Solo se que estoy enamorada del amor, de esos historias que me hacen suspirar cada santiamén. Estoy enamorada de las ilusiones que día a día se hacen más grandes, pero a la vez mas lejanas. Estoy enamorada de los finales felices. Estoy enamorada de...
Por lo general los juegos de béisbol por la mañana en un domingo suelen ser muy ajetreados. Estoy de aquí para allá sirviendo hotdogs y sodas como si fuese una locura. La última vez me tercí el tobillo tratando de salvar un refresco que estaba en la orilla. Río en mis adentros hasta que soy interrumpida por un chico que parece un poco molesto, mismo que intercambia una mirada entre su intento de preparado de hotdog y mi cara. Al parecer ha pensado que me reía de él, lo cual no tiene sentido hasta que me encuentro ayudándole a preparar un hotdog como Dios manda; jitomate, cebolla, chile, crema, katsup y mostaza.
Según me ha dicho es la primera vez que viene a uno de estos "eventos", y que estaba tan emocionado que hasta había olvidado entregar su boleto. Sin embargo no logro saber mas puesto que mi padre me llama para que regrese a atender al siguiente cliente.
Para la tercera entrada el chico de ojos color avellana ha regresado a preguntar si tenía una bebida de esas que todo el mundo trae. Así que le tengo que explicar que en realidad es una cerveza y en caso de querer una la puede pedir en las gradas. Se siente un poco avergonzado e incluso me aclara que él no es tan bobo como lo hace parecer, después ordena un refresco debido a que odia la cerveza. Sin más se despide.
En la cuarta entrada le vuelvo a ver con unas papas locas, en la quinta con unos nachos y en la sexta con un algodón de azúcar. A este chico le va a dar una indigestión, sin embargo no lo podré comprobar puesto que mi turno está por terminar. Aun así tengo que esperar a que el partido acabe para regresar a casa con papá, por lo que me dirijo al negocio Mr. Potato, lugar donde se preparan un sin fin de platillos con un ingrediente en común, ¿Ya adivinaron? Ja, sí. La papa.
Mientras estoy esperando mi orden, Amanda levanta las cejas repetidamente, luego se acerca y musita un "código rojo", lo cual quiere decir, "chico caliente está mirándote". No le tomó mucha importancia, no cuando tengo una deliciosa papa con crema y tocino frente a mí. Amanda me arrebata la majestuosa comida. Mientras le fulmino con la mirada, alguien toca mi hombro, por una milésima de segundo, es él, otra vez, parece nervioso, en cambio, yo estoy un poco cabreada por la comida, lo cual, suponiendo que lo malinterpretara, le sonrió amistosamente. Parece cambiar de ánimos, me pregunta si conozco a alguien que le pueda explicar el partido. Ante esto cálculo las probabilidades de mandarle a volar y dejarme comer, pero Amanda se entromete, ofreciéndome para la misión.
Mientras le explico cada detalle, la que termina confundida soy yo. Empieza a relacionarlo con la física. Que si la fuerza del bateador, que la velocidad con la que se lanzó la bola, del como el peso afecta en el rendimiento a la hora de correr a una base y del vector de no se que cosa en que me perdí.
―Y por último, pero no menos importante, un home run es cuando el bateador hace contacto con la pelota de una manera que le permita recorrer las bases y anotar una carrera en la misma ju... ―soy interrumpida cuando este me pregunta si es lo mismo que está pasando en la juego.
Me levanto de golpe y celebró junto al resto del público, él imita mis movimientos, parece realmente emocionado, luego se carcajea con el baile de la mascota oficial del equipo.
De repente, para en seco y voltea a verme.
―Podríamos quedar para el siguiente partido. Ya sabes, si quieres.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al diablo si tengo que hacer doble turno el sábado a cambio de ello, que compartamos comida o tenga que explicarle hasta el más mínimo punto del reglamento del béisbol.
―Rayos, sí.
No sé si fue la adrenalina que corría por mi cuerpo o su extraña personalidad lo que me llevó a decir aquello. Seguramente lo descubriría el siguiente fin de semana.
Atte. Dalia, una chica, posiblemente, enamorada del amor.
N/A: He vuelto, y con una actualización que me costó un montón. Simplemente quería que quedara perfecto.
