once

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lo venía sospechando desde hace un tiempo, pero, como siempre, se había aferrado a sus esperanzas, aún confiando en esas promesas de secundaria.

el golpe dolió como la mierda, pero, por alguna extraña razón, actuó con calma.

preparó ese té, colocando cada cucharada de azúcar habitual, ignorando los gemidos que provenían de arriba, con lágrimas en sus ojos y un nudo intragable en su garganta.

la furia la consumía, pero juliet era una bomba silenciosa.

subió las escaleras con sumo cuidado, tratando de no volcar el té.

la puerta de la habitación de ambos estaba entreabierta.

que error, hemmings.

tomó aire y la abrió del todo, sin hacer el alboroto que habría echo meses atrás.

se tomó su tiempo, parada frente al marco de esta, observando como la morena se movía sobre luke, completamente desnuda y gimiendo en susurros su nombre.

apretó la mandíbula a ver como su novio la acariciaba como si no pudiera mantener sus manos lejos de ella y susurraba entre gemidos cosas que agradeció no haber escuchado.

julie miró su taza, tan inofensiva entre sus manos.

hizo una mueca parecida a un "me vale mierda todo"

se acercó y tiró el té sobre ellos, parada e inexplicablemente tranquila, observando sus caras de incredibilidad y luego pánico.

-supongo que arreglaste el problema, ¿verdad, cariño?- el veneno que destilaban sus palabras era casi palpable.

-ju-julie.- luke tropezó con sus palabras y se paró frente a ella, aún desnudo.

la castaña dejó la taza sobre la mesa de noche y acarició su mejilla. el rubio la observó extrañado, pero luego entendió cuando lo abofeteó con la mayor fuerza que pudo.

-apuesto a que ese no era el nombre que estabas gimiendo hace un par de minutos, maldito hijo de puta.-

él no respondió.

-¿quién es la perra de turno? vamos, ¡contestame!- gritó y lo empujó, golpeando su pecho.

-no es ninguna perra.

-¡¿entonces por qué mierda te la coges?!

-porque la amo.

eso fue un balde de agua fría para todo su cuerpo.

esperaba miles de respuestas, menos esa.

la amaba. no a ella, a julie, sino a la morena que intentaba vestirse y lloraba en silencio.

volvió a golpearlo. lo abofeteó como pudo, sintiendo como la palma de su mano ardía. golpeó su pecho, lo insultó de mil maneras diferentes y le gritó de todo.

a ella... a ella no pudo ni quiso decirle nada. la responsabilidad era de luke, no de ella.

-adiós, alex. espero que no te engañe a ti también.-

una vez más azotó la puerta de ese departamento y se fue, solo que esta vez no miró atrás.

can he?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora