—Más —exigí—. ¿Qué más se te da mal?
—Hace poco he descubierto otra cosa…
—Cuéntame.
—Resulta que se me da terriblemente mal estar lejos de ti. Es un problema muy grave.En ocasiones me hablaba de un modo tan romántico, tan conmovedor, que resultaba difícil de creer. Pero aunque aquellas palabras me llegaban al corazón, nunca estaba completamente segura de poder confiar en ellas. ¿Cómo podía saber que no les decía esas cosas tan dulces también a las otras chicas?
—Prométeme que, aunque me case con un Ocho miserable en un callejón perdido, estarás ahí.
Ella me miró con incredulidad, como si estuviera segura de que eso no pasaría nunca.
—Aunque sea así. Lo prometo.(...)Tendremos las mejores golosinas, hechas para la ocasión e importadas. Cuando acabe la noche, querida mía, estarás hinchada como un pavo. Tendremos que sacarte de la pista rodando.
—Eres tú —dije—. No quiero dejarte a ti.
Yo no le soltaba la mano. Por algún motivo, me asustaba dejarle marchar. Tenía la sensación de que toda aquella situación era muy frágil, de que si me movía demasiado bruscamente podía romperse
—No es que quiera darle ánimos, ni nada por el estilo, pero, si no se da cuenta de lo increíble que eres, es que es un idiota.
—¿Cómo es estar enamorada?
—Es lo más maravilloso y lo más terrible que te puede suceder —dijo, simplemente—. Sabes que has encontrado algo sorprendente, y quieres que te dure toda la vida; y a partir de entonces, te pasas cada segundo temiendo el momento en que puedas llegar a perderlo.
El amor es un miedo precioso.—Créeme, Mer, cualquier hombre que deje pasar la ocasión de estar contigo es un estúpido.
—Tú querías dejarme —le recordé.
—Por eso lo sé
—Estás preciosa, America. Demasiado guapa para ir del brazo de un pirata desaliñado.
Solté una risita tonta.
—¿Y de qué ibas a vestirte tú para que hiciera juego con mi disfraz? ¿De árbol?
—Por lo menos, de alguna clase de arbusto.
Volví a reírme.
—¡Pagaría por verte disfrazado de arbusto!Desde el principio solo he tenido ojos para ti, te quería a ti
- Lo cierto es que eres la única que me interesa. A lo mejor es que no estoy prestando la atención necesaria, o quizás es que no son las chicas indicadas para mí. Eso no importa. Solo sé que te quiero a ti.
Todo aquello era demasiado bueno como para ser verdad, como para poder confiar en ello.
— En todo caso, puede ser que tú te des cuenta de que no soy lo suficientemente buena para ti.
— Cariño, eres perfecta.—¿Y yo? ¿Qué se supone que voy a darte a cambio?
Él sonrió.
—Lo único que quiero es que me prometas que te quedarás conmigo, que serás mía. A veces me da la impresión de que no puedes ser de verdad. Prométeme que no me dejarás.—Tengo la impresión de que te he hecho mucho daño. No entiendo cómo puedes seguir enamorado de mí —confesé.
Él se encogió de hombros.
—Así son las cosas. El cielo es azul, el sol brilla y Aspen está irremediablemente enamorado de America. Así es como diseñaron el mundo. Ahora en serio, Mer: eres la única chica a la que he amado. No puedo imaginarme con ninguna otra. He estado intentando prepararme para eso, por si acaso, y… no puedo.Cada roce de sus dedos, la calidez de su aliento en mi cabello… era como una medicina para mi corazón.
En aquella cama, en la enfermería del palacio, Maxon Schreave me rompió el corazón por primera vez, de verdad. Y el dolor fue inimaginable. Hasta entonces había podido convencerme de que todo lo que había visto entre él y Kriss eran imaginaciones mías, pero ahora estaba segura.
Le gustaba Kriss. Quizá tanto como yo.No podía hablar de mis sentimientos por alguien que estaba enamorado de otra persona
Y por mucho que intentara distanciarme, aún me importaba. Todavía no estaba lista para desentenderme del todo de él.
Cuando me parece que empiezo a entender lo que me ocurre, algo cambia y me hace sentir de otro modo.
—A veces tengo la sensación de que somos como un nudo, demasiado enredado como para que
nos puedan separar.
—Es cierto —asentí—. Gran parte de mí está ligada a ti. Si no estás cerca, me siento perdida—Por favor, no llores, querida. Si pudiera, haría lo que fuera para que no lloraras nunca más.
—No volveré a verte nunca —dije, respirando a trompicones—. Es todo culpa mía.
Me agarró con más fuerza.
—No, yo debería haber sido más abierto.
—Y yo más paciente.
—Yo debería haberte propuesto matrimonio aquella noche, en tu habitación.
—Y yo debería haberte dejado que lo hicieras.No es que yo hiciera que su mundo fuera mejor. Es que yo era su mundo. No era una explosión; eran fuegos artificiales. Era una llamarada, ardiendo lentamente de dentro afuera.
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Frases de libros.
Ngẫu nhiênLas frases mas lindas y realistas de distintos libros. A mi parecer simplemente las mejores. Libros como: Maravilloso Desastre Inevitable Desastre Un desastre es para siempre La saga de los hermanos Maddox (De la autora Jamie McGuire ♡...