Parte 1. Emma.

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Lo malo de vivir en los Ángeles es que nunca nieva. Si vas a Nueva York, puedes sentir la nieve cayendo sobre ti con suavidad, o sobre la tela de tu abrigo o guantes. También puedes observar los delicados copos que se balancean en distintas direcciones, siendo llevados por la fría corriente de aire que a atraviesa la gran manzana y le corta la respiración a cualquiera que no ha salido bien preparado. Además, por supuesto,  están las brillantes luces de Navidad en cada pórtico de cada casa. En los locales comerciales, los esquiadores en los parques... Todo lo que el clásico término "Navidad" encierra.

Los Ángeles tiene... Palmeras. Las calles están llenas de palmeras iluminadas con luces de navidad, y un montón gente yendo de un lado al otro con grandes bolsas de compras y ropa considerablemente menos abrigada que en Nueva York. A Santa Claus incluso suelen ponerle gafas de sol y bañador, pero siempre cuidando el icónico rojo y blanco.

A veces, Emma también podía observar grupos de mundanos que se conglomeraban en torno a una fogata en la playa. Durante las patrullas nocturnas los veía bailar y reír hasta que se doblaban sobre la suave arena. Tan...  ajenos a lo que estaba pasando, tan ciegos a todo. A veces Emma los miraba con diminuto pinchazo de envidia en su pecho.

Por otro lado, para ella la navidad representaba una fecha más sin sus padres, otra ocasión en la que sentía un tremendo vacío en el estómago y una gran y fría rabia. Desde aquel día en el que le informaron que John y Cordelia Carstairs habían muerto, nada sería igual. Emma no solo se había perdido en los sentimientos de añoranza por su familia, sino que algo más oscuro se había gestado en su cabeza. Algo que solo su parabatai, Jules, conocía.

Venganza.

No es que los Blackthorn no fueran como una familia para ella. De hecho, la mayor parte del tiempo Emma se veía a sí misma como una herma mayor para Livvy, Ty, Dry y Tavvy. Pero ese vacío nunca se iba y solo se acentuaba más en fechas como navidad, en las que la rubia tenía sólidos recuerdos de sus padres. Entonces surgía la rabia, porque  no entendía qué sucedió con sus padres, porque La Clave hizo una investigación absurda y llena de fallas y porque por una estúpida guerra, ella y los Blackthorn se quedaron sin sus seres queridos.

Emma y Jules tuvieron que crecer más rápido de lo que debieron, y por supuesto, esto último era tremendamente agitador. En ocasiones, Emma solo quería correr y desaparecer entre las olas del mar... pero aquello sería terrible porque le tenía terror al océano; y no podía dejar a Jules solo con los niños.

Mientras pensaba, la rubia se apoyó más sobre la ventana de la sala de armas, tratando de divisar la línea del horizonte entre el ya oscuro cielo y el mar completamente negro. Era víspera de Navidad y todos estaban de fiesta, por lo que el Instituto de Los Ángeles no se había quedado atrás: Tessa, Jem y "Arthur" * habían organizado un baile de Navidad. Días antes del gran evento, los Blackthorn, Emma e incluso Diana, su maestra, habían escuchado charlas interminables por parte de los Jem y Tessa sobre las fiestas de Navidad en el Instituto de Londres. A pesar de que describían con una sonrisa las luces, la música y la comida, la Nefilim podía oír un distinguir de nostalgia en sus voces. Como si hubiera algo que ellos no dijeran, pero que los afectaba profundamente. ¿Un recuerdo, quizás?

Nadie más parecía notarlo, o tal vez simplemente se estaba volviendo loca de estar tanto tiempo encerrada. Emma aferró el cuchillo a sus dedos, y justo cuando estaba por volverse, escuchó una vocecita llegando hasta ella.

¡Memma!

Se giró y observó a Tavvy, en el marco de la puerta, mirando con interés hacia su persona.

—Tavvy. — Dijo con suavidad.

Dejó distraídamente el cuchillo clavado en el piso, y se acercó al niño. Octavian vestía un pantalón de tela negra, una camisa rojo tomate con un estampado de cuadros y una cinta alrededor del cuello de la misma camisa. Su cabello castaño estaba peinado con algo que parecía espuma, aunque Emma sospechaba que no lo era, porque no había algo capaz que controlar el cabello salvaje de los Blackthorn.

Breathe me. (Blackstairs/Jemma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora