Scream!

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—Me siento aburrido Slash.

—¿Y qué quieres que haga?

—Vamos a un bar, ¿les parece? —Dice Duff.

Road Crew, un grupo que nunca prosperó, que ni siquiera se presentó y que jamás sería recordado. El proyecto de los chicos no logró alcanzar siquiera un bar de mala muerte, nunca salían del garaje de la casa de Slash y la máxima audiencia que tuvieron fue la novia de Steven y una vieja amiga de Slash.

Buscaron algún bar que tuviera música en vivo y que además no recortara su presupuesto, porque, hay que admitirlo, estaban verdaderamente jodidos.

Mientras bebían entre los dos una botella de Jack Daniel's, Duff se bebía una entera sin embriagarse del todo, se mantenía en sus cinco sentidos, bueno, a tal grado de conducir un auto a la perfección.

«Y con ustedes, el grupo que han estado esperando... ¡L.A Guns

La gente enloquecía y aclamaba a la banda, cuando ellos suben se ven muy sencillos, el baterista, el bajista y la guitarra parecían llevar su ropa del diario, pero el cantante llevaba una camiseta extraña con el rostro de Charles Manson y unos pantalones súper ajustados.

—Buenas noches. —Dijo el cantante — Comenzamos con esta canción que básicamente ya se volvió un símbolo que nos representa como grupo. Fue bautizada como Reckless Life.

«'One, two, one two three' I'm reckless and feelin' no pain...»

El público de veinte personas enloqueció más, adoraban la canción y adoraban al grupo. Los chicos se preguntaban si en realidad eran buenos.

Al primer tono que el cantante pelirrojo llegó Slash agudizó el oído, porque no podía creer que alguien cantara a ese nivel de intensidad. Cuando Duff comenzaba a captar el rasgueo preciso del aquel chico pelinegro y su exactitud en los tiempos no dudó en saber que ya tenía experiencia alguna por ahí; en cambio, Steven simplemente se divertía siguiendo el ritmo con sus manos y piernas, como siempre hacía cuando escuchaba alguna canción que le gustase.

Después de cuatro canciones propias y tres covers dieron una pausa y comenzaron con otra; ahora era una balada, algo aburrida para el nivel de intensidad que habían alcanzado esa noche en el público, así que decidieron interrumpirla y no tocarla.

Los tres amigos quedan maravillados, ansiosos de poder conocerlos y tal vez tocar con ellos algún día.

—Wow, ¿escuchaste cantar al tipo? Ya ni Freddy Mercury... Bueno, tampoco exagera tanto. — Dice Slash.

—Si, el guitarrista me encantó como tocó. Se ve que es un profesional, un músico así casi no encuentras en las calles. — Exclama Duff. —Deberíamos tocar algún día con ellos.

Ese comentario molestó un poco al chino, ya que no se veía en una banda con otro guitarrista, él quería ser el centro de atención, el que tocara los solos como sólo los dioses saben hacer.

Cada quién regresa a su casa, Steven con Slash y Duff solo.

En la casa de Slash su madre los espera con unas galletas recién horneadas y un frío vaso de chocolate con crema batida, ella los consentía mucho a los dos.

— Hijo, ¿ya comieron? Hace mucho frío, te hubieras llevado otra chaqueta en vez de esa.— Los va recibiendo en la puerta. — Michael, ¿te quedarás a cenar cierto?

—Ya no me diga Michael señora, mi nombre legal y permitido por mi religión es Steven. — Hace una pausa para saludar a la señora. —Además, ya sabe que siempre me quedo a cenar porque prepara una muy rica comida, ya hasta me siento parte de la familia.

—Mamá, ¿como va a hacer frío si vivimos en Los Ángeles? Que es uno de los lugares más calientes de América.

Ola le repitió lo mismo de siempre, que no debe salir sin su chaqueta.
Juntos, los cuatro, se sentaron en la mesa, Ash ya se había acostumbrado a ver a Steven por ahí siempre, creía que era un vago al que su hermano adoptó y que se quedaría a vivir ahí por siempre, porque de una casa propia no sabía nada.

Mientras tanto, con Duff:

Se despoja de casi toda su ropa a excepción de sus bóxers y una camiseta blanca que trae debajo de su ropa siempre, las botas de rodeo texanas terminan en lugares distintos y se sienta en el sillón maltrecho a beber y fumar como todas las noches.

Extraña a su familia en Seattle, siente que su novia Lya le hace falta en esos momentos de crisis, que le brinde amor y cariño o al menos brindarle algo de compañía.

Alguien toca la puerta, se levanta a abrir.

—¿Diga?

—Oye, disculpa la molestia pero... ¿Qué esto no es tuyo?— Un chico de cabello largo y de un tono castaño obscuro saca una billetera de imitación de piel de serpiente.

—Oh dem... Si, si es mía, ¿dónde la encontraste?

—En el bar Scream! Como hace dos horas los vimos a ti y tus amigos mientras tocábamos, cuando se fueron vi que olvidaste tu billetera y pues vine a entregarla.

—Benditas sean las tarjetas con tu dirección. —Contesta el rubio.

Al fijarse bien en la figura del chico se da cuenta de que es el mismo que tocaba a la perfección la guitarra, le entra un aire de emoción y lo invita a pasar.
Le felicitaba a más no poder de la tocada que tuvieron esa noche, agradecía el que le entregase su billetera y le preguntaba si podían tocar algún día con ellos.

—Pues si quieres comiencen mañana, un bajo y una batería es lo que nos hace falta ahora. Tuvimos unos problemas junto con el cantante y pues... Los despedimos.

—Ya veo. Por cierto, soy Duff Mckagan.

—Izzy, mucho gusto.

El rubio alto se ofrece a acompañarlo a casa, pero el pelinegro se niega pero le pide su número para mantenerse en contacto, él presentía algo bueno con ese encuentro.

Cuando por fin se va toma el teléfono demasiado rápido y marca a  casa de su amigo.

—¡Slash! Adivina qué... ¡Conseguí tocar con L.A Guns!

—¡No me jodas! —Exclamó — ¿Y cuando comenzamos?

—Dijeron que mañana.

—Bien, pero les dijiste que yo sería la única guitarra, ¿no?

El chico se queda pensando en si decirle la verdad o taparla con una blanca mentirita... Bueno, si le decía la verdad era más probable no quisiera tocar, pero bueno, que más da, ya formarían parte de una verdadera banda de Rock.

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Todos los bares aquí mencionados al igual que en mi otra historia, You Could Be Mine, son o fueron reales, como Scream! Y Whiskey a a Go- Go...

Espero que les guste 🔮〰🔮

You're CrazyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora