¿A donde fue la fiesta?

36 1 1
                                    

Luego de una hora y media caminando llegamos a un descampado, "La Tuerquita" según Lucas, lo denominaron así por su forma y por los grupos que se juntan. Nunca había oído hablar de ese descampado como "la tuerquita" y mucho menos que gente se reúna en un lugar así.
Había distintos grupos repartidos por toda la zona, nosotros caminamos hasta uno de los más grandes, los cuales estan escuchando metálica, luciendo como su melodía algunos bailan, otros fuman, hablan, se alcoholizan, o hacen trucos con sus skates o longs.

-podes sentarte si queres- me ofrece Lucas señalando un sillón viejo y polvoriento en el que estaba sentado un chico de capucha y auriculares.

No conozco a nadie y nadie se percata de mi aparición, por lo tanto me siento.

-vuelvo en un segundo- me indica levantando el dedo índice mientras se da la vuelta para irse.

Miro a cada uno de ellos, todos de apariencias similares. Piercings, vestimentas con predominantes blanco y negro, botas y algunas zapatillas oscuras. Estan todos muy informales, lo cual me hace sentir rara e incómoda.
¿Cómo terminé aca? Tendría que irme. En cuanto me paro Lucas se posa frente a mi.

-¿vas a algún lado?- pregunta sabiendo la respuesta.
-me voy a casa- digo e intento esquivarlo, pero me frena y me toma por los hombros.
-no te vayas por favor, dejame mostrarte como nos divertimos- sus ojos se inyectan en los míos.
-no creo que me divierta con lo que hacen, son diferentes a mi.
-por eso mismo te traje a mi amiga- saca una mini bolcita con un polvo blanco, no se como se llamará, pero se muy bien que es droga y no pienso hacerlo. Me niego- dale, solo un poco- me mira más intenso- no hace gran efecto- busca algo en mi con su mirada- mira si no lo haces aunque sea quedate, esta gente parece que no sabe que estás acá, pero en realidad están todos mirando lo que haces. Si no te quedas una noche después te buscan y te hacen la vida imposible- me suelta y larga un suspiro- no me preguntes por qué, no tengo idea. Por eso te digo que te quedes solo por esta noche.
-no pienso drogarme.
-bien por vos- mete un dedo en la bolsa y luego en su boca- va a venir Drake asi que preparate.
-¿quien es Drake? - no me responde y se va.

Suelto mi aire pesado y me dejo caer en el sillón.

-tampoco quiero estar acá- dice sin mirarme el chico de capucha, yo si lo miro.
-¿y por qué estás acá?
-soy el distribuidor.

No digo mas nada. Las ganas de salir corriendo de este lugar son interminables. Una camioneta llega y Lucas viene por mi.

-vamos- me dice con una amplia sonrisa y me sostiene la mano arrastrándome hasta la camioneta.

Subimos y cada uno toma un lugar en la caja. El chico de capucha, que aún tiene los auriculares puestos,  se sienta junto a mi. Algunos comienzan a hablar y en un pequeño parlante ponen la misma música que sonaba tiempo antes.

-ahora empieza lo mejor, quedate tranquila- dice el encapuchado junto a mi oreja.
-no se ni que vamos a hacer- le digo intentando que se note mi disgusto. Él no me responde.

Nos cruzamos toda la ciudad, la noche esta hermosa. No hace ni frío ni calor. Vamos a una velocidad alta pero se puede disfrutar cada negocio que nos rodea. Las luces de la ciudad parecen estar hechas especialmente para nosotros que vamos desfilando por la avenida principal. Después de un rato comenzamos a salir de la ciudad y es ahí cuando el chico de capucha, al prender su porro, me ofrece uno a mi, sin dudarlo lo agarro, él lo prende y yo inhalo. Toso un par de veces y él se ríe, nadie parece notar mi inexperiencia porque siguen charlando, fumando y tomando. Vuelvo a inhalar y esta vez me sale mejor.

-que tu saliva no lo toque, solo tus labios. Así- se lleva el porro a la boca y lo pone entre sus labios finos y delicados. Lo imito.

¡Yo no soy rara!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora