10B

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A veces parecía como si no fuese a acabar, como si fuese la primera vez, como si tuviera doce otra vez.

[Siete años atrás]

Mi hermana a la universidad había ido y en cobrar factura las cuentas no tardaron.

Mis padres, desesperados ante el asunto, a recortar gastos empezaron y un segundo empleo buscaron.

Pero al parecer no era suficiente, y ambos lo sabían.

Ante la desesperación empezaron a vender sus objetos preciados para poder alcanzar a cubrir la semana, sin embargo hubo un problema, mi padre se negó a empeñar el reloj del abuelo. Mi madre le llamó egoísta y ahí, la bomba explotó.

Estaba asustada, era la primera vez que les veía gritándose.

Cuando la jarra favorita de mamá voló por los aires me asusté, salí corriendo por las escaleras de emergencia, tratando de refugiarme en el noveno piso.

Hacía frío, tenía hambre y además estaba llorando como una loca desquiciada cuando la ventana de a mi lado se abrió de repente, dejando ver a un niño pecoso con el ceño fruncido mientras me sermoneaba sobre no andar haciendo escándalo cuando su abuela durmiese pero que sin embargo paró al percatarse de que me empezó a faltar el aire a la par que sentía una opresión en el tórax mientras un hormigueo y escalofríos me recorría por todo el cuerpo.

Ese fue mi primer ataque de pánico, y él estuvo ahí, como lo haría en cada momento que me volviese a ocurrir.

Recuerdo su cara, llena de paz y del como tomó mis manos sin apartar la vista de mi mientras me hablaba delicadamente sobre como no debía despejar mis ojos de los suyos y del como ambos íbamos a coordinar nuestras respiraciones.

Aquella noche comprendí que el hijo de los inquilinos del 10B no sería solamente un niño más, sino alguien que estaría en mi vida por un tiempo más, siete años para ser exacta sino cuento mal.

Ahora, eso había cambiado. Él se había ido lejos, a miles de kilómetros de mi.

Inhalé y exhalé, no fue suficiente. Traté de nuevo, imaginándome su sonrisa, sus hoyuelos y esos ojos color miel. Empezó a funcionar. Cuando fui capaz de controlar mis respiraciones miré el cielo estrellado con melancolía, él estaría orgulloso de mí, lo estaba haciendo bien.

Atte. Una chica enamorada del amor, y el anochecer.

Una Chica Enamorada del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora