Capítulo 3

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Oh, buen punto.

¿Por qué siempre ganaba mi mamá? Algún día ganaría yo.

-No es que quiera ocultártelo, mami.- dije sincera.- Solo que prefiero guardarme los detalles.-

-Sheila. A veces pienso que nuestra relación es un poco extraña. La mayoría de las madres tienen una especie de amistad con sus hijas. -dijo y asentí.- O al menos eso me dicen mis empleados y clientes.-

-Es que mamá, tú tienes una vida muy ocupada a causa de tu trabajo. No creo que haya algún momento en el que pueda sentarme a conversar contigo y contarte acerca de mi vida.-

-Lo siento.- Dijo y me sonrió triste.

-No te preocupes, si trabajas tan duro y no tienes tiempo es por nuestro bien, y lo sé.-

-Gracias por comprender, te amo.-

El "te amo" que me dijo era uno sincero, no como otras veces que lo decía apresurada o sin darle mucha importancia. Respondí con un "yo a ti" y me fui a mi habitación. No era necesario limpiar la mesa o levantar los utensillos; las empleadas se encargaban de eso.

***

Jade's P.O.V.

Ya era jueves. Mañana sería la fiesta de cumpleaños que habíamos organizado con Mariela, la mamá de Sheila, para su hija. Yo no era fanática de las fiestas, pero de vez en cuando asistía a alguna, en cambio mi amiga, NUNCA había ido a ninguna. Pensaba que para los diecisiete años, era una linda celebración hacer una fiesta lujosa, aprovechando que sus padres tenían mucho dinero.
Para buscar salones, un buen DJ y otras cosas importantes, había contado con la ayuda de James, el chico más popular y sexy de la escuela. Sí, James ayudó con la fiesta de Shei; aunque obviamente, lo hizo a cambio de la gran cantidad de dinero que se llevó por parte de Mariela.

Debía conseguir un vestido para Sheila. Urgente. Mañana era la fiesta y ella, los días anteriores se la pasó estudiando.
Nerd.
Pero era mi amiga y la amaba igual.

Ella tenía buen sentido de la moda, pero como no le gustaban las fiestas, sabía que no iba a preocuparse por verse bien. Así que le pedí a Megan, la mejor amiga de Alissa, que llevara a Sheila al centro comercial.

Claro, también a cambio de dinero.

Llamé a Sheila al teléfono fijo, ya que seguro su Iphone estaría con la batería descargada.

No entiendo cómo puede tener un celular como ese sin carga. De seguro yo lo amaría como al amor de mi vida, lo honraría como a un Dios, lo respetaría como a una autoridad y lo cuidaría como una mamá a su hijo recién nacido.

Ok, estoy exagerando un poco.

-¿Hola?- habló, sacándome de mis pensamientos.

-¡Hola, Shei!-

-¡Jade! ¿Por qué no me llamaste al celular?.-

-Es que... pensé que no tendrías la batería cargada.-

-Oh, cierto.- dijo susurrando, pero la pude oír a la perfección.- Pensaste bien.-

-Shei, escucha.- dije directamente.- Hoy debes ir sí o sí a comprarte tu vestido para la fiesta al centro comercial. Megan te acompañará.-

-¡¿Megan?! Ni lo pienses, ni en tus sueños más extraños.-

-Por favor, ella tiene un buen gusto con los vestidos de fiesta.-

-Pero...-

-Y ya le comenté acerca de tu estilo. Así que no te preocupes, no lucirás como una cualquiera.- dije antes de que le busque otro "pero" a la situación.

-Agg, está bien.- aceptó de mala gana, como siempre.

-¡Genial! ¡Adiós!-

Colgué antes de que ella respondiera. Esperaba que Megan haga un buen trabajo con el outfit de Sheila. O no recibiría su dinero.

Sheila's P.O.V.

Jade me dijo que tendría que ir al centro comercial a comprarme un vestido, pero ¡con Megan!. ¿Por qué con Megan? ¿Todavía no sabía que es detestable pasar tiempo con ella?
En fin, debía ir. No tenía otra opción, ya que al tener tan pocas ganas de ir a la fiesta, luciría horrible, siendo la que debe destacar.

Espero que no me haga lucir como una zorra.

Escuché el timbre. Probablemente, era Megan. Bajé las escaleras y abrí la puerta.

Sí. Ahí estaba ella. Vestida como siempre, con su falda que solo cubría su trasero y su camisa que dejaba ver su ombligo. Le quedaba bien su ropa, debo admitirlo. Incluso podría ir a una sesión fotográfica en este momento para una revista, si quería.

-Sheila. ¿Quieres dejar de verme así? Me das miedo- dijo interrumpiendo el silencio.

-Lo siento. Es que...-

-Mi vestimenta me queda perfecta, lo sé.- interrumpió, y sonrió con suficiencia.

Ya la volvía a odiar.

Nos dirigimos a su vehículo para emprender camino al centro comercial. Era un lindo auto, aunque el nuestro estaba mucho mejor.
Abrió la puerta del copiloto para sentarse. ¿Acaso debía manejar yo o qué?. Espié hacia dentro y vi quién iba sentado como conductor.

James.

¿Por qué vendría James al centro comercial con nosotras?

Mi vida soñadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora