podía hacer senisas cualquier cosa a su alcance. -Zeus debe estar muy enojado como para azotar tan durante a la tierra con sus látigos de fuego- murmuró para si misma. Le gustaba mucho la mitología griega. Para ella, ver las tormentas de ésta manera las hacia menos aterradoras.
Luchó cotra el impulso de ir a dormir a la habitación de su hermano. -Eres una cobarde. Ni siquiera Alina se asusta por una tormenta- le regañaba su hermano mayor cada vez hiba en busca de refugio a su habitación. Así que luego de varios intentos fallidos en los que lo único que conseguía era la ignorará por completo o la sacará a empujones, decidió que era mejor aguantarse sus temores. Sus padres le habían enseñado que no debía tener miedo a nada y que tenía que ser fuertemente bajo cualquier circunstancia, para ellos el miedo era tomado como un signo de debilidad, al inaceptable para en esa familia.
No, ir con ellos era una opción. Por último estaba su hermanita de 5 años. Pero tenía el suficiente orgullo como para salir corriendo a su habitación, seria ridículo intirrumpir su profundo sueño, para así sentirse reconfortada en lugar de ser al contrario.
Asi que se obligó a tranquilizarse y a tratar de dormir, pero la lluvia había comenzado a caer con fuerza y golpeaba escandalosamente contra su ventana.
Cerró los ojos esperando a que el cansancio terminará por vencerla, pero un sonido, tan claro y tan fuerte como la misma lluvia, se escuchaba desde la primera planta. Apenas comprendió lo que era, abrió los ojos de golpe.
Era un silbido.
Este hacia eco por toda la casa y podia sentir como retumbaba dentro de sus oídos. Alcabo de unos segundos aquel silbido fue acompañado de unos pasados pasos que en ese momento, hacían crujir la madera de las escaleras.
Por un momento pensó que podría ser alguno de sus padres pero... habia algo en ese silbido que la inquietaba.
Era como el presagio de alguna calamidad.
La idea de que un ladrón o alguien peor caminara de madrugada en su casa con dirección a su alcoba, la hizo estremecerse de miedo y la combinación de la tormenta, los pasos y el insesante silbido que se acercaba cada vez más,no hacían más que volver más siniestro el ambiente.
Justo antes de que los pasos se detuvieran frente a su puerta, Nina se armo de valor y salio de la falsa protección de sus sabanas para escabullirse bajo su cama. Acto seguido la puerta se habrio emitido un sonoro rechinido. La pequeña colocó sus manos sobre su boca para evitar gritar y observo entre la penumbra, gracias a la luz de un rayo como un par de de largas piernas caminaban al pié su cama, por la ropa y el tamaño supuso que se trataba de un hombre. Este había dejado de silbar y en su lugar se había puesto a merodear por toda la alcoba revisando cada rincon.
Hubo un momento en que todo se quedo en silencio y solo se escuchaba la lluvia contra la casa. Cuando de repente...soltó un grito de terror al sentir como era jalada por los tobillos de debajo de la cama. En ese momento otro rayo iluminó la habitación y la mirada de Nina hizo contacto con la esmeralda del hombre que la tenía alzada y sujeta por los brazos.
Se quedaron viéndose con intensidad por unos segundos hasta que... en un ágil movimiento, ella levantó su rodilla derecha y lo golpeó directamente en el estómago. El hombre se dobló de dolor y la soltó, Nina apenas tocó el suelo, salio corriendo hacia la habitación de su hermano. -Ivan abre...-le gritó golpeando desesperada la puerta pero no se abrió. Por poco y no vio al hombre corriendo hacia ella, ni siquiera tuvo tiempo de ir a la habitación de sus padres.
Apenas llegó a las escaleras, una espesa capa de humo la envolvió.
Su casa se estaba incendiando.
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Cuadros, puertas, paredes el fuego lo estaba devorando todo y lo devolvía hecho cenizas.
Frente a ella las puertas dobles del jardín estaban abiertas de par en par dejando ver tras de sí el oscuro y espeso bosque que rodeaba la casa. Se quedo muy quieta, admirando las llamas, que parecían enmarcar esa siniestra obra de arte.
El crujir de la escalera la hizo salir de su trance y que por reflejo saliera corriendo hacia la oscuridad de la noche.
-------------------------- Disculpen las faltas ortográficas. Espero les guste