La semana había pasado con normalidad. Las clases seguían igual, o al menos en un margen normal. La convivencia con su madre había mejorado, a pesar de que lo seguía observando de forma extraña, como si temiera que de un día para otro decidiera acabar con su vida.
Había hablado varias veces con Elaine y sus amigos. Incluso se habían sentado juntos en el receso mientras charlaban sobre la banda. Se estaba adaptando cada vez más a ellos, a relacionarse. Tratándose de un chico extremadamente asocial era un gran logro.
Elaine le caía mucho mejor que antes, y eso le alegraba. Era una chica amable, muy carismática y le gustaba su positivismo. Ella era la única que los animaba cuando decían que la banda no prosperaría. Gracias a ella, Underground seguía en pie. A pesar de que no estaba acostumbrado a tratar con personas demasiado eufóricas —porque eso era Elaine, a pesar de que la mayoría en el instituto pensaran que era una chica seria—, ella tenía una esencia particular.
Con Josh las cosas estaban... pasables, aunque seguía sintiendo con él una especie de mala vibra. Sin embargo, el chico ya hablaba más con él, a veces aportaba ideas en las conversaciones y se le veía más... relajado. Se había percatado de que Josh de por sí era un chico callado y muy cerrado, así que comprendía que debía ser difícil para él tener que dialogar con una persona diferente.
Cuando llegó el viernes finalmente, Darrell se sentía satisfecho. Había hecho en cuatro días lo que nunca se había atrevido a hacer en dieciséis años: tratar de hacer amigos. Aún no se podría decir que Elaine y los otros chicos eran amigos, mucho menos Josh, pero al menos estaba haciendo el esfuerzo.
No obstante, se enteró gracias a Bobby que Elaine había faltado ese día. No dio más detalles acerca de eso, pero Darrell no quedó complacido. Quería saber si estaba bien o si le había pasado algo, así que no tuvo más remedio que recurrir a la persona que la conocía mejor que nadie: su hermano.
Lo encontró en el baño. No pensaba verlo allí, pero precisamente en el momento en el que él iba a entrar el chico salía.
—Eh, hola.
Josh bajó la vista hacia él como si no se sorprendiera de verlo allí.
—Hey —contestó un poco dubitativo. Darrell abrió la boca para continuar, mas Josh alzó la mano con aire de fatiga—. Elaine está en casa. No se sentía bien, así que decidió quedarse.
Él lo miró con los ojos entrecerrados sin creerle del todo.
—¿Está mal? ¿Qué tiene? ¿Puedo hacer algo?
Aquellas preguntas los sorprendieron a ambos. A Josh, porque no se las esperaba, y a Darrell porque... no podía creer que llegaría a sentir tanto la falta de Elaine, y la preocupación lo invadía.
—No es nada —fue la simple respuesta de Josh y eso desconcertó a Darrell, quien solo preguntaba porque de verdad estaba interesado—. Yo... me debo ir.
Se rascó la nuca sin saber qué decir o hacer. Ese día en especial no se sentía de ánimos para hablar y menos con Darrell, a pesar de que ya tenía una perspectiva diferente de él... Simplemente, estaba agotado y quería estar solo.
Darrell hizo una mueca de incomodidad y asintió.
—De acuerdo.
El mayor se dio la vuelta y caminó con un paso lento, no seguro y firme como solía hacerlo, hasta que no vio nada de él. Darrell soltó un suspiro y se pasó las manos por el rostro.
Sentía que debía ver a Elaine. Por alguna razón y teniendo en cuenta la reciente actitud de Josh, se dijo que algo estaba pasándole a los hermanos. Claro, él no era alguien de suficiente confianza como para contarle lo que sea que estuvieran pasando... pero se sentía frustrado al tener que quedarse de brazos cruzados.
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Persiguiendo estrellas
Teen FictionElaine ama la música. Al ponerse los audífonos y cerrar los ojos, se aísla del mundo para luego ser solo... ella misma. A Darrell le gusta mirar las estrellas y escribir en su cuaderno lo que ellas le inspiran. Sin embargo, sus letras nunca han sal...