Solo un Sueño

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    Conduzco como un loco por la carretera en busca de Brenda, esta es la segunda vez que se escapa así. Desde que la diagnosticaron con cáncer ha estado actuando diferente, esta extraña, ausente, distante .No parece la mujer de la que me enamore hace 7 años. La vez anterior estaba en medio del parque, a unos 500 metros de la casa sentada en una banca,observando todo con la mirada perdida.

Ahora no tengo ni la menor idea de donde puede estar. Apenas llegue de la empresa pude notar su ausencia en la casa. Golpeo el volante con frustración, no debí darle el día libre a la enfermera, tal vez debí haberme quedado en casa cuidando de ella. Sigo manejando sin detenerme ni un minuto, cada segundo cuenta en mi contra. Veo una figura caminar hacia los acantilados cuando paso de largo por la carretera, doy un giro rápido con el carro haciendo sonar las llantas contra el asfalto.

"Por favor que no sea ella" pido fervientemente esperando que tal vez sea un error, que sea otra persona que tal vez pasaba por allí. Me adentro por un camino rocoso hacia el lugar, a esta hora de la tarde solo se escucha el golpeteo del agua contra las rocas y unas cuantas gaviotas a lo lejos. Detengo el auto a unos metros del final del acantilado donde me espera lo que más temí, Brenda esta de espaldas al auto mirando el horizonte al borde de este. Apago el motor y bajo del auto con calma. De esa calma que siempre precede antes de la tormenta. Me detengo a unos dos metros de ella, no quiero acercarme a ella y que dé un paso en falso.

-Sabía que vendrías- dice con voz tranquila. Por un momento puede escuchar a la Brenda de antes.

-¿Qué haces aquí amor? Deberías estar en casa, te he estado buscando como un loco –Digo tranquilo, no quiero alterarla.

-Crees que hay vida después de la muerte? -pregunta ella ignorando mi duda anterior. Frunzo el ceño por su comentario, la verdad no sé qué responder a eso, nunca me he detenido a pensar en esa cuestión.

-Brenda, eh, no sé, tal vez, tal vez no... - le digo observando su cabello moverse a merced del viento.

Gira y me observa con esos hermosos ojos azules que me cautivaron aunque ahora están más apagados y menos vivaces que antes. Su rostro blanco un tanto pálido, su nariz respingona y su boca pequeña junto con su cuerpo delgado debido al progreso de su enfermedad.

-Recuerdas mis votos matrimoniales? – Pregunta sin dejar de mirarme.

Como olvidarlo, ese día se veía esplendida con su vestido blanco de encaje entallado a la cintura, con su cabello en bucles junto a unas pequeñas florecillas que lo adornaban.


No la perdí de vista durante toda la ceremonia y grabe en mi memoria cada palabra dicha de sus labios.

-Prometo quererte como nadie lo ha hecho, en el bien y en el mal, acompañando tus penas y alegrías, serte fiel por encima de todo –digo en voz baja y cerrando los ojos rememorando sus palabras- Estaré junto a ti apoyando tus sueños pero sobre todo amándote siempre hasta que la muerte no separe, incluso aun después.

Termino de recitarlos bajando la voz ante esto último, ese día me pareció que sus palabras están teñidas de amor, hoy, aquí...no sé.

-No lo olvides –Susurra.

Abro los ojos justo al tiempo para ver como da un paso hacia atrás dejándose caer al vacío, me impulso hacia delante intentando detenerla pero fallo miserablemente perdiéndola. Despierto al sentir una mano acariciando mi mejilla, levanto la mirada y me encuentro con sus ojos azules y una sonrisa en su rostro.

-Perdón por despertarte –Dice bajito.

Sonrió negando mientras acaricio su cabello. Aun acabada de despertar se ve preciosa.

    -Definitivamente valió la pena - Respondo mientras rodeo su cintura con mis brazos acercándola a mi con la intención de no perderle de nuevo.

Between lettersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora