Capítulo 16

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—Pero... ¿Por qué amor? — pregunta haciendo pucheros.

¡Agh! esa voz la odio, no sé en qué estaba pensando cuando acepte la promesa...

La aceptaste, porque te lo pidió tu hermano.

Lo sé... ¿tan difícil era decir no?

¿La verdad? te recuerdo que cuando eso, a ti te gustaba coger con esa que tienes ahí al frente.

Qué asco, ni me lo recuerdes.

Lamento decírtelo, pero ese es mi trabajo.

Te odio.

También te amo.

—Porque si, aléjate— dije una vez más.

—Pero... si la pasábamos tan bien—dice coqueta.

Qué asco.

—Muy bien dicho "la pasábamos" de pasado, ahora tengo una prometida, que por tu puta culpa le está coqueteando un idiota y ella se está dejando porque una perra me beso.

Se tocó el pecho haciéndose la indignada y creo que me pase un poco, pero es que por su culpa estoy perdiendo al amor de mi vida.

—¿Me estás diciendo perra? — pregunta.

—¿Cómo se le llama a la que busca a los hombres? — le digo y ella frunce el ceño.

—Me las pagaras— dice y se gira y va por su hermana que al parecer también está igual que ella.

Me acerco a mi amigo y lo veo furioso.

—¿Qué pasó, Bro? — pregunto y él solo mira hacia un lado, sigo su mirada y veo que Aleja está bailando con otro.

—Eso— hace señas hacia ella —me pasa que la Puta de Estela me beso y Aleja me vio y beso al idiota con el que está bailando— veo como Andy aprieta la mandíbula y cierra sus manos en forma de puños.

Creo que él está peor que yo, al menos Madi no ha besado al imbécil que está con ella, me giro a ver si sigue ahí, pero me encuentro con la sorpresa de que ya no están. Miera ¿Dónde estarán?

Narrando Madi

No puede ser... Que estúpida fui le creí al mismo idiota que me hacía sentir mal en el instituto, al mismo que rompió mi corazón y al mismo que siempre ha sido y será un maldito.

—Madi ¿Te gustaría ir a caminar por la playa? — me pregunta José sacándome de mis pensamientos.

—Si, claro— creo que me hará bien despejarme y dejar de pensar en ese.

Nos levantamos y él me brinda su brazo como gancho y yo lo acepto.

Anduvimos por un buen rato por la orilla del mar, hasta que decidí sentarme y José hace lo mismo. La noche está hermosa, el cielo está repleto de estrellas y hay una enorme luna llena.

Escucho como José respira y siento que me mira.

—Sé que no te conozco, pero algo me dice que no te sientes bien. Sé que tal vez no me tengas confianza, pero podría ser bueno que te desahogaras— dice y yo solo agacho la cabeza y suspiro.

—Tienes razón, no estoy bien.

—¿Qué te pasó? — pregunta cogiéndome la mano y yo rápidamente la quito. —Lo siento.

Me levanto rápidamente y dejo mis zapatos y salgo a correr, oigo que José me llama.

—¡MADI! ESPERA— grita.

Antes de amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora