Capítulo VII: «De como las interrupciones pueden salvar tu vida.»

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Capítulo VII: «De como las interrupciones pueden salvar tu vida.»




Luhan.




Miércoles de una semana interminable estaba presente, siendo la única cosa buena que, dentro de lo que cabía, ya era mitad de esta -sin contar el fin de semana-.

Aburridas tareas, molestos trabajos que tendríamos que entregar equis fecha, la que por cierto ya habían puesto, ¡incluso de exámenes!

Menos mal llevábamos a penas tres días de curso, no me extrañaría que en un mes ya tuviéramos los deberes de los próximos dos años apuntados en nuestras agendas.

Lo único bueno de esta situación es que cuantos más trabajos fueran, más tiempo de estudio tendría con Sehun. ¡Plan perfecto! Y lo sería aún más si no tuviera que estudiar. Pero bueno, nunca llueve a gusto de todos, ¿no? Eso era lo que siempre decía mi madre cuando viajaba a algún remoto país y me dejaba solo en casa con las más de diez empleadas de distintas nacionalidades e idiomas, siendo imposible el mantener una conversación coherente y decente con alguna.

Así que aquí vamos con un poco de la historia de mi familia.

Era hijo único de un matrimonio "convencional" a ojos de todos, pero era bien sabido que solo en casa se lavaban los trapos sucios* pues vivían más de apariencias que de otra cosa.

Por suerte o por desgracia mis padres tenían dinero debido a sus trabajos y antepasados adinerados, siendo juntados y preparados para casarse desde que tenían diez años. Eran familias amigas desde tiempos inmemorables. A veces me preguntaba si únicamente estaban juntos para no fastidiar a mi abuela -la cual era peor que una gran almorrana- o porque en verdad había algo de cariño entre ellos dos, aunque esto último lo llegaba a dudar bastante ya que mamá viajaba todo el tiempo para no aguantar las quejas e infantilidades de su marido, siendo yo el afectado.

Cuando se iba nunca tenía pesar o reparos al ver mi cara llorosa mientras jaloneaba su elegante falda de charol dado que, según ella, mis cuantiosas y repetidas peticiones de que me llevara o que no me dejara allí solo únicamente eran con fines "egoístas".

Y digo yo, ¿tan difícil era pasar aunque fuera algo de tiempo con su único hijo?

"Han, mamá aún es joven, no puede quedarse en casa atada a ti. Tengo mucho que disfrutar todavía, pero te quiero".
Siempre eran las mismas excusas, siempre eran sus mismas formas de engañar a un niño de seis años con el "pero te quiero". Esas palabras eran siempre las que usaba para, de alguna forma, no sentirse mal. Con el paso del tiempo me di cuenta de que en el fondo se creía culpable y esos tres grandes pero cortos vocablos solo hacían su consciencia más tranquila.

Por eso yo le creía.

Le creía tanto o más que a papá cuando traía mujeres desconocidas a casa pues "Lu, papá tiene mucho amor por dar, tanto, que me faltan personas para hacerlo" y con eso se excusaba. Por suerte no las volvía a ver en la vida, exceptuando a una en concreto, a Victoria.

Ella era una empleada que trajo él un día allá por julio, recibiendo una mirada desdeñosa de parte de mamá, la que sabía que iba a ser una más de las infidelidades que tendría que soportar. Lo que ella no se esperaba es que la chica fuera a quedarse después de que el mes acabase, dado que papá se cansaba rápido de las que traía.

Return. Hunhan-Chansoo. EXO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora