Diez

2.8K 204 5
                                    


  "Shhh."

"¡Hazlo tú, entonces!"

"¡De ninguna manera! No voy a correr el riesgo de despertar a Normani. ¿Quién sabe lo que haría con nosotras?"

Los ojos de Camila se abrieron cuando escuchó susurros sobre ella. "¿Qué...?" Murmuró, frotándose los ojos y mirando alrededor de la habitación.

"Bueno, estás despierta," susurró Bea, mirando a Maia, quien estaba de pie junto a ella. "Vamos a averiguar dónde está Dinah. Saca tu culo perezoso de la cama."

"¿Qué hora es?" Camila bostezó, sentándose y estirando los brazos.

"Temprano," Maia asintió, moviéndose lentamente hacia la puerta. "Tenemos que ser rápidas. Date prisa."

Gimiendo, Camila salió de la cama y se unió a Bea y a Maia en la puerta. Bea echo una mirada hacia el pasillo, inspeccionando los alrededores.

"Todo claro," asintió con la cabeza, deslizándose en el pasillo. Camila y Maia la siguieron de cerca, tranquilamente haciendo su camino por los pasillos con poca luz. Camila casi se cayó cuando Bea le agarró la mano y tiró de ella hacia una de las puertas.
Lentamente, la chica giró el pomo la puerta y se asomó dentro. La luz estaba encendida, y las tres chicas se metieron en la habitación. Dinah se sentó en su cama con un libro en la mano, mirando hacia arriba cuando oyó la puerta abierta.

"Les tomó bastante tiempo," la chica Polinesia rió, pasándose una mano por el pelo. Camila levantó una ceja.

"Cada vez que trataba de venir a verte alguna enfermera estúpida me detenía," Bea rodó los ojos, agarrando una silla y tirando de ella al lado de la cama de Dinah. "¿Dónde demonios has estado?"

Dinah echó un vistazo a las otras dos chicas y suspiró. Se levantó de la cama, volteando para poder enfrentarse a ellas. "Es peor de lo que pensaban," Dinah asintió con la cabeza y rodó los ojos. Camila se confundió aún más.

"¿Qué quieres decir?" preguntó Maia, agarrando dos sillas y arrastrando una en dirección a Camila. La chica de ojos marrones se sentó tranquilamente y siguió escuchando su conversación.

"Aparentemente no pensaban que era tan malo, pero cuando tomaron mis signos vitales ayer estaban como 'Oh, mierda, su otra cirugía en realidad no hizo nada," Dinah suspiró y sacudió la cabeza. "Así que, básicamente, mi corazón todavía está fallando."

"Eso es m.ierda," murmuró Bea "¿Por qué no pueden simplemente hacer otra cirugía?"

"Pueden," Dinah asintió. "Pero prácticamente no hay ninguna posibilidad de que ayudaría en algo." Ella miró a Camila, quien le dio una sonrisa nerviosa.

"¿Qué van a hacer entonces?" Maia inclinó la cabeza hacia un lado ligeramente. Dinah se encogió de hombros.

"Necesito un corazón nuevo," admitió Dinah. Los ojos de Camila se agrandaron, causando reír a Dinah en voz baja. "Dijeron que voy a estar bastante alta en la lista de donantes, porque no me drogo y esa m.ierda. Pero todavía va a tomar meses. No es como si sólo tuviera un montón de corazones de repuesto por ahí."

"Tan jodidamente estúpido," murmuró Bea y miró hacia abajo. "¡Voy a usar mi deseo y conseguirte un corazón!" Ella juntó sus manos y miró arriba esperanzada. Dinah sólo se rió y negó con la cabeza.

"No funciona de esa manera," Dinah miró hacia el suelo. "Es como que... para que yo viva, alguien más tiene que morir."

"¿Qué pasa si no recibes un corazón a tiempo?" Bea alzó la vista. Camila podría darse cuenta de lo mucho que la situación estaba molestando a la chica más joven. Cosas como esta eran difíciles de entender para cualquier persona.

"Cruzaremos ese puente cuando lleguemos allí," Dinah se encogió de hombros, tratando de mantener la fe. "Entro en cirugía mañana para poner un poco de mierd.a en mi corazón que supone ayudar mientras espero."

"¿Un dispositivo de asistencia ventricular?" Maia miró hacia arriba, fijando de sus gafas. Dinah elevó una ceja.

"Sí, eso," la chica Polinesia río. "Nerd."

"No me llamarás así cuando sea una famosa cirujana de cerebro," bromeó Maia, rodando los ojos. Dinah sólo se rió y negó con la cabeza.


"Es tan jodido," murmuró Bea, cruzando las piernas debajo de ella y pasando una mano por su brillante pelo de colores.

"Hey," Dinah la miró, levantando un dedo para callarla. "Está bien, chica. No te preocupes por mí. Tengo esto," flexionó sus músculos, haciendo reír a las otras tres chicas en voz baja.

"Mi familia va a estar aquí pronto, sin embargo. Así que será mejor que salgan de aquí antes de que se den cuenta de que no están en sus habitaciones," añadió Dinah, mirando a la puerta.

"¿Podemos visitarte mañana?" preguntó Maia. Tanto Bea como Camila asintieron con la cabeza. Dinah miró la hora.

"Mi cirugía es mañana temprano por la mañana, pero me aseguraré de que sepan que tengo que verlas a ustedes una vez que termine," rió en voz baja y se levantó. "Deséenme suerte."

"Buena suerte," dijo Bea suavemente, tirando de Dinah en un abrazo. Maia y Camila hicieron lo mismo antes de seguir a Bea por el pasillo, justo cuando sonó la campana del desayuno.

"Me siento mal," dijo Camila en voz baja mientras caminaban por el pasillo. "Yo no sabía eso de ella hasta ahora."

"No le gusta hablar de ello," Bea alzó la vista. "Ella sólo intenta reírse de ello la mayor parte del tiempo." Maia asintió con la cabeza. Camila se mordió el labio, permaneciendo en silencio durante el resto de la caminata.

El desayuno pasó lentamente. Camila picoteó los huevos en su plato, prácticamente teniendo que obligarse a comer algo porque sabía que estaría muriendo de hambre más tarde si no lo hacía. Ella continuó mirando al reloj =, debatiendo si ir temprano o no.

Salir temprano significaba toparse con Lauren. Lo cual podría ser algo bueno o malo. Camila se obligó a permanecer sentada. Ella no necesitaba pasar más tiempo con la chica y tener que caer con más fuerza.

A Camila no le gustaba no poder expresar lo que sentía por la chica de ojos verdes. Sólo había... algo. Y le frustraba hasta el fin que no pudiera poner sus sentimientos en palabras.

Lo último que necesitaba era estar cerca de Lauren y descubrir aún más pequeñas cosas que hicieran aumentar sus sentimientos. Ella sólo tenía que distanciarse. Lauren tenía novio. Y ella... bueno, ella se estaba muriendo.

Estuvo a punto de quedarse dormida en la mesa cuando sonó el timbre. Bostezando, la pequeña chica puso lejos su bandeja y siguió detrás a los otros pacientes mientras ellos llenaban el salón de clases.

Se sentó en su lugar habitual en el fondo de la clase junto a Bea, quien tenía los pies apoyados en una mesa delante de ellas y se pintaba las uñas de color rojo brillante.

"Realmente te permiten salir con cualquier cosa si eres un terminal," Camila rió en voz baja. Bea alzó la vista y se encogió de hombros con una pequeña sonrisa. Los ojos de la chica se abrieron rápidamente y miraron hacia abajo. Camila se confundió mas, lo que fue hasta que sintió un par de penetrantes ojos verdes clavados en ella.

Se obligó a ignorar a Lauren. Sería más fácil de esta manera. Ella no podía acercarse. Sólo haría las cosas un millón de veces peor.
Camila prácticamente mantuvo la cabeza baja toda la clase. Podía ver de vez en cuando a Lauren mirarla por el rabillo del ojo. Cada vez quería mirar hacia arriba y darle a la chica una pequeña sonrisa, pero cada vez su cerebro reaccionaba antes de lo que su corazón podía.

Cuando sonó la campana, Camila prácticamente corrió fuera del salón de clases. Se maldijo por ser tan torpe, pero no podía evitarlo. Fue la primera en la mesa del almuerzo.

Durante todo el almuerzo, la pequeña chica de ojos marrones sintió a Normani mirándola desde el otro lado de la sala. Ella hizo todo lo posible por ignorarla, invirtiéndose a sí misma en una conversación en la mesa.

"No, no es un dispositivo de culo ventricular," Maia gimió, sacudiendo la cabeza y dejando un libro delante de Justin. "Es un dispositivo de asistencia ventricular."

"Ella tenía un problema en el corazón, no un problema en el culo," Bea rodó los ojos a Justin, quien tomó el libro de Maia y lo estudió de cerca.

Luke rompió a reír, y Camila vio como Bea lo miró, sus mejillas poniéndose rojas. Nunca había visto a Bea ser tan tímida con alguien. Maia dio un empujó al pie de Camila debajo de la mesa, indicándole que ambas lo habían notado. Camila tuvo que morderse el labio para ocultar su risa.

Una vez que el almuerzo había terminado, Camila hizo tranquilamente su camino de regreso a su habitación. Su energía había sido poca durante todo el día, y ella no estaba de humor para socializar mucho.

Se detuvo frente a su pasillo, tomando una respiración profunda y manteniendo sus pasos tan tranquilos como pudo mientras pasaba el cuarto de Lauren. Se maldijo cuando la oyó arrastrarse en la habitación al lado de ella.

"¿Camila?"

La pequeña chica se quedó helada. ¿Cómo había sabido que era ella?

"Camila, sé que eres tú. Tú eres la única que camina tan ligero como una mariposa."

Camila se mordió el labio. Lauren había prácticamente leído su mente. Ella respiró hondo y asomó la cabeza en la habitación. "¿Necesitabas algo?"

Lauren se sentó en su cama, la misma manta roja sobre sus piernas. Camila no podía dejar de preguntarse qué había realmente debajo. "Yo, uh, yo sólo quería ver si estabas bien. Parecías bastante decaída en clase."

Camila negó con la cabeza, apoyándose en el marco. "Yo-yo estoy bien," de repente se sintió frustrada y alzó la voz ligeramente. "¿Te das siquiera cuenta de lo que t-?"

Ella cerró su mandíbula cuando Lauren levantó una mano y le señaló que se callara. Llevó su teléfono hasta su oreja. "Mi papá está llamando," susurró ella, sacudiendo la cabeza y murmurando "lo siento."

Camila asintió, suspirando y volviendo a salir. Lauren chasqueó los dedos, moviendo la cabeza y señalándole que espere. La pequeña chica se detuvo y contuvo la respiración.

"Hey," Lauren suspiró, rodando los ojos y apoyando la espalda en la cabecera de su cama. Camila miró hacia abajo a sus pies con timidez.

"Sí, estoy bien," murmuró Lauren. Camila levantó la vista y se dio cuenta del cambio inmediato en el estado de ánimo de la joven. Ella no debe llevarse bien con su padre.

"Te lo dije, estoy bien. No, Robert, no es necesario," la voz de Lauren sale con agitación.

Los ojos de Camila se agrandaron. ¿Ese era Robert? ¿Robert era su padre? ¿Robert no era su novio?

La pequeña chica se encontró tan aliviada que comenzó a reírse de su propia estupidez. Robert no era su novio. ¿Significaba eso que Lauren le había estado diciendo la verdad? Camila sintió aletear su estómago con posibilidad.

"Está bien," Lauren gimió, mirando por encima a Camila y confundiéndose cuando vio que la chica más pequeña estaba riendo. Rápidamente terminó la llamada y colgó, lanzando su teléfono a un extremo de la cama. "¿Qué es tan gracioso?

Camila miró hacia arriba, de repente poniéndose nerviosa. Ella se encogió de hombros. "Es que... esto va a sonar estúpido," suspiró y sacudió la cabeza. Lauren levantó una ceja, instándola a continuar.

"Te he oído en el teléfono el otro día y yo... bueno, pensé que Robert era tu novio o algo así," Camila se mordió el labio y se pasó los dedos por el pelo con ansiedad. Sorprendentemente, Lauren se rió y negó con la cabeza.

"No, sólo mi papá," se encogió de hombros. "A pesar de que realmente no se merece ese título." Miró a cabo al pasillo y luego de vuelta a Camila. "Cierra la puerta."

Camila asintió y rápidamente se deslizó dentro de la habitación, cerrando la puerta y sentándose en una de las sillas de plástico junto a la cama de Lauren.

"¿Así que tu lo llamas Robert sólo para molestarlo?" Camila se rió suavemente, inclinando la cabeza hacia un lado. Lauren sonrió.

"Tal vez," ella rodó los ojos juguetonamente y se encogió de hombros. "Yo apenas conozco al tipo."

"Pero es tu padre..." Camila levantó una ceja, confundiéndose. Lauren suspiró y sacudió la cabeza.

"Él es mi padre biológico, sí. Pero él no es mi padre," Lauren se puso nerviosa. "Él nos abandonó cuando yo tenía 3. Y luego, cuando mi mamá murió, él luchó por la custodia," confesó. Camila asintió con simpatía. "Pero él trabaja en Tokio. Así que su forma de ser padre de una chica enferma es aparentemente sólo repartiendo cubos de dinero para mantenerla en este maldito hospital."

"Oh," susurró Camila, sintiendo lástima por la chica. No podía imaginar no tener un padre como un sistema de apoyo. "L-lo siento", murmuró. Ella nunca había sido demasiado buena reconfortando gente.

Lauren simplemente se encogió de hombros y jugueteó con el dobladillo de su camiseta. "No es gran cosa," miró a Camila. "Hay una gran cantidad de chicos aquí con lo mismo, o peor. No tengo espacio para quejarme."

"Ni yo," Camila suspiró con empatía. "Por lo menos tu no deseas estar aquí."

"¿Tú querías estar aquí?" Lauren levantó una ceja. Camila asintió lentamente, pero la misma mirada de confusión quedó plasmada en el rostro de Lauren.

"¿Qué quieres decir?" La chica de ojos verdes inclinó la cabeza hacia un lado.

"Todos los chicos con cáncer tienen un deseo. Use el mío para venir aquí," Camila se encogió de hombros. Ella vio la cara de Lauren caer ligeramente.

"¿Es por eso que te sientas con los terminales?" preguntó Lauren suavemente. Camila asintió.

"Porque yo soy uno," ella asintió.

"¿Por qué usarías tu deseo para venir aquí?" preguntó Lauren con incredulidad. No podía imaginar a Camila queriendo estar allí. Casi todos los otros pacientes temían a este lugar.

"Necesitaba alguna manera de conseguir mi tratamiento de forma gratuita," Camila suspiró. "Estaba prácticamente ya arrastrando a mis padres hacia la deuda. No podía esperar y ver que esto suceda. Y no podía dejar que mi familia esperara y viera mí... bueno, ya sabes."

"El cáncer no es una sentencia de muerte, Camila," Lauren negó con la cabeza. Camila simplemente masculló algo inaudible y dejó caer la cabeza hacia abajo.

Camila casi saltó cuando sintió una pequeña mano extenderse y lo colocarse en la parte superior de su propia mano. Miró a Lauren, quien le dio una tímida sonrisa.

"No te digas a ti misma que vas a morir. Porque eso es mentira," Lauren asintió suavemente. Camila apenas podía concentrarse en lo que estaba diciendo, y tuvo que apartar la vista de sus manos.

"Camila," dijo Lauren con firmeza. Camila levantó la cabeza y parpadeó un par de veces. "No es una sentencia de muerte. Créeme."

"Lo dices tú," Camila suspiró, sacudiendo la cabeza y rápidamente apartándo su comentario. "Lo siento, yo-yo solo... No lo sé. Sólo trato de no pensar en ello."

"Yo también lo hacía," dijo Lauren suavemente.

Camila se confundió más cuando sintió la mano de Lauren moverse lejos de su propia, ya extrañando el contacto. Sus ojos se abrieron cuando la chica de ojos verdes lentamente movió la manta lejos de la mitad inferior de su cuerpo.

Lauren se mordió el labio con nerviosismo mientras los ojos de Camila escanearon sus piernas. Bueno, faltaba una. Su pierna izquierda estaba perfectamente normal, pero así como Camila estudió su pierna derecha, ésta prácticamente desapareció justo debajo de su rodilla.

"¿Q-qué pasó?" susurró Camila, mirando devuelta a Lauren. Ya había sabido sobre la pierna de Lauren debido a su encuentro casual el otro día, pero verlo era otra cosa. Lo hizo parecer más real.

"Me torcí el tobillo en la práctica de baloncesto y éste estalló como un globo," Lauren resistió el impulso de cubrir sus piernas una vez más. Ella no estaba acostumbrada a estar expuesta a alguien. Se sentía diferente con Camila, sin embargo.

"Me llevaron al médico porque pensaban que lo rompí. Por suerte no lo hice. Pero lo que sí encontraron fue un tumor óseo. Canceroso," ella asintió lentamente y se mordió el labio.

"Y luego tuvieron que... ¿ya sabes?" Camila hizo un gesto hacia al resto de la pierna. Lauren negó con la cabeza.

"Trataron todo lo que pudieron antes de que la sacaran. He pasado por el infierno y he vuelto sólo para perderla al final," se rió con amargura. "Cuando la quimioterapia no funcionó la segunda vez, entonces yo sólo dije 'mierda'. Y ahora aquí estoy," se mordió el labio.

"Es tan jodido," Camila suspiró, sacudiendo la cabeza. "¿Por qué tiene que pasarnos a nosotras?"
Lauren se encogió de hombros. "Desearía poder decirte. Me gustaría tener las respuestas," ella miró hacia abajo a sus manos sobre su regazo.

"Así que si el tumor se ha ido, ¿por qué sigues aquí?" preguntó Camila. Los ojos de Lauren se abrieron, pero antes de que pudiera responder, alguien llamó a la puerta.

"Tienes que irte," Lauren negó con la cabeza, tirando de la manta por encima de su piernas. Camila sabía que no debía protestar.

"T-te veo después," murmuró Camila, deslizándose rápidamente por la puerta y pasado al médico. No estaba segura de qué hacer con toda la información que acababa de recibir. Pero no podía dejar de tener más preguntas de las que necesitaba responder.  

La Verdad Sobre El Mañana (The Truth About Tomorrow traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora