doce

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después de horas dentro de otro bar, tomó la valentía necesaria para tocar la puerta de su casa.

-¿aún lo haces?- soltó apenas le abrió.

Ashton no entendía una mierda. eran las seis de la mañana y julie estaba frente a él, con el maquillaje corrido y el pelo echo un desastre, preguntando cosas sin sentido.

-¿si aún hago qué?

julie decidió mirarlo a los ojos e ignorar el hecho de que sólo tenia puestos unos boxers.

-¿aún me amas?

-que seas una idiota no logra que deje de amarte.

ella asintió y retorció sus manos, mordiendo su labio con nerviosismo.

-okay, escuchame, ashton irwin. hay una razón por la cual corro de ti todo el tiempo.

Ashton seguía sin entender un carajo, pero quería averiguarlo. hizo una seña y se apartó para que entrara.

realmente julie no tenía la mejor apariencia en esos momentos, pero, para su desgracia, aún seguía siendo hermosa.

-¿y cuál es esa razón, juliet?

ella se paseó por el living y frenó de espaldas a él después de unos segundos.

-vértigo.

-no entiendo una mierda, juliet.

-¿conoces el vértigo? es esa horrible sensación de pánico ante las alturas.

-creo que ya me ubico.- murmuró el castaño, rascando su nuca.

- bueno, yo tenía vértigo de ti, Ashton. cuando estaba contigo me sentía tan arriba que tenía pánico de caer del lugar más alto que había conocido.

Ashton no sabía que mierda pensar. ella estaba ahí, declarándose de alguna manera extraña y rebuscada que no lograba entender del todo.

ella rodó los ojos y se acercó a él.

-hoy comprendí porqué me pediste que dejara a luke. y creeme, no estoy aquí por despecho, estoy aquí porque con luke jamás sentí pánico.- tomó sus mejillas entre las manos y lo miró directo a esos ojos que había evitado tanto. - estoy aquí, contigo, porque entre tequila y tequila, descubrí que sólo estaba con él porque jamás me sentí tan alto como me siento contigo.

él puso sus manos en la pequeña cintura de ella y juntó sus frentes, aún sin hablar.

-ashton, siempre causaste desastres en mi, y lo sabes tan bien como yo. sabes lo mucho que odio no saber con exactitud a donde me dirijo, y también sabes que eres un maldito tornado. ¿cómo no querías que huyera?

-¿vas a seguir huyendo?- murmuró esa pregunta a centímetros de su boca.

-no.

-bueno, ahora callate y dejame arrastrarte en mi tormenta.

unió sus labios como tanto había soñado antes y se aseguró de que cerrara la boca de una jodida vez y que no se escapara entre sus dedos.

juliet comprendió que Ashton era una gran tornado. de esos gigantes que arrasan con todo, pero que en ese momento sólo quería tirarse del acantilado y caer al vacío que representaba enamorarse por completo de Ashton irwin.

ambos chocaron contra la pared y comenzaron a sacarse la ropa sin despegarse uno del otro.

prefería mil veces cerrar los ojos y caer por ese desastre que la desvestía y sembraba fuego en su piel.

can he?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora