CAPÍTULO 1

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Un día fuera de lo común.

La escuela, la misma mierda de siempre, las mismas personas, todo era monotonía, lo único bueno es que nadie me dirigía la palabra, bola de superficiales, ¿qué hay de malo en mí?, tal vez no uso tacones, ropa de marca ni carteras costosas, como las demás chicas, pero valgo más que eso, yo estaba en esa escuela porque había ganado una beca, y era mi último año en la preparatoria, lo único que anhelaba era que terminara el año escolar y no volver a ver a nadie, siguieron pasando los días, ninguna novedad, nada interesante, me seguía cortando a veces inconscientemente, como si fuera una droga o una necesidad, me sentía tan sola que me consumía el dolor, mi mamá llamaba una o dos veces al día, ella trabajaba toda la semana, la veía los domingos o a veces ni esos días, ella solo mandaba dinero para que pudiera gastar entre semana y así eran mis días nada diferente, nada.

Un día me desperté a dolorida del cuerpo y me salía sangre de la nariz, me asuste y corrí al baño, me mire y me di cuenta que cada vez estaba más flaca mis pómulos se marcaban tanto y me pregunte ¿cómo llegue a esto?, me sentía terrible, no tenía ganas de ir a la escuela, me sentía tan mal, pero tenía que hacerlo, había un examen final y no podía faltar, entre a la ducha el agua recorrió todo mi cuerpo lentamente, las gotas las sentía como si fueran pequeños alfileres que cortaban mi espalda, mis lágrimas empezaron a salir de la nada, me vestí y me fui sin siquiera desayunar.

Entrando a la escuela me sentí muy mal todo me giraba, y lo vi acercarse a mí, -¿estás bien?, pregunto angustiado y me tomó la mano.

(No lo podía creer el chico más popular me pregunto ¿estás bien?, no es que me importara, pero ese tipo de personas no se acercaban a preguntarme como estoy)

-Si, gracias, *le quite la mano rapidísimo.

-Estas pálida, parecía que te ibas a desmayar, disculpa si te molesté.

-No me molesta, pero estoy bien gracias. Le respondí.

-¿Quieres que te lleve a la enfermería?, siéntate, no te vez bien.

-¡Que estoy bien!, ¡GRACIAS!,* le respondí en un tono muy grosero.

En realidad no entendía dos cosas, porque él se habría acercado a mí , jamás lo había hecho, las personas populares no les importa la gente como yo, y la segunda cosa que no entendía era por qué había sido tan grosera con él, me fui rapidísimo a mi salón de clases, resolví el examen, pasaron las horas y llego la hora del almuerzo, por lo regular jamás iba a la cafetería de la escuela, prefería quedarme en el jardín a leer y evitar cualquier tipo de contacto social, pero esta vez de verdad moría de hambre, tenía 2 días sin probar alimento, entre a la cafetería y dos chicas me miraron y empezaron a burlarse de mí.

-Jajajajajaja, ¿ya vieron? se viste como abuelita. Dijeron en voz alta.

No las mire y fui directo a pedir un café y una dona, era para lo único que me alcanzaba, de pronto todo se volvió blanco y gris, desperté en la enfermería, veía todo tan nublado, tan borroso, y no sabía que hacía ahí, me levante y la enfermera me dijo, descansa hija, tuviste un desmayo, tratamos de hablar a tu casa pero nadie respondió, voltee y él estaba ahí, el mismo chico de la mañana, lo mire sorprendida.

-¿Qué haces aquí?. Le pregunté.

Antes que él pudiera responderme la enfermera me dijo:

-Tu compañero te trajo acá en cuanto te desmayaste, deberías agradecerle.

-¿es verdad?.* Respondí sorprendida.

-Si. * respondió el*. Había un circulo de personas alrededor de ti y me acerque estabas


en el suelo lo único que hice fue cargarte y traerte aqui...

-Gracias. *le respondí.

-No tienes nada que agradecer, ¿eres nueva verdad?, mi nombre es Daniel...

-losé. *lo interrumpí*. Vamos juntos desde la primaria.

-¿De verdad?, oh disculpa, creo no te había visto, ¿cual es tu nombre?.

-Mi nombre es Sofia, bailamos juntos el vals de nuestra graduación de primaría.

-¡Oh!, cierto, cierto ahora lo recuerdo, soy tan testarudo.

Nos miramos y me sonrío.

-Bueno espero te mejores pronto, me tengo que ir tengo cosas que hacer, ¿tienes quien te lleve a tu casa?. *me pregunto*

-Claro mi mamá no tarda en venir por mi. *le respondí.

Obvio le estaba mintiendo, pero no quería alargar las cosas, me paré, me acomode el cabello, y le dije a la enfermera que si ya me podía retirar.

-¿Te sientes mejor, como para irte?. *me pregunto la enfermera*

-Claro, como nueva, gracias.

-Bueno necesitas comer más, estas muy flaquita.

-Claro comeré más, gracias. *corte la conversación y salí rápido por la puerta*

Me dirigí a mi casa, recuerdo que hice más de una hora a mi casa, caminaba tan despacio, sin ganas de nada, en todo el camino pensé en Daniel, el jamás me había hablado, ni saludado ni siquiera cuando bailamos el vals juntos, recuerdo que no quería ser mi pareja, por que era demasiado fea, es lo que le dijo a la maestra de 6to grado de primaría, fue mi primera desilusión, mi primera herida, pero él ni siquiera se acordaba de mi tal vez jamás me iba a volver hablar, muchas preguntas pasaban por mi mente, muchos pensamientos tontos y cuando menos vi ya estaba en casa...

Apenas llegue tuve una recaída muy fuerte llegué al botiquín y tomé muchas pastillas ya no quería vivir...


Ella es SOFIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora