Misión.

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-Mocosa, no tengo tu tiempo-

-Pero no me gusta, Kurama-chan- la niña infló sus cachetes.

-¿Y a mí que me importa? Abre la boca- pero la niña negó, amurada.

En la casa de los Uzumaki, solo Bolt, después de que Kurama lo obligara a abrigarse, jugaba en el patio, mientras que Himawari, ya mejor del resfriado, estaba sentada en el sillón, más abrigada que su hermano, junto al zorro, que luchaba para que se tomara el jarabe que Sakura le había dejado.

-Mira mocosa, ya es suficiente que te haya dejado estar levantada para que me desobedezcas-le recordó Kurama, mientras contaba hasta diez.

-... Quiero salir- murmuró la niña.

-¡Tú no saldrás hasta que estés completamente sana!- le rugió el zorro, sobresaltándola-¡Ahora tomate el maldito jarabe!-

Himawari lo miró amurada, pero, dándose cuenta que esta vez no iba a poder ganarle al zorro, cerró los ojos y abrió la boca, tomándose la cucharada que le dio Kurama.

-Trágatelo- ordenó el zorro al notar que los cachetes de la niña estaban inflados por tener el jarabe en la boca.

La pequeña lo miró molesta, y se tragó el jarabe.

-¡No me gusta!- negó con la cabeza- ¡No, no, no y no! ¡Kurama-chan, malo!-

-Sí, sí...- el zorro se bajó, ignorándola.

-¿Qué pasó?- Bolt entró, algo curioso por ver a su hermanita tan molesta, y, para su gran sorpresa, ella tomó un cojín y se lo lanzó al zorro en la cabeza, botándolo al piso.

Eso dejó en blanco al rubio.

Kurama se levantó, y los quedó mirando.

-¿Quién fue?-

Himawari señaló a Bolt.

-¡¿AH?!-

-¡Mocoso malcriado!-

-¡Es-Espera, Kurama-chan...!-

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Naruto y Hinata salieron de un pueblo. El rubio bostezando y la pelinegra despidiéndose de los aldeanos.

-Me alegra que ellos se encarguen de los ladrones, cuando los hayamos capturado- recordó Hinata, mientras caminaban por el bosque nevado.

-Bueno, ellos también son víctimas de ellos- puntualizó Naruto, bostezando.

-¿Estás cansado?-se preocupó su esposa.

-Más o menos. Ya quiero terminar la misión para volver con mis niños-dattebayo- sonrió Naruto- Además, me preocupa Kurama-

-¿Ha vuelto a discutir contigo?-

-No... Es que pensé que pediría consejos y eso, pero no se ha contactado conmigo-dattebayo- admitió el rubio, rascándose la cabeza- Tal vez sea su orgullo-

-O no necesita ayuda para cuidar a nuestros hijos- señaló Hinata- Aunque me hubiera gustado haber ido al festival con ellos- admitió.

Naruto la miró, sintiéndose igual de culpable.

-Hinata- la tomó del hombro, sonrojándola- Tendremos muchos festivales para ir con nuestros hijos. Perder uno no es tan malo-dattebayo- sonrió.

Ella le sonrió, sonrojada.

El matrimonio siguió camino hacia la montaña, donde se suponía estaban los maleantes.

Llegaron al medio día a una cueva en especial.

¡Juega con nosotros, Kurama-chan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora