ULTIMO CAPITULO

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Él se acercó a donde ella estaba sentada en el sofá y se arrodilló delante de ella.

―Peter, yo...

―Lali, cállate ―dijo ferozmente.

Ella parpadeó sorprendida.

Él soltó el aliento en un soplo furioso entonces tiró de ella hacia él, besándola duramente, apasionadamente. No tuvo tiempo para reaccionar, y estaba demasiado conmocionada para hacerlo.

Se apartó de ella y cogió sus manos en las suyas.

―Lali, yo te amo.

Su boca se abrió.

―Pero...

―Ni una sola palabra ―dijo con los ojos todavía parpadeando enfadados. ―Te juro que no sé dónde consigues algunos de esos pensamientos tontos sobre ti. Estoy tentado de darte la vuelta sobre mis rodillas y palmearte el culo.

Sus mejillas se calentaron mientras le recordaba haciendo precisamente eso.

―Esta semana ha sido la mejor semana de mi vida, Lali. Y tú eres la razón para ello. Sí, escuché la conversación con Cande. Y... sí, me hizo verte con una nueva luz. Me hizo darme cuenta lo mucho que teníamos en común y lo estúpido que era por no verlo, por no pedirte nunca salir. Sí, yo quería darte un fin de semana que nunca ibas a olvidar, pero también quería darte de por vida estos fines de semana. Tú y yo, arrancando hojas, devorándonos vivos el uno al otro. Lali, cuando estoy contigo, te juro que ni siquiera pienso con claridad. La química entre nosotros está por las nubes. Pero más que eso, eres mi mejor amiga. Te quiero. Creo que siempre te he amado, y quiero pasar mi vida contigo. No hay nadie con quien haya pasado mejor el tiempo. Nadie que me comprenda como tú lo haces. Metí la pata. Debí decirte que os escuché hablar a ti y a Cande, pero te juro por Dios, que nunca siquiera se me ocurrió que las cosas podían ir tan terriblemente mal. Pensaba pasar el fin de semana haciendo todas tus fantasías realidad y entonces me iba a poner de rodillas y rogarte que fueras mía de verdad al casarte conmigo.

Lali le miró en estado de shock. Su boca se abrió y las lágrimas se derramaron por sus mejillas.

―¿Me amas? ―susurró.

―¿Después de un discurso como este, puedes ponerlo en duda? ―preguntó.

Ella se rió y ahuecó la mano en la mejilla de él.

―¡Oh, Peter, yo estaba como una idiota! ¡Tenía tanto miedo! Me había enamorado tan fuerte de ti, y en ese momento, tenía tanto miedo que no sintieras lo mismo.

Él la tomó en sus brazos y la abrazó con fuerza. ―Siento si te herí, Lali. Nunca haría nada que pudiera perjudicarte a propósito.

Ella lo abrazó, tratando de parpadear para enjugar las lágrimas que surcaban sus mejillas. Alivio y euforia como nunca había conocido rodaban a través de su organismo.

La apartó un poco y la besó. Ahuecó su rostro en sus manos y la besó con ternura, tan lleno de amor que era difícil mantener las lágrimas a raya.

―¿Quieres casarte conmigo, Lali?

―Sí. ¡Sí!

Lanzó sus brazos alrededor de él de nuevo y salpicó su mejilla y cuello con besos.

La puerta que iba desde el garaje a la cocina golpeó y Peter se dio la vuelta. Lali vio a Nico de pie en la puerta de la sala de estar, con la preocupación dibujada en su rostro.

―Lali, ¿estás bien? ―preguntó con ansiedad.

Ella miró a Peter y, cuando él asintió con la cabeza, se levantó y caminó hacia Nico.

―Estoy bien, Nico. Lo siento por salir de mis casillas como lo hice.

―¡Ah infierno, Lali, no hay necesidad de pedir disculpas!

Se adelantó y la envolvió con sus brazos. La apretó con fuerza y le pasó la mano por el pelo.

―Lo siento si te herí, niña. Me cortaría el brazo derecho antes de hacer nada que pudiera perjudicarte.

Se apartó y la besó en las mejillas.

―Espero que no te arrepientas de este fin de semana ―dijo con voz ronca. ―Eres una mujer especial. Peter es un hombre afortunado.

Ella lo abrazó de nuevo.

―Él pidió que me casara con él.

Nico se separó de ella y sonrió.

―¿Y qué dijiste?

―Sí, por supuesto.

―¡Bueno, maldita sea! Felicidades. A los dos.

Extendió la mano a Peter y entonces tiró de él en un abrazo de oso.

―Voy a salir de aquí para dejaros aclarar las cosas.

Alborotó el cabello de Lali.

―Te quiero, niña.

Ella sonrió.

―Yo también te quiero, Nico. Y no me arrepiento de este fin de semana.

El fuego ardía en sus ojos.

―Estoy contento.

Se dio la vuelta y regresó al garaje, dejando a Peter y a Lali de pie.

Peter la tomó en sus brazos y apoyó la mejilla en la parte superior de su cabeza.

―¿Querías decir eso? ¿Te casarás conmigo?

Ella sonrió en su pecho.

―Tan pronto como me puedas arrastrar al altar.

Se soltó de ella y metió la mano en el bolsillo. ―Yo no conseguí las flores para el Día de San Valentín, pero espero que esto lo compensará.

Sacó una caja de un pequeño anillo de sus pantalones y se lo ofreció.

Ella no podía respirar.

Abrió la caja con manos temblorosas y vio un anillo de diamantes situado contra terciopelo negro.

―¡Oh, Peter, es precioso!

Él dio un tirón del anillo y lo deslizó en su dedo.

―Te quiero Lali.

Ella admiró su anillo un momento y luego le miró a los ojos. Brillantes ojos verdes que ardían de amor. Amor por ella.

―Te amo, también ―susurró.

FIN


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⏰ Última actualización: Feb 29, 2016 ⏰

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"LINDA CASUALIDAD" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora