CAPÍTULO 2

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Despertando...

Y ahí estaba el, con dos cafés en la mano. -¿Que hace el aquí mama? *Le pregunte con un tono muy bajo* -Pasa Dani, mira quien acaba de despertar. *Dijo mi mama* Me miro con ojos de sorpresa. -Gracias a Dios, que estas bien Sofia, te debo una disculpa, de verdad no sabes lo avergonzado que me siento contigo fui un patán, lose. -El ha venido a visitarte todos los días que pasaste en coma, te ha leído e incluso se a quedado a velar por la noches. *le interrumpió mi mama* -No tenías por que hacerlo, respondí. No tienes que sentir lastima por mi. -Los dejare solos, en lo que platican. *dijo mi madre* -No... más tarde *Respondí*, cuando mi mamá ya estaba del otro lado de la puerta. -No tienes que estar aquí, no tienes por que estar aquí. -Si tengo, siento que me necesitas tanto como yo a ti.* Se acercó a mi me tomo de la mano, con tanta delicadeza, Paso sus dedos sobre mis heridas, y derramo una lagrima, rápido volteo hacia la puerta. -¿te dan pena mis heridas?. -No, para nada, yo también tengo, pero las mías son en el alma, * El seguía mirando la puerta de la habitación*, Quiero poder estar contigo, cuando me necesites, cuando quieras lastimarte yo estaré ahí, cuando quieras vomitar, te diré no lo hagas, que así eres muy linda, así me gustas a mi.

-¿Porque ese cambio? * le pregunte* ¿Porque de pronto te preocupo?, jamás me habías dirigido la palabra, en nuestra graduación de primaria, me dijiste que era fea, gorda y que no querías bailar conmigo ¿lo olvidaste? durante la secundaria me decías bola de manteca ¿acaso no lo recuerdas? *le pregunte con lágrimas en los ojos* .

-Sé que fui tan grosero contigo, pero entiende era un niño malcriado, un tonto, no sabía lo que hacía, ahora quiero arreglar lo que hice, porque aunque no lo creas siempre te he tenido presente en mis pensamientos y los daños que te cause y quiero remediarlo por favor déjame estar contigo.

-¿Cómo puedo dejar entrar a alguien a mi vida, cuando destruyo mi infancia? ¿cómo?, jamás he olvidado todas las ofensas, me empecé a obsesionar con mi peso, empecé a vomitar, todos los días lloraba, y ahora lo que tengo es una enfermedad la cual quiero detener pero una parte de mi dice, no lo hagas eres una gorda, una manteca con patas, necesitas ser delgada, pero en realidad no del todo es tu culpa, yo decidí tomar ese camino, mi mamá jamás estuvo ahí cuando la necesitaba. -¿Pero porque dijiste que no sabías mi nombre aquella vez en la enfermería?*le pregunte*.

-Me daba vergüenza contigo, pensé que ya habías olvidado todo lo que te había hecho, Y el día que te hice la grosería en la cafetería, perdóname estaba enojado, y frustrado de no saber cómo acercarme a ti, soy un idiota ¿Me darías una oportunidad? ¿Podemos empezar de nuevo?, ¿Qué dices?.

-No sé, me da miedo, ¿y si después te retractas?, ¿y olvidas esto?.

-Jamás lo olvidare, es una promesa. *se acercó a mi y tomo de nuevo mis manos* De hoy en adelante estaré para cuando me necesites. *Nos miramos y me dio un beso en la frente.

No podía creer lo que estaba pasando, Daniel el chico más popular, el chico que daño mi infancia estaba conmigo en mi habitación de hospital, pidiéndome disculpas, todo esto era tan extraño, acababa de despertar de un profundo sueño...

-Pero tienes que descansar Sofia, es mejor que me vaya para que duermas un poco.

-¿Dormir más?, he dormido dos meses ¿te parece poco?. *le dije. En realidad no quería que se fuera, el simple hecho de verlo a lado mío me hacia sentir tan bien.


Ella es SOFIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora