Capítulo Cuatro [1/2]

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Una leve molestia me hizo recobrar el sentido y volver en mí. Intenté abrir los ojos, a pesar del enorme esfuerzo que me suponía, y me moví levemente para incorporarme. Sin embargo, un agudo dolor de cabeza y muscular me impidieron la tarea.

Un pequeño quejido salió de mis labios y me llevé la mano a la frente al notar el paño húmedo que me había devuelto a la realidad:

- Ni se te ocurra moverte –una voz ronca me amenazó.

Abrí del todo los ojos con la intención de adivinar dónde me encontraba, pero esa voz interrumpió de nuevo mi actividad cerebral:

- Quiero que me expliques ahora mismo qué es lo que entiendes cuando la gente te habla, porque parece que no hablamos el mismo idioma.

Desvié la mirada en busca de esa figura que se encontraba sentada en una silla. Tenía el ceño fruncido, más bien estaba enfadado. Mucho. Suspiré al darme cuenta de lo que había pasado y comencé a plantearme el momento exacto en el que tenía que empezar a rezar.

Intenté incorporarme de nuevo, pero me detuvo. Suspiré frustrado y molesto y, entonces, caí en la cuenta de algo importante:

- ¿Qué día es hoy? –pregunté alarmado.

- ¿Eso es lo único que te importa? –enarcó una ceja.

Lo miré suplicante, dándole a entender que la respuesta era afirmativa:

- Domingo. Has pasado muchas horas inconscientes y he tenido que cubrirte, porque sé que detrás de todo esto hay algo que no nos has dicho, ¿verdad?

- No es cierto –lo miré con decisión.

- Te lo preguntaré de otra forma –dijo mientras buscaba en su bolsillo.

Toda la determinación que había acumulado en segundos, dispuesto a hacerle creer mi mentira, se había esfumado más rápido aún:

- ¿Qué es esto? –dijo con el billete en la mano.

Me quedé en blanco. No sabía si debía decirle lo que había hablado con la empresa, porque si descubrían que estaba en estas condiciones todo mi esfuerzo estas dos semanas habría sido en vano, pero si no le decía nada podría decírselo al resto y tarde o temprano...

- ¿Pensabas irte? –preguntó con calma al ver la indecisión en mi rostro.

- Lo hablé con la empresa y llegamos a un acuerdo – me adelanté a posibles preguntas.

- No esperaba menos, pero no es ahí a dónde quiero llegar –dijo mirando fijamente lo que sujetaba -. Sé perfectamente quien vive aquí, la cuestión es por qué haces esto.

- Porque necesito hablar con él.

- ¿Y crees que él querrá hablar contigo? –preguntó audaz.

- ¿Cómo? -me incorporé en el sillón y me senté frente a él.

- Se fue sin decirnos nada, ¿crees que hablará?

- No importa lo que me digas hyung, iré de todas formas.

- ¿En tu estado? ¿Vas a ir así cómo estás? Sé lo que has estado haciendo, aunque desconozco lo que acordaste con la empresa. Sé lo que pretendes.

- ¿Me vas a detener? ¿Vas a contarles cómo estoy?

- No lo haré, no te haría eso. Simplemente te pido que me convenzas de que todo esto vale la pena para no sentirme responsable después.

Última llamada [VMin] {10/10}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora