xxvi.

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luke soltó otro estornudo, mientras tiraba de un pañuelo desde el dispensador. estaba terriblemente enfermo. era la peor manera de descubrir que era alérgico a algún tipo de especia nuevo que había utilizado la cocinera en los desayunos. toda la extensión de su piel era de color rojo, y picaba como el demonio. tenía ganas de arrancarse la piel con las uñas, o vivir en uno de los polos para no sentir su cuerpo por completo. estaba encendido en fiebre y con un termómetro en la boca mientras michael había ido por un vaso de agua hacia la cocina.

esbozó una sonrisa, le gustaba ser atendido por michael y estaría enfermo las veces que pudiese sólo para que el menor le cuidase de esa manera. lo peinaba, porque decía que aunque esté enfermo debía verse lindo, le contaba historias sobre sus días en la escuela, puesto que al menos pudo convencerle de no faltar a clases, cosa que el más bajo accedió sólo si le permitía ir todas las tardes a casa de luke para cuidarle. le llevaba sopas, jugos y sándwiches integrales con queso, porque su madre decía que eran saludables.

"¡llegué!" exclamó entrando por la puerta con una bandeja en sus manos que tenía dos vasos, y algunas galletas. "esto es un secreto, entre tú y yo." rió mientras le extendía un vaso de leche.

"¿galletas de chocolate?" preguntó esperanzado.

"por supuesto." sonrió michael. "hay que complacerte porque estás enfermo."

"te pediría un beso, pero estoy enfermo."

"no me importaría." musitó sonrojado mientras mordía su galleta.

luke lo miró y mordió su galleta, antes de estirar su mano y tocar la nariz del muchacho frente a él, haciendo que éste arrugase la cara en una mueca adorable.

"eres adorable." dijo con tono nasal.

"estás enfermo." rió.

"pero yo mejoraré, y tú siempre serás adorable." sonrió, tomando su mano para besar el dorso. "no hay una manera en este mundo, en la que dejes de ser adorable."

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tardanza = escuela

baby heart ; clemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora