Par 2

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Lunes por la mañana. Sonaba el despertador. Odio los lunes por que es el único día que debo pararme temprano para ir a la escuela.

Estoy estudiando periodismo, y es algo que me fascina. Apenas comenzó mi tercer año de profesional pero algunos periódicos han requerido de mis servicios. También he escrito en diferentes publicaciones de la ONU gracias a las influencias de mi papá. Me apasiona leer e investigar para después plasmarlo y que todos se enteren de la verdad.

Mamá siempre me enseñó a decir la verdad, y creo que de ahí mi amor a querer divulgarla.

En fin, me paré y renegué un poco. Unos jeans y un suéter en v. Me lave los dientes y baje. Me dirigía a la cocina cuando escuche que mis papás platicaban ahí. O más bien discutían.

Como buena investigadora con alma de espía, no entré y me quedé junto a la puerta.

- Por favor Raúl, sabes que el amor nunca cambia.

- Pues no María, no estoy de acuerdo.

- Raúl escúchame, me ha estado escribiendo pero... - Mi papá la interrumpió.

- Eso ya lo sé. De hecho...

Y diciendo eso pude ver como sacaba una caja y la abría para tirar su contenido a un bote de basura.

- Raúl, ¡¿Pero qué estás haciendo?! - dijo mi mamá en un tono de desesperación.

- Lo que debí hacer desde hace mucho, terminar esta historia.

Tomó una caja de cerillos y encendiendo uno, lo dejó caer en el basurero para acabar con la evidencia con la que mi mamá parecía tener una vínculo sentimental.

Ella se echó a llorar. Mis ganas de consolarla empezaban a invadirme ante tal momento de crueldad. Nunca pensé que mi papá fuera a hacer algo así. Es esa clase de hombres completamente respetuosos y amorosos, quiere a mi mamá con toda su alma pero al parecer esto lo estaba sacando de control. Quería que alguien no se acercara a mi mamá, pero, ¿Mi mamá le era infiel? No, eso no podía ser posible. Digo, si eran las mismas cartas que mi mamá escondió el sábado le era infiel con alguien de mi mismo apellido. ¿Un hermano de mi papá?

No tenía buena relación con sus hermanos, así que eso me trajo muchas más preguntas sin respuesta. Mi espíritu periodístico empezaba a surgir. ¡Periodismo! Me acorde que tenía que ir a la escuela y ya iba tarde. Miré mi reloj. Quince minutos para las 8. Bueno, este es un caso que vale la pena un retardo en la facultad. Necesito saber más.

Cuando el fuego se extinguió, papá salió de la cocina y mamá atrás de él. Por fin podía desayunar. Tomé unas galletas y al acercarme al basurero para tirar la envoltura se me ocurrió buscar restos de aquellos escritos. De las mejores ideas que he tenido en años.

Volteé a la puerta para asegurarme que nadie me veía. Metí la mano en las cenizas para buscar algún pedazo que aún estuviera completo. Nada en la primera sacudida. Lo volví a intentar. Otra vez. De nuevo. La tercera es la vencida, dicen por ahí. Agité violentamente el montón de papel quemado y encontré lo que necesitaba. Quizá no un nombre pero si una dirección. La carta provenía de Honduras, nuestro país de origen. Esto seguramente me dará las pistas suficientes.

Metí el papel a mi bolso del pantalón y le grité a Carlos, el chofer del auto que es mío pero no es mío. Ya íbamos tarde y necesitaba que metiera velocidad para llegar a la universidad. Tenía el mejor caso de investigación que había tenido en mucho tiempo y necesitaba ayuda. Sólo ahí tendría los recursos para llegar al fondo del asunto.

ADN: Cromosoma XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora