Perfectas Imperfecciones

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Desanude la corbata de mi traje mientras dejaba el maletín a un lado del sofá. El aroma a especias inundo mis fosas nasales deleitándome, nada mejor que un exquisito platillo luego de una jornada de trabajo extenuante.

El bufete de abogado no es un negocio fácil demanejar y menos desde la última crisis económica que tuvimos. Ya está todomayormente resuelto, pero mis horarios laborales se han extendido varias horasdesde entonces. Recorro el camino hacia el embriagador olor que despide lacocina. Entro observándola de espaldas a mí, revolviendo y revisando ollas ysartenes, condimentando lo que sea que cocinase mientras tarareaba en voz baja.Este es el mejor momento de mi día, cuando la encuentro aquí, en su elemento.Es difícil sacarla de la cocina sin que deje completamente satisfechos a suscomensales. 

A sus 44 años seguía conservando intacta su belleza. Cabellos castaños caían hasta la mitad de su espalda, destellando algunas veces mechones rojizos. Después de dos embarazos, su figura aun es preciosa, Conservaba las curvas exuberantes que siempre me han encantado y que decir de su piel blanca y pulcra que muchas jóvenes tendrían la osadía de envidiar. Nada menos que 20 años de casados llevábamos y las cosas no habían cambiado, podría decir que estaba más enamorado que nunca. Me acerco despacio hacia ella rodeándola con mis brazos alrededor de su cintura. Se sobresalta un poco pero al instante registra mi presencia.

- Hola Hermosa – digo apoyando el mentón en su hombro.

- Hola ¿Qué tal tu día? – Responde sin dejar de saltear los vegetales en la sartén.

- Estuvo bien, las pruebas de ADN en el caso de Harrison ya fueron llevadas ante el Juez, solo falta que él las examine.

Defender las causas justa es lo que más me apasiona de mi carrera y demostrar que mi cliente no estuvo implicado en el caso de homicidio del oficial James, quedara libre y con su nombre limpio muy pronto.

Asiente.

- ¿Y tú? ¿Cómo estuvo tu día?- pregunto besando el contorno de su hombro.

- Bien – responde tajante y se separa de mi agarre para ir a la alacena

Frunzo el ceño observándola. Sus movimientos son bruscos y su postura tensa.

- ¿Dónde está Hilary? ¿Ha llamado Thomas? – le pregunto esperando que su actitud extraña sea imaginación mía.

Se toma unos segundos y hasta podría decir que toma una respiración profunda antes de responder.

- Hilary en casa de una amiga, se quedara a dormir allá. Thomas llamó, ya se instaló en su nuevo apartamento, mañana ira por el auto al taller.

- ¿Con que amiga? – Pregunto, puede que mi hija tenga ya 18 pero para mí sigue siendo mi niña con coletas.

- Una amiga, Claire o Clarens, yo que se... - dice enojada.

Definitivamente no es mi imaginación, aquí hay algo que no está bien.

-¿Qué pasa amor? ¿Estás bien?

-¿Qué va a pasar? Nada – responde seca. Recoge con brusquedad los utensilios usados, lanzándolos al fregadero causando un estruendo.

- Helen... - empiezo dudoso pero antes de empezar siquiera a decir algo, abandona a paso airado la cocina con dirección a la habitación.

Apago el fuego y la sigo, cualquier cosa que esté pasando, será mejor que lo sepa.

- ¿Se puede saber qué es lo que te pasa? – interrogo observándola recogerse el cabello en un moño flojo indiferente a mí. Acomoda las almohadas de la cama como si fuera lo más interesante del mundo. No tiene que hacerlo pues están perfectamente puestas.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2017 ⏰

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