Amanda

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Llegue a la casa de Sara desesperada, pregunté qué pasaba, pero nadie supo o quizo responderme.

-¿Sabes donde puede llegar a estar?- me pregunto su hermano con ojos tristes.
-Lo dudo, ¿Franck?- lo miré a él que estaba unos pasos detrás de mi.
-Puede ser- se puso las manos en los bolsillos y nos miró. Lo mire como para que reaccionara y nos dijera donde cree que esta, parece haberme entendido- Claro, si. Noté que le gusta ir a la biblioteca grande que hay a unas calles del colegio y en el peor de los casos, esta emborrachándose en el bar de la esquina de esa misma calle.
-Vamos- lo agarré del brazo como unos minutos antes y lo meti en el auto.
-Voy con ustedes- dijo el hermano, al cual accedí a llevarlo. Los padres se quedarían por si volvía a su casa.

No se por qué me desesperaba tanto querer encontrarla, quizá el sentimiento de culpa o el poco cariño que le tenía. Realmente no se a que se refería con "demasiado tengo" así que decidí preguntar.

-Ayer queriéndole pedir perdón a tu hermana- lo mire por el espejo retrovisor y volví la vista al frente- por una equivocación me dijo algo así como que demasiado tenía para que yo vaya a plantearle mi disculpa. ¿A que se refería?¿pasó algo?- bajó la vista.
-Un tema familiar, discutió con mis padres, yo hice algo que no debía, le pasaron muchas cosas en poco tiempo- no quizo decir mas nada y miro por la ventanilla queriendo estar del otro lado y no adentro del auto.

Llegamos a la biblioteca, la recorrimos los tres de punta a punta, pero no estaba. Fuimos al bar y tampoco estaba. Le mandamos mensajes, la llamamos, no respondía. Su hermano quería largar el llanto y Franck estaba pensativo. Yo quería encontrarla lo antes posible.

-Conozco a alguien que puede saber dónde esta, lo voy a llamar- dijo de repente Franck.

Se alejo un poco de nosotros e intentó varias veces hasta que lo atendieron, no se escuchaba bien lo que hablaba, además de que había bajado la voz a propósito. Se acercó con una sonrisa gigante y nos dijo

-Esta con un amigo, con Amadeo- sonrió- me dijo que está bien, que estuvieron hablando un rato y que no podemos ir a buscarla, al menos no ustedes.
-Es mi hermana y en donde ella esté, yo puedo estar.
-Soy la que maneja el auto- agregué.
-Perdón, pero ustedes no pueden ir- se colocó la capucha, las manos dentro de los bolsillos y se fue, dejándonos de despedida una media sonrisa.

La sensación horrible de que su 'amigo Amadeo' sea el mismo Amadeo que conozco me invadió. Me llené de angustia y miedo. Si era el mismo Sara no iba a estar bien, al fin y al cabo no conocía demasiado a Franck para poder confiar en él.
Con Alejo nos subimos al auto y nos fuimos a su casa a esperar.

NOTA:
Perdón por haber tardado tanto en volver a publicar, estuve con muy poca imaginación, tiempo e inspiración, no son excusas pero espero sepan entender.
Un beso grande.

¡Yo no soy rara!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora