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5 Mes de embarazo

Voy menos seguido pero todavía busco Ben a sus entrenamientos.

No he querido cruzarme con Will y al parecer el tampoco conmigo, pero sí, me doy cuenta como me mira cuando estoy con Ben, todo el mundo por obviedad saben que salimos juntos, a veces tienden a mirarme mal, pero no es tanto como yo esperaba, solo detesto algunos comentarios y rumores que se corren.

A veces Ben aún intenta sacarme información al igual que todos los chicos con sus indirectas, pero Ben es el más insistente. No tendría problema en contárselo si no fuera que temo que Ben haga algo contra Will y Ambos terminen lastimándose.

—¡EMMA! —llega corriendo Ben.

—¿Qué sucede? Que gritas de esa forma.

—El entrenador quiere continuar con la práctica, por una hora más.

—Oh, ya veo —digo decepcionada.

—No quiero que te vayas sola, espérame en las gradas.

—¿Me lo estás ordenando? —me cruzo de brazos.

—Te lo estoy pidiendo —toma mis mejillas y me besa en la frente.

Will estará ahi también y Tiffani igual.

—Si me das un beso, me quedo.

—Te lo daré solo porque no me gusta hacerme de rogar.

Ambos reímos.

Coloca sus manos en mis caderas y se acerca a mí, junta nuestras frentes, después su nariz con la mía moviéndola y jugando conmigo por mí ansiado beso. Llega a mis labios pero solo los rosa.

—Quiero mi beso —digo como niña pequeña.

—No seas impaciente —susurra en mis labios.

Ambos sonreímos y me besa al fin, es un beso lento, tierno y dulce, nada nos apuraba, nada lo apuraba a él. Se iba intensificando pero una patadita de mi amada Emily nos interrumpe.

—Se mueve mucho últimamente —me dice Ben.

—Sí, está feliz así como yo lo estoy.

—¿No te duele? —acaricia mi vientre ya mucho más abultado.

—Solo me dolió un poquito la otra vez.

—¿Será peligroso?

—No creo, anda vamos se te hará tarde.

Tomados de la mano caminamos hasta la cancha donde Ben me llevo a donde pudiera sentarme, una vez que el paranoico comprobó que estaba bien se fue con los demás.

No he querido levantar la vista y encontrarme con Will, cobarde, lo sé pero es mejor así.

—Veo que te ha ido bien metiéndole la mocosa a Ben —era de esperarse, Tiffani.

—No quiero pelear por favor.

—Ni yo, Will ya no quiere nada contigo, así que no tengo nada en contra de ti y tu cosa.

—No es una cosa, y tampoco le digas mocosa— me levanto para enfrentarla.

—Veo que la gata saca las garras —se ríe.

—¿Sabes Tiffani? me das lastima, te arrastra tras un chico que no te quiere y que tampoco vale la pena, ten un poco de dignidad contigo misma.

—Maldita, ¿Cómo te atreves hablarme así? Me da un pequeño empujón.

Pierdo un poco el equilibro, pero nada de qué preocuparse.

—No somos amigas ni nada parecido.

—No me digas —dice con sarcasmo.

—Pero te lo digo enserio ¿En verdad eres feliz con la vida que llevas?

No alcanza a responder, Will hace acto de presencia.

—¿Que sucede aquí? —no me mira, solo la mira a ella.

—Will amor —Tiffani se agarra de su brazo.

—Solo platicábamos —digo.

—Hablemos —Will se dirige a Tiffani.

—Si obvio —le sonríe.

Ambos se van ignorándome por completo.

TIFFANI.

—¿De qué quieres hablar? En verdad no le hice nada, solo hablábamos.

Camine por delante de él, entrando a los vestidores del equipo. Me empuja no con mucho cuidado acorralándome contra un casillero y entierra su cabeza en mi cuello.

—Will espera —intento alejarlo.

Se aleja de mi cuello y va hacia mi boca.

—Dijiste que querías hablar —intente hablar lo mejor que puedo con su boca comiendo la mía.

Me ignora por completo, levanta de una forma desesperada mi blusa logrando sacarla.

—¡BASTA! —lo empujo lo más fuerte que puedo.

—¿Qué te pasa? —dice enojado.

—Dijiste que deseas hablar —tomo mi blusa que se encuentra en el suelo y me cubro con ella la parte expuesta de mi cuerpo.

—¿Hablar? —sonríe con burla— ¿Nosotros cuando hemos hablado?

—¿Solo deseas un buen polvo? ¿Es todo lo que soy para ti?

—¿Qué más podrías ser? ¿Crees que algún día podría amarte? ¿A ti? —dice con asco.

—Pero yo... Te amo —intento tocar su mejilla pero de un golpe aparta mi mano.

—Ese es tu problema, no el mío, yo jamás te he prometido nada, jamás has significa nada para mí.

—¿Entonces que soy para ti? —digo con mis ojos húmedos.

—Algo así como una.... Prostituta, solo que no te pago, aunque estar conmigo te hace popular, ese sería tu pago ¿No?

Doy un paso hacia él y le planto la cachetada más fuerte que puedo dar.

—No te mereces a Emma, ni mucho menos a su hija, no te mereces a nadie.

Con mi rostro bañado en lágrimas y aun sosteniendo la blusa en mi cuerpo corro a mi auto lo más rápido que puedo.

NUESTRA PEQUEÑADonde viven las historias. Descúbrelo ahora