Me monto en el coche mientras mi madre cierra la puerta de nuestra gran casa. Dejo la maleta a mis pies y saco los apuntes de literatura, ya que a primera hora tengo el examen de cuatro temas. Segundos después, mi madre arranca el coche, dirigiéndose hacia el asqueroso e insoportable instituto. Y pensar que aún estamos en mayo... Bueno, en realidad no queda tanto.
A los pocos minutos, ya me encuentro cogiendo la mochila y saliendo del coche, mientras me despido de mi madre con la mano.
-¡Suerte en el examen!-exclama mi madre mientras baja la ventanilla.
-Gracias.-le contesto dándome la vuelta por unos segundos.-¡Adiós!-me despido y entro.
Subo las interminables escaleras hasta dar con mi clase, en la cual entro y busco con la mirada a Ana, mi mejor amiga durante estos dos últimos años que llevo viviendo aquí en Madrid. No me arrepiento de haberme mudado ni mucho menos, porque he conocido a personas maravillosas, pero Cádiz, es mi Cádiz.
Paseo la mirada por toda la clase, pero no doy con Ana. Se le habrá hecho tarde, algo bastante raro en ella.
Me siento en mi correspondiente pupitre y vuelvo a sacar los malditos apuntes. Tengo que llevar lengua con buen pie si quiero aprobar en verano. Tras concentrarme, unas manos frías se posan sobre mis ojos, haciendo que mi visión se volviese completamente negra.
-Qué pesada con taparme los ojos.-digo riendo, sabiendo ya quién era y girándome.
-Yo también te quiero.-dice Ana sarcástica mientras hace una mueca.-¿Repasando?-pregunta mientras se sienta a mi lado.
-Sí, tengo que sobrepasar el siete. Sé que puedo.-digo convencida.
-Yo sacaré un diez, como siempre.-dice mientras ojea su móvil con aires superiores.
-Creída...-susurro, pero me escucha.
-Es la verdad, y lo sabes.-dice divertida.
-Lo sé.-reímos.-Enserio, necesito buenas notas. Quiero pasar el verano de mi vida.-digo de carrerilla, a lo que Ana ríe.
-Pues ya sabes. Si quieres pasar el verano sin hacer absolutamente nada y viendo a chicos guapos en la playa o en cualquier sitio, repasa.-dice dando palmadas sobre los apuntes, a lo que yo asiento con diversión y comienzo a leer.
Minutos más tarde, suena la campana, dándonos a entender de que la profesora llegaría en cualquier momento.
-Ana, ponte delante mía y me echas una mano, por favor. Por si se me olvida algo, ya sabes.-digo histérica.
-Vale, vale. Pero no seas muy descarada, que ya nos conocemos.-dice sentándose delante mía.
-Sí, tranquila.-le sonrío.
-Siempre dice lo mismo.-musita negando.
Me llevo una mano al pecho haciéndome la ofendida. Voy a replicarle, pero en ese instante entra Raquel, nuestra profesora de lengua, saludando alegre. Siempre se alegra cuando hay examen; es muy cabrona, como podéis ver.
Empieza a repartir los exámenes, a lo que yo me pongo bastante nerviosa mientras muerdo mi bolígrafo azul.
-Bueno chicos, ya podéis empezar. En cuanto termine la hora me voy, así que yo me daría prisa.-sonríe arrogante.-Suerte.
Pongo mi nombre y apellidos, y seguidamente leo las nueve preguntas del examen. Me pongo a escribir rápido y sin nervios, ya que he comprobado que me sé todas y cada una de las preguntas.
La hora va transcurriendo, hasta que la campana suena. Termino de poner unos cuántos detalles y se lo entrego a la profesora feliz, a la vez que la miro con asco.
El examen me sale excelente, pero claro, también debo de agradecer a Ana por haberme dicho unos pocos detalles gracias a su increíble y odiosa memoria.
-¿Qué tal si lo celebramos esta noche?.-inquiere Ana con una amplia sonrisa.
-Sí.-sonrío traviesa.-Vamos a la discoteca juvenil del centro y te quedas a dormir en mi casa.-ofrezco.
-Por supuesto, ya lo supuse, así que hablé con mi madre esta mañana.-aclara.
-A veces me das miedo.-digo con una cara de terror fingida.
-Te recuerdo que eres mi mejor amiga y te conozco demasiado.
-Lo sé.-río.
-¿Te acuerdas cuándo nos conocimos? Por tu falta de decencia, tu carismática personalidad y tus sarcásticas e irónicas palabras, pude suponer que seríamos grandes amigas.-suspira con nostalgia.
Esa frase, será imposible que se me olvide alguna vez.
Suena la campana de la última hora, y ambas salimos corriendo de clase.
-¡Que os den, perras!-grito huyendo del infierno.-¡Viernes!
-Otra cosa más que solucionar.-rueda los ojos Ana con cansancio, a lo que río.
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Always
Fanfiction¿Crees que tu vida podría cambiar si fueses a una discoteca para celebrar un examen con tu mejor amiga? Es algo simple, ¿no? Pues esa es mi sencilla historia. Yo, Claudia Quiñones, y mi fiel compinche en las peripecias, Ana Rodríguez, viviremos una...