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Emitiendo un suspiro de cansancio, encendió el motor y se fue poco a poco hacia la carretera principal. Instintivamente se dirigió a casa de Cande. Era tarde. O temprano, dependiendo del punto de vista, y odiaba molestar el sueño de su amiga, pero necesitaba un hombro para llorar de la peor manera. Todo este rollo de aguantar el tipo perdía su atractivo por momentos.

CAPÍTULO 14

Eran casi las cuatro de la mañana, cuando se detuvo en el camino de entrada de la casa de Cande. Apagó el motor y lentamente salió. Antes de que cerrara la puerta, vio a Agus bajar de prisa las escaleras y pasar por el césped hacia ella.

Avanzó hacia él, y él mantuvo los brazos abiertos para ella. La cogió en un abrazo y le besó la parte superior de la cabeza.

―Hemos estado muy preocupados por ti, Lali. Entra. Te prepararé un poco de chocolate caliente.

Ella le sonrió agradecida. ―Lo siento, Agus. No tenía intención de preocuparos. Especialmente a Cande.

―Peter y Nico están preocupados también ―dijo Agus tranquilamente. ―Tengo que llamarles y hacerles saber que estás bien.

Lali se puso rígida.

―Lali, Peter está frenético. Está preocupado por si te había pasado algo. Sólo voy a llamar y decirle que estás bien.

Ella asintió con la cabeza, la culpa arrastrándose sobre ella.

Una vez dentro, Cande se apresuró y la abrazó con fuerza. Luego la arrastró hasta el sofá y la hizo sentarse.

―¿Qué diablos pasó? ―exigió Cande.

Lali suspiró y cerró los ojos por un momento.

―Hice el imbécil. Eso es lo que sucedió.

Agus regresó y le dio una taza de chocolate.

―Gracias ―dijo.

Agus se sentó al otro lado de Lali y puso una reconfortante mano en su pierna. ―Dinos lo que sucedió, Lali.

Ella se sonrojó y dejó la taza sobre la mesa de café.

―Aparentemente, Peter escuchó nuestra conversación ―le dijo a Cande. ―La de mis fantasías.

―Ohhh ―dijo Cande con los ojos muy abiertos.

―Y, aparentemente, quería cumplir esas fantasías para mí. Me pidió salir y pasamos la semana juntos. Pensé que estaba interesado en mí. Le confié esas fantasías y él arregló este fin de semana. Nico fue una sorpresa.

Se interrumpió y agachó la cabeza avergonzada cuando los ojos de Cande se agrandaron aún más en estado de shock.

―¿Quieres decir, tú y Peter y Nico?

―Sí ―murmuró Lali.

―¿Estás enfadada con ellos por no decirte que lo sabían? ―preguntó Agus con voz confusa.

Si suspiró.

―No estoy enfadada con ellos ―dijo en voz baja. ―Estoy enfadada conmigo. Y estoy tan humillada que sólo quiero encontrar un agujero para arrastrarme dentro.

―Oh, querida ―dijo Cande. Se inclinó y apretó la mano de Lali. ―¿Por qué deberías sentirte avergonzada?

―Sólo deseo que Peter hubiera dado la cara. Me dijo desde el principio que esto era sobre sexo. En lugar de eso me hizo creer... me hizo creer que se preocupaba por mí. Él me hizo enamorarme de él ―dijo tristemente. ―Y todo era sólo un juego. Su corazón estaba en el lugar correcto. Yo sé que nunca ha aprobado a los hombres con los que me he acostado. Quería darme un fin de semana para recordar. Entiendo eso.

Cande la rodeó con sus brazos y la abrazó apretadamente.

―Dejé que mi boca pasara delante de mi cerebro de nuevo, y básicamente le espeté que le amaba. Justo antes de correr como un gato escaldado. Ahora los tengo a los dos furiosos conmigo a causa de un enorme malentendido. Uno que yo he perpetuado. Supongo que en cierto modo, yo quería que fuera la verdad. Yo quería que Peter me amara.

―¿Estás tan segura de que no lo hace? ―dijo Agus.

Ella asintió, lágrimas ardientes escocían en sus párpados.

―Les escuché a él y a Nico hablar. Y Peter nunca ha dicho nada que me haga creer que se preocupa por mí más allá de la amistad. Estaba obsesionada con todo eso de salir y confundí el sexo con el amor. Se podría pensar que yo tenía doce años de edad o algo así.

Ella bajó la cabeza mientras lágrimas ardientes salpicaban sobre su brazo.

―Metí la pata.

Agus le empujó suavemente la barbilla con los nudillos hasta que ella le miró a los ojos.

―No te culpes, cariño. Hay dos hombres adultos que son una parte tan grande en esto, como lo eres tú. No sé qué demonios pasó, pero no creo que tengamos la historia completa.

Lali se inclinó hacia adelante y se abrazó a Agus.

―Lamento haberte puesto en esta posición. Son tus amigos también. Sólo necesitaba pasar por aquí y hablar con Cande.

Él la abrazó y le acarició el cabello con dulzura.

―Siempre eres bienvenida aquí, Lali. Cande y yo te queremos. Nada va a cambiar eso.

―Por supuesto que no ―dijo Cande con firmeza.

―Debería irme a casa ―dijo Lali mientras se apartaba de Agus.

―No irás a casa en tu condición ―dijo Agus. ―Te ves agotada. Son las cuatro de la mañana. Puedes quedarte a dormir en el sofá y volver a casa después de haber descansado.

―Estoy demasiado cansada para discutir ―dijo Lali.

Cande se puso de pie.

―Te traeré unas almohadas y una manta. Hablaremos más por la mañana, cuando te sientas mejor.

―Gracias, Can. No sé qué haría sin vosotros chicos.

Cande la abrazó de nuevo y corrió hacia el armario del pasillo. Regresó unos minutos más tarde con la ropa de cama.

Lali los cogió con agradecimiento e hizo un lugar cómodo en el sofá. Agus y Cande le dieron las buenas noches y desaparecieron en su dormitorio.

Lali se hundió con cansancio en el sofá y tiró de las mantas hasta su mentón. Tonta, tonta, tonta. Cerró los ojos. Estaba demasiado cansada como para además castigarse.


"LINDA CASUALIDAD" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora