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—¿Qué haces aquí?.... ¿Qué te paso?

Una extraña e inesperada Tiffani está parada justo en frente de mi, a las tres de la mañana en piyama y algo demacrada, además hay una señora detrás de ella que se ve peor que Tiffani.... Mucho peor.

—Yo... ¿Puedo...?

—Si claro, pasa —me hago a un lado.

Las tres caminamos hacia los sillones y nos acomodamos en ellos.

—¿Desean algo para tomar?

No me agrada tenerlas aquí, mucho menos a esta hora pero se ven muy mal.

—Emma en verdad perdóname por todo esto, pero no tenía a donde ir.

—¿Quién? —miro hacia la señora que solo miraba sus manos nerviosa y avergonzada.

—Es mi mama. Mama ella es Emma, vamos juntas a la universidad.

—Hola —le digo.

—Hola ¿Cuantos meses tienes?

—Hace unos días comencé con el quinto mes.

—¿Sabes su sexo?

—Mama por favor.

—Es niña Respondo.

—Sé que no somos amigas, y que soy una perra contigo, pero necesito ayuda... Nosotras, no mi mama solo mi mama la podrías aceptar solo esta noche.

—¿Que sucedió? No entiendo.

—Es mi culpa —dice su mama— Soporte mucho a ese hombre, me di cuenta muy tarde que debíamos irnos.

—¿Podría mi mama quedarse aquí? Por favor, no quiero verla dormir en un motel —inclina su cabeza con vergüenza.

Me levanto y digo.

—Tengo una habitación de invitados para usted —me dirijo a su mama— y Tiffani puedes dormir con ella, aunque la cama quizás no quepan bien las dos, puedes dormir en este sillón.

—No, yo iré a otro lado.

—Claro que no, quédate, enserio.

La señora se acomoda en la cama y Tiffani decidió dormir en el sillón.

—Sé que en este momento doy lastima ¿Pero por qué me ayudas?

—No soy tan rencorosa. Mi mama solía decir que todos merecemos una segunda oportunidad, no tuve una infancia del todo buena, se podrá decir que se lo es tener miedo de alguien que abusa de ti.

—Gracias.

—Duerme bien.

—Igualmente.

...

Me despierto por el ruido de platos y lo más probable que tazas también dando contra el suelo.

Me levanto y me cubro con una bata. Camino por el pasillo hasta la cocina donde se escucha a Tiffani retando a su mama.

—¿Quieres romper todo? —le dice sumamente enojada.

—Solo quería hacer el desayuno para agradecerle.

—Buenos días —digo al entrar.

—Buenos días —sonríe la señora.

—Disculpe, pero anoche no me dijo su nombre.

—Soy Aida.

—Un placer conocerla —extiendo mi mano hacia ella.

—Igualmente, y Emma en verdad muchas gracias y perdón por lo de ayer.

—No se preocupe ¿Durmió bien?

—Si gracias, si no te molesta me gustaría hacer el desayuno como una forma de agradecerte.

—Me encantaría, ya me aburrí de como cocino yo.

—Perfecto.

Tiffani me hizo una señal para seguirla cuando su mama volvió a concentrarse en lo que hace para el desayuno. Solo espero que no quiebre nada más.

—Lamento todo esto, cuando se le mete algo a la cabeza nadie se lo saca.

—Me suena a alguien que conozco —digo refiriéndome a ella.

Sonríe por mi comentario.

Me quejo un poco inclinándome hacia adelante, Tiffani me ayuda sentarme.

—¿Qué pasa?

—Es Emily que le encanta bailar dentro de mí.

—¿Te duele la espalda?

—Si bastante, no me deja dormir mucho últimamente.

—Sabes en verdad lamento todo lo que te dije.

—No te preocupes, anoche te dije que todos merecemos una segunda oportunidad, lo importante es que la aproveches y no sea en vano. Pero no quiere decir que somos amigas.

—Entiendo por supuesto, si te parece desayunaremos y nos iremos.

—¿A dónde? ¿Tienes más ropa?

—Cuando nos fuimos solo esto teníamos a mano.

—Usa mi ropa, debe haber algo que te guste.

—No es necesario.

—¿Saldrás así a la calle?

Se observa avergonzada.

—Cierto.

—Lamento meterme pero ¿Que harás ahora?

—Buscare un departamento.

—Tienes como mantenerte.

—Tengo ahorros trabajando en un restaurante.

—¿Por qué no te quedes aquí?

—¿Qué?

—Quédense aquí, así juntas dinero en vez de gastarlo en arriendo y gastos comunes.

—No claro que no, ya me he aprovechado de ti lo suficiente.

—Tiffani —tomo sus manos— Es la mejor opción que tienen.

Unas lágrimas se le escapan pero se las seca al instante.

—Eres tan molesta, siempre tan buena y amable ¿Acaso eres un ángel? —dice riendo.

Yo también reí.

—Quédate, tal vez terminamos siendo buenas amigas.

—Tal vez —dice en un susurro— Te pagare, no me quedare gratis.

—El departamento es mío, solo pago los gastos comunes, te parece si me pagas una parte de ellos.

—Sí, obvio, gracias en verdad muchas gracias —dice lo último con un abrazo rápido.

—Pero no puedes dormir en este sillón, La habitación donde durmió tu mama, podemos hacerle espacio para otra.

Asiente con la cabeza.

—¿Eres una niña rica? Este departamento es más grande de lo normal.

—Vivía aquí con mis padres.

—¿Ellos fallecieron?

—En un accidente hace años.

—Lo lamento....Si algo le pasara a mi mama....

—Sabes nunca te vi como a alguien que le preocupara tanto sus padres.

—Todos tenemos cosas que otros desconocen.

—Bueno espero descubrirlos algún día.

NUESTRA PEQUEÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora