Capítulo 7

50 8 3
                                    

La profesora solo responde con una mirada de asco ante nuestras risas.

-A lo que iba.-carraspea el director.-Estos son los chicos nuevos, los que te comenté.

-Ah sí. Pasad.-Dice Ángela haciendo un gesto con la mano para que se acercasen a ella.

-Espero no veros mucho por mi despacho.-les desafía Luis.

-No prometemos nada. -dice uno de ellos, a lo que toda la clase ríe, excepto nosotras.

-Ya me encargo yo. Y ya se presentarán después en la hora de tutoría.-sí, esta amargada es nuestra tutora.

-De acuerdo. Hasta luego, y buenos días.-dice y acto seguido sale por la puerta.

Me fijo en que justo delante nuestra hay dos sitios libres, es mas, son los únicos libres. ¿También les reservan los sitios o cómo? Y justo delante. Genial, así les podré observar todos los días, que se note la ironía.

Como suponía, los mandan a sentarse en los sitios nombrados.
Tras una larga y aburrida clase sobre... Algo que creo que estaba en chino, el timbre suena dando por finalizada la hora. En ese mismo momento, los gemelos son rodeados por las chicas de la clase. Ana y yo nos miramos y rodamos los ojos a la vez.

-Ugh qué asco.-exclamamos al unísono.

-Tranquilas, princesitas, hay gemelos para todas...-susurra la voz ronca del que creo que es Daniel para que seguidamente todas suelten un suspiro.

-Por Dios, dame paciencia que si me das fuerza, no sale vivo de aquí.-musito al aire.

-¿Cómo están nuestras chicas favoritas?- pregunta el otro gemelo, que es Jesús, apoyándose sobre nuestras mesas.

-Claudia, vámonos al pasillo.-gruñe Ana sin mirarme e intentando hacer una mueca semejante a una sonrisa.

-Vayas confianzas.-susurro con asco.

Sin rechistarle dos veces, las dos nos levantamos y nos dirigimos a la puerta, saliendo así al pasillo, pero al salir nos vemos obligadas a volver a entrar, ya que Lechu, el profesor de Biología (no me preguntéis el por qué le dicen ese nombre tan raro, porque no lo sé) llega a clase. Ana frunce más su ceño, ya que ella y este profesor se llevan a matar.

-Buenos días alumnos.- saluda alegre.

Las dos resignadas caminamos cabizbaja hasta nuestros asientos.

-Hoy nos dedicaremos a corregir el examen en la pizarra y luego os entregaré vuestras notas.-explica.

La corrección pasa rápida y es el momento en el que Lechu va a repartir las notas, donde Ana se tensa. Yo en esta asignatura no tengo problemas, me encanta, pero sin embargo, ella tiene conflictos con el profesor como ya he mencionado antes.

-Me cago en su puta madre.- murmura Ana, cuando él se aleja.

-¿Qué pasa?- interrogo mientras miro mi precioso y perfecto 9.

-Otro jodido 6'6.-se queja Ana.

Me río tan fuerte que creo que en China también se han enterado. La pobre Ana desde principio de curso, mi mejor amiga saca 6'6 en cada uno de los exámenes y trabajos, incluso en una exposición oral.
Ella me fulmina y ahora mismo si las miradas matasen, me encontraría a cien mil metros bajo tierra.

Nos ponemos en la cola para entregar los exámenes y yo justo detrás de Ana, preparada para reírme y para que pase lo mismo de siempre.

-¡Qué casualidad! ¡Otro 6'6! ¿Tú no sacas buenas notas? ¿Esperabas más, verdad?-pregunta Lechu y es que siempre dice lo mismo.

Ella le tira el examen en la mesa y se va al fondo a charlar con los demás. Le entrego el examen y cuando vuelvo me la encuentro despotricando en medio de un corro.

-¡Y es que siempre me dice lo mismo, con ese tonito burlón... No es posible sacar siempre un mierdoso 6'6. ¿Qué casualudidad, no?!

Miro detrás de ella y me quedo muda.

-Ana...-le susurro.

-¡No es el momento Claudia. Es que las putas casualidades no existen!

-¡Ana!-le gritamos todos mientras que le señalamos detrás.

Ella se da la vuelta lentamente cuando escucha la risa del profesor.

-Te he escuchado.-comenta entre carcajadas y se señala la oreja.

Ella le mira de arriba abajo, se ríe y gruñe.

-Ha escuchado la verdad.-le responde dandose la vuelta.

-Turn down for what.- se hace presente la voz del idiota de Jesús.

-Te quedas castigada.- sonríe el profesor.

-No le he faltado el respeto en ningún momento.- le replica.

- Pero a mí me da la gana.

Y así las dos acabamos castigadas, por lo menos tendremos tiempo para charlar y planear algo contra nuestros nuevos compañeros, hay que darle una bienvenida, ¿no?

AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora