Capítulo 10

27 5 0
                                    

Regrese a casa y mis padres estaban comiendo, no arruinaría mi autoestima, que ahora estaba al 100, peleando y discutiendo, ya era mayor de edad y tomaría la decisión de quedarme; pero algo cambio ya que mi madre me llamo de forma cariñosa y me invito a sentarme junto a ella.

-Luna, sé que en la mañana no fue la mejor forma de decirte que nos iríamos antes- dijo apenado mi padre.

-Tienes razón no lo fue...

-Pero antes de que digas otra cosa, quiero pedirte una disculpa y decirte que...- se aclaró la garganta- en la empresa tu abuelo se encargó de realizar los pagos y aun así debo de estar en Mexicali este jueves.

-Bueno, no hay problema, como yo ya te había dicho me quedare hasta el lunes y regresare el martes, soy mayor de edad y esa es mi decisión.

-Sí, acerca de eso... regresare yo y tú y mamá se quedaran aquí, creo que Julio ha sido un buen chico contigo y realmente merece que lo acompañes ese día.

-¿Hablas en serio?, tú también le agradas y podrías quedarte.

-Si el tiempo lo permite, regresare y las acompañare, pero sino... diviértanse.

-Gracias, de verdad papá...- no quería que se fuera pero por primera vez en mi cabeza paso el dicho de que "el trabajo es el trabajo".

-Ven hija, dame un abrazo.- No lo dude y me abrace a él, recordé cuando era pequeña y mamá me regañaba, mi padre era mi único refugio. Había sacrificado el quedarse más tiempo con su familia y regresar al trabajo, solo por un capricho mío.

-Por favor regresa y acompáñanos.

-Tratare de hacerlo.

Comimos y les dije que fuéramos a la playa después para estar un rato los tres juntos, les pareció extraño que les pidiera eso pero aceptaron, me puse mi nuevo traje de baño y salimos a la playa.

Creo que mi lado aburrido se quedó a un lado y me dispuse a divertirme, eso se lo agradezco a Julio pues había sacado mi lado extrovertido.

Me metí al mar y nade, cuando me cansaba me sentaba en la arena, regresaba y con las manos nos avenábamos agua entre nosotros y algo de arena que para ser franca mi padre tenía el don de aventármela en la cara y lograba darme.

Después de ese rato de diversión nos sentamos en la arena a ver como el sol se iba ocultando, era muy bonito vivir esos con las personas a quienes más amo en el mundo, en fin, anocheció y regresamos a la cabaña y nos duchamos para cenar.

Ya no me arregle solo me puse mi camiseta, mi short, mis sandalias y me hice un chongo, en el comedor había un tazón de cereal con leche y unos cuantos bombones, me los devore todos, y luego una deliciosa manzana roja. Quede satisfecha.

Me fui a dormir y al principio me costó pero al final me quede dormida, tuve un sueño muy raro: Corría por la playa y llevaba un vestido de manta muy fresco y hermoso con detalles de pedrería doradas que resaltaban con el color de la manta, el aire golpeaba mi cara y mi cabello, de pronto me detenía en seco al ver a Julio a cierta distancia que me saludaba y me sonreía, me decía que me acercara a él y por supuesto yo corría; pero entre más y más distancia recorría él estaba más lejos, no podía llegar a él, llego el momento en que lo veía cerca y de repente un hombre me tomaba del brazo y me jalaba cuando ya casi tomaba su mano, el intentaba hacer lo mismo pero no me alcanzaba, yo empezaba a gritar y decir que me dejaran, que me soltaran, la persona que me agarraba se reía de una manera maliciosa, y me cargaba, yo pateaba y con las manos lanzaba golpes en el aire... era inútil.

¿Cómo estar a tu lado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora