Beautiful Sacrifice

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—Yo bebo —dijo—. También fumo. Pero eso es algo que no me dejarán hacer aquí.
—Asqueroso. Me siento menos atraída hacia a ti que antes.
—Voy a buscar una cerveza —dijo—. ¿Seguro que no quieres nada? ¿Agua? ¿Gaseosa?
—Tomaré agua. ¿Por qué sonríes?
—Acabas de decir que estabas atraída por mí. —Su sonrisa de satisfacción era contagiosa.
—Sí, pero fue antes de que hablaras.
Su sonrisa se desvaneció de inmediato.
—Eres jodidamente mala. Es preocupante que me gustes tanto.

—Primero que nada, me gusta que seas extraña como la mierda y que seas un perra furiosa. Las chicas tienden a reír y pasar sus manos a través de su cabello un montón cuando me encuentro alrededor. Lo has hecho todo menos decirme que me vaya a la mierda.
—Vete a la mierda.
—¿Ves? Me gustas.
—Tal vez no quiero gustarte.
—Lo sé. Y no. No me gustas así. Y creo que eso es lo que más me sorprende.

—Aléjate de mí. Sé muy bien que tocarte sería como poner mi dedo en un arma cargada.
—Entonces no aprietes el gatillo —lo reté, mis labios casi rozando los suyos.

—Nada...Sólo eres…no eres lo que pensé…creo.
—Genial. Ahora, estás enamorada de mí. Nunca me desharé de ti.
Arrugué mi nariz. —Definitivamente no lo estoy y nunca lo estaré.
—¿Promesa? —preguntó, con aire engreído.
—Sí, y a diferencia de ti, cumplo mis promesas.
—Bien. Las cosas son mucho menos complicadas ahora que estás en la zona de amigos.

Nos miramos a los ojos una cantidad indeterminada de tiempo. Sabía que debía mirar hacia otro lado, que era torpe y extraño que nos estuviéramos mirando el uno al otro, sin embargo, no era capaz de encontrar el deseo de mirar cualquier otra cosa.

—He visto a muchas mujeres atractivas en esta ciudad —dijo.
—Felicidades —dije inexpresiva.
—Pero tú eres jodidamente hermosa.

—Eres ridículo.
Se inclinó, mirándome a los labios.
—¿Cómo de ridículo es que de repente sienta la necesidad de besar esa boca sabelotodo que tienes?

—Así que… ¿todavía quieres que te bese?
—Si puedo golpearte después, claro.
Lo pensó por medio segundo. —Creo que valdría la pena.

—Lo qué te ocurrió… ¿fue malo?
—Lo fue.
Hizo una mueca. —¿Volverá a lastimarte?
—Sí.
Exhaló una bocanada de aire y miró hacia adelante. —¿Entonces por qué vamos?
—Porque tiene que doler antes de que pueda mejorar.

—Creo que es bastante obvio que no sólo te quiero. —Se rio, nervioso—. No puedo estar lejos de ti. Eso se califica como necesidad.

Alguien sabía que necesitaría sostener tu mano antes que tuviera una.

—No estoy seguro de que alguna vez pueda despertar de nuevo sin ti.

—Solo dime lo que necesitas de mí, espacio, un oído atento, un hombro para llorar,una mano a la cual aferrarte…

—Estoy seguro de que te amo. Estoy seguro de que estar lejos de ti me vuelve loco. Eso es todo lo que necesito saber

—Ya eres lo mejor que me ha pasado nunca. Deja de presumir.

—Fue dolor, Falyn. No me sentía así desde que era un niño, pero recuerdo la sensación de impotencia cuando se pierde a alguien. No importa lo mucho que amas a alguien, no puedes traerlo de vuelta. No importa lo mucho que grites o bebas, o mendigues o reces... dejaron un agujero cuando se fueron. Quema y te pudre desde adentro hacia fuera hasta que dejas de llorar pidiendo que el dolor se detenga y comienzas a aceptar la forma en que será tu vida.

Su vida se había desviado del camino en el que estábamos. Si no me dejaba olvidarme de él, aprendería a vivir con el dolor.

—Tienes razón. Tienes toda la razón. Sé que dije que no tenía miedo de ti. Pero mentí. Trate de no enamorarme de ti, pero no quería esforzarme demasiado. Ahora, estamos aquí, y cada vez que trato de hacer lo correcto, está mal. Te lastimé, justo como sabía que lo haría.

—Te alejaste de mi dos veces, Falyn. Vuelvo a Estes en un par de meses. Seré papá en Diciembre. Estoy jodidamente aterrado. Pero te amo, y eso supera el miedo.

—Cuando vuelvas, iré contigo.
—Falyn.
—¿Sí?
—Tengo problemas creyéndote.
—Lo sé. Pero lo prometo.
—Tengo una condición.
Suspiré 
—Está bien Nómbrala.
Su boca se estiró de un lado.
—Cásate conmigo.

—Falyn Fairchild, eres una mujer obstinada. Tienes la boca de un marinero. Rechazas cada regla que te colocan, y has roto mi corazón. Dos veces.
—Esta es una terrible propuesta —dije.
—Todo lo que ha pasado desde que nos conocimos nos ha dirigido hasta este momento. Solo existe una mujer a la que he amado antes de ti, y nunca habrá otra después.

Solo existe una mujer a la que he amado antes de ti, y nunca habrá otra después.
—A menos que sea una niña —dije.
Taylor palideció y luego se puso de pie.
—¿Crees que podría ser una niña?
—Existe la posibilidad de un cincuenta por ciento.
Se frotó la nuca, se alejó de mí, y regresó.
—No puedo tener una hija. Mataría a alguien.

—. De verdad dijiste que sí, ¿eh?
—¿Estoy loca? —pregunté.
—Absolutamente —dijo—. ¿Por qué crees que se enamoraron de nosotras?
Miré hacia la carretera a pesar de que los gemelos habían desaparecido.
—Es por eso que sé que va a funcionar —dije—. No se puede estar enamorado de verdad sin estar un poco loco.

—Sabes —dijo—, pensé que no podías ser más hermosa de lo que ya lo eras cuando estabas embarazada, pero me equivoqué. Me enamoro de ti cada vez que te veo sosteniendo a nuestros hijos.

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