Capítulo Cinco

397 78 13
                                    

Salí del frío edificio que había formado parte de mis más oscuros recuerdos. Un simple hecho que me había acompañado desde la primera luna y que me acompañaría hasta mi último amanecer. Miré al cielo que ya había empezado a fundirse en dos colores y comencé mi marcha.

Sentado en aquel banco, como si fuera una película, mi vida se reproducía tan detalladamente que me asustaba. Así había tenido que aprender a vivir, guardando cada mínimo aspecto que se me presentaba.

Estiré mi brazo y, cuando la piedra cayó al lago, el reflejo de la noche tembló. El viento sopló quejándose por haber arruinado tan espléndida estampa, pero a la vez, reconociéndome como parte de ella, porque yo sabía que aquella única estrella en el cielo estaba de acuerdo:

- Hola –oí una voz cantarina a mi lado.

Dirigí la mirada a mi costado encontrándome con el rostro de una pequeña niña que se había sentado en el mismo banco:

- Hola –le respondí con la misma simpatía.

- Mi nombre es Soomin, ¿y el tuyo? –dijo con una sonrisa brillante.

- Me llamo Taehyung.

- Encantada –me tendió su manita.

Yo la estreché asombrado por el júbilo de la pequeña:

- Igualmente.

- ¿Te ocurre algo? –preguntó curiosa.

- No, ¿por qué? –su expresión era adorable.

- Porque estás triste, yo lo sé –me sorprendió.

- ¿Y cómo lo sabes? –le seguí el juego.

- Porque tus ojos no sonríen.

- ¿No sonríen?

- No brillan –se señaló los suyos-. Los míos sí, porque yo soy feliz.

Sonreí por su comparación:

- ¿Por qué estás triste? –subió sus piernas y las cruzó en el asiento.

- Cosas de la vida, Soomin –dije encogiéndome de hombros.

- Mi mamá dice que para todo hay una solución.

- Tu madre tiene razón –la miré-. Pero hay situaciones que, a pesar de eso, no tienen salida –ella ladeó la cabeza.

- ¿Y entonces? ¿Cómo las solucionas?

- Lo único que puedes hacer es esperar a que pasen.

- ¿Por eso estás triste? ¿No tienes una solución?

Yo negué con una sonrisa:

- ¿Pero la has buscado bien, bien, bien?

Solté una pequeña carcajada:

- Sí e incluso he pedido ayuda, pero nadie la encuentra.

- Yo la encontraré, yo quiero ayudarte. Estoy segura –dijo decidida.

- No puedes encontrar una solución para mí, pequeña –la vi desilusionarse.

- Pero...Yo quiero ayudarte. Mi mamá dice que los niños bonitos no pueden estar tristes.

- ¿Quieres ayudarme?

- ¡Sí! –posé mi mano en su cabecita.

- Quiero que seas feliz –le sonreí.

Última llamada [VMin] {10/10}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora