Reality |H.S| (Libro 2 Small Details)

Capítulo 11.

"Estas sola junto a personas que dicen ayudarte, estas sola en tu mente, estas frente a tus herramientas más intimas, estas perdida en un mar de «ti»".

  Nathan condujo de vuelta a la casa, en el camino me compró pastillas para acidez y para el dolor de cabeza.

--¿Te sientes bien?—preguntó mirándome.

Asentí desviando la mirada hacía la ventana.

--¿Tú?—mi voz era un susurro roto.

Negó con la cabeza y apretó el volante con un poco de fuerza demás.

--No quiero que te acerques a Harry—suspiró—sabes que me importa una mierda con quién estés tú o Katlyn—traté de tragar--, pero en esta ocasión no es así, y lo sabes. No sé cómo te sientas, no sé si has estado con Harry, pero obviamente han tenido algo, algo que ya no puede surgir ¿me entiendes?

--Nunca fue mío—le aseguré algo avergonzada.

--Yo no sé qué es lo que Harry quiere hacer con Katlyn y tú, pero creo que él puede ayudar a Katt con esto.

Pero claro.

--Y no quiero que enfrente de mí juegue con mis dos hermanas, porque le parto la cara de un golpe—gruñó.

--¿Me estás pidiendo que le deje el camino libre a Katlyn?

Volvió a mirarme—Tú misma me has dicho que nunca han tenido algo serio, y si hablamos de camino, tú te interpusiste en el de ellos dos.

Entreabrí los labios a punto de llorar.

--¿Sabes qué? Me importan una mierda—escupí estrechando mi cara entre manos.

Al llegar a la casa, Nathan me contó poco y nada cómo había sido el anuncio de hoy. Luego tomé las pastillas y subí a mi cuarto, me recosté en mi cama a punto de sollozar, pero por alguna extraña razón no podía hacerlo, por alguna extraña razón mirada el techo anonadada. Más tarde, por el gran silencio que me consumía pude escuchar la puerta principal abrirse.

--Puede ser...--apenas reconocí la voz del chico de los hermosos ojos, todo sentimiento abrumante se impregnó dentro mi cuerpo, el mismo dolor machacador en mi estómago y cabeza regresó. Minutos después reconocí la voz de Katlyn y mis lágrimas ya no tenían barreras, no tenían mi contención. Todo salió en quejidos, llantos y golpes de puños a la cama.

Siempre odié estar en medio de los problemas, es porque siempre, de alguna manera, lo estaba.

Tomé el móvil y me quedé mirando los mensajes del número desconocido.

"No es el mejor de los momentos, te pido por favor que me dejes en paz" contesté sin siquiera observar los demás mensajes.

"A veces es mejor contarle las cosas a un extraño".

"No jodas, me acosas" "déjame, no estoy bien para idioteces".

"Cariño, solo sé poco sobre ti" tosí con el apodo que me proporcionó.

No contesté, minutos después obtuve otro mensaje.

"Te hiciste un IG hace unas semanas y publicaste en tu biografía tu número telefónico por tres días, luego lo quitaste".

"Borra mí número" limpié mi rostro con las sábanas.

"Solo quiero a alguien con quien hablar ¿sí? No estés enfadada".

"Me mandas mensajes sobre mi vida privada y lo que sale de internet en forma anónima. Déjame" "además ¿por qué yo? Puedo ser cualquier persona" bostecé.