Terror

4. La viuda de negro. FINAL.

Conversación Margaret y Brian.

Jueves, 13:34.

Margaret: Hola Brian. ¿Cómo estás hoy?

Visto√

Margaret: Se que estás ahí. Podrías ser más educado y responder.

Brian: ¿Qué quieres de mí?

Margaret: Quiero que nos conozcamos.

Brian: Esta semana no puedo, estoy fuera.

Margaret: Eres un muchacho muy mentiroso. Voy a ir a conocerte.

Brian: No. No sabes dónde vivo.

Margaret: Sí que lo sé.

Brian: Basta Margaret, o quien seas. Esto no tiene gracia.

Margaret: Quiero concerte.

Brian: ¡Basta joder!

~
Narra Brian
Lancé mi móvil contra el colchón.
Si esto era una broma, hacía rato que había dejado de tener gracia.
Entonces sonó la puerta.
Baje las escaleras despacio.
Abrí la puerta, no había nadie.
Al parecer estaba lloviendo. Ni me había dado cuenta.

Cerré la puerta, y ahí estaba ella.
La viuda de negro.
Grité del susto, pues no era para menos, la mujer tenía los ojos negros, la piel pálida, h lleva un velo negro.

De alguna manera u otra quedé inconsciente.
Cuándo desperté estaba inmovilizado. Esa vieja malvada estaba haciendo conmigo una especie de conjuro.
Empezó a hablar en otro idioma, parecía latín, pero no estoy seguro.

Entonces sentí algo muy fuerte dentro de mí.
-¿Joseph, estás ahí?-preguntó la vieja.

-Sí-respondí yo con una voz muy grave. Estaba en trance.

Esa vieja me estaba usando para hablar con el espíritu su marido.

Cuándo terminó, volví a sentir un dolor muy fuerte en mi pecho durante mucho tiempo.

Cuando por fin mi dolor se desvaneció, pude ver mi cuerpo fallecido tirado en el suelo.

~
Conversación de Margaret con Melinda.

Margaret: Melinda, tú novio te quería muchísimo.

Melinda: ¿Cómo puede ser? ¡Te bloqueé!

Margaret: Ahora sabrás lo que sentí yo cuando perdí a Joseph.

Melinda: ¡¿De qué estás hablando?!

Margaret: Necesitaba su cuerpo para hablar con mi marido, Melinda.

Melinda: ¿Qué coño estás diciendo?

Visto√

Narra Melinda:
En ese mismo momento recibí una llamada de mi suegra, en la que decía que se encontró el cuerpo de Brian tirado en el salón.
Comencé a llorar y a gritar incrédula.

Chateé el número de Margaret los siguientes cuatro meses después de la muerte de Brian, pero cómo si el número no existiera.

Hoy en día, todavía estoy confusa y enrabiada.
¿Cómo pudo suceder esto?

Nadie me cree. En verdad a mí también me cuesta creerlo.

Le enseñaría a la policía los mensajes de Margaret, pero no había rastro de ellos.
Es cómo si Margaret no hubiera existido jamás.

A veces me da por pensar, que si no hubiera respondido el mensaje donde Margaret preguntaba por Joseph, quizá Brian aún seguiría vivo.

Yo sé que si fue real. Quizá hoy ya no lo sea. Pero fue real el día en que murió Brian .

Que Dios te maldiga donde quiera que estés, Margaret.