Luego de aquel hermoso almuerzo en la plaza y de quedarnos leyendo un rato, fuimos a conocer a los padres de Celeste. Me sentía nervioso, porque ella había mencionado que eran muy sobreprotectores y tenía miedo de lo que pudieran pensar al conocerme.
La casa donde vivían estaba en las afueras del centro de Tarel, era una especie de cabaña alejada de la playa y circundada de serranías. Las casas del lugar eran coloridas y coloquiales, estaban colocadas una al lado de la otra en las distintas pendientes, mostrando un paisaje muy pintoresco y bello. Colores y formas de la naturaleza, y el hombre mezclándose entre sí.
Su madre, Carolina, era una mujer muy hermosa, tenía el pelo oscuro y los ojos de un gris azulado, no tan claro como los de su hija. Su padre, Juan, era un hombre alto y delgado, sus cabellos eran blancos y sus ojos, verdes, y tenía una mirada tan profunda como la de Celeste. Su piel rojiza delataba que anteriormente sus cabellos habían sido muy rubios.
Carolina nos preparó unas tortas de naranja y vainilla y nos sirvió té helado, nos sentamos en una pequeña mesa redonda para cuatro personas en el jardín y nos conocimos. Ellos eran divertidos, se tomaban de la mano y se trataban con cariño. Me preguntaron mi edad, lo que hacía y sobre mi familia y mis padres. Cuando mencioné mi apellido y el nombre de mi madre, me pareció ver una mueca de disgusto en el rostro de su padre, quizá porque pertenecían a otro partido político o no estaban de acuerdo con las funciones de mi madre en la vida pública, y estaban en todo su derecho. Aun así no dijeron nada.
Celeste me mostró su habitación: los muebles eran de mimbre rústico, pintados en blanco, había un pequeño librero, en el cual se llenaban de polvo algunos libros antiguos forrados en cuero natural, mezclados con textos de uso escolar. También había cinco cuadros en las paredes, cuatro de ellos eran de Celeste —cuando recién comenzaba a pintar—, pero uno en especial se veía diferente en estilo y, además, no parecía pintado por una niña. En esa obra una sirena se alzaba mirando al cielo sobre una roca. Su pelo era de muchos colores y su aleta celeste parecía brillar a la luz de la luna. Lo observé sorprendido, parecía muy real.
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La chica de los colores ©
Teen FictionHISTORIA PUBLICADA POR NOVA CASA EDITORIAL EN MARZO DE 2017. GANADORA DE LOS WATTYS 2016 CATEGORÍA COLECCIONISTAS. LIBRO N°1 SERIE "AMOR EN UN MUNDO INCLUSIVO" TODO LOS DERECHOS RESERVADOS. PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN, COPIA, TRADUCCIÓN TOTAL O PARCIAL...