Capítulo 8

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Son las cuatro de la tarde, y nos encontramos en nuestra aula. ¿Y a que no sabéis con quién? Pues con los gemelos; creo que nos están acosando un poco bastante, y creo que han hecho que les castiguen a conciencia.
Demasiadas coincidencias con estos subnormales en tan solo un día.

Mi estómago ruge sonoramente, a pesar de que acabo de comer.
Ana, que está recién sentada a mi lado, me mira con una cara rara, a lo que yo señalo mi tripa.

-Os quedaréis aquí hasta las seis. Suficiente tiempo para que reflexionéis.-nos informa la asquerosa tutora con el director a su lado.

-Tranquila, que nos sobra.-respondo vacilante.

Me fulminan con la mirada, y seguidamente salen. Malditos enfermos, que nos cierran la puerta con llave.

-Estoy hasta los cojones.-resoplo recostándome en la incómoda silla.

-Ah, ¿tienes cojones? No lo sabía.-me vacila un gemelo. Gilipollas.

-¿Quién?-le respondo.

-Pues tú.-dice con tono de obviedad.

-No, que quién te ha preguntado.-respondo cortante con una sonrisa ladeada.

-Uh, turn down for what Dani.-ríe Jesús, a lo que Daniel me mira con asco, pero lo dejo pasar.

-Qué pesado con el "turn down for what".-replica Ana mientras hace comillas con los dedos.

-¿A que sí?-le lleva la razón Daniel, chocando los cinco con mi amiga, a lo que esta responde con una mueca de asco disimulada.

En verdad se le cae la baba. Pobre ingenua.

Ruedo los ojos y marco en Daniel una mirada de odio fija.

-Si quieres intimidarme, no lo vas a conseguir. Lo único que va a conseguir es ponerme.-dice y se relame los labios.

Vale, eso ha sido..., inesperado. Trago saliva con dificultad y saco todo mi orgullo.

-Eres un cerdo Daniel.-escupo.

-Me ponen cuando chicas guapas me llaman así.-dice y me guiña un ojo.

Nota mental: Este gemelo es bipolar.

-Me das asco.-contesto borde.

-Vale, haya paz.-dice Jesús haciendo gestos raros con las manos, y se forma un silencio.-Tengo ganas de liarla.-comenta, a lo que Ana suelta una risa tonta.

¿Véis? Si es que en verdad le encantan este par de retrasados. Para no conocerla, já.

-¿Nos escapamos?-pregunta Daniel, mirándome.

-A mí no me mires, que yo contigo no voy a ningún lado.-digo alzando las manos.

-Va, no seas aguafiestas.-dice el otro gemelo.-Uh, bajamos por la ventana.-dice frotándose las manos con una cara de psicópata que da miedo, a lo que no puedo resistirme y doy una carcajada.

-Guau, se ha reído.-dice Daniel burlón.

-Que te den.-digo y le saco mi dedo corazón.

De repente, los tres empiezan a reír a la vez, a lo que se callan rápidamente y se miran asustados por la coordinación inesperada.

-¿Qué?¿De qué os reís?-digo extrañada.

-Pues yo me río de tu dedo; es muy pequeñito.-dice Jesús y se acerca a mí.-Déjame ver.

Le tiendo la mano insegura y a la vez enfadada, y mira fijamente mis dedos, a lo que ríe.

-Tío, son como los de un Nenuco.-ríe más, seguido de Daniel y Ana.

-Me lo suelen decir...-suelto molesta.

-A ver.-Daniel me coge la mano y me achucha un poco los dedos con delicadeza.-Oh, qué blandita.-ríe, y a mí pues me da la risa también.

AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora