El bosque rojo

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-Los veinte participantes de cada tribu han sido seleccionados, ahora, estos cuarenta jóvenes se internarán en el bosque rojo.-el Rey Robert ahora se dirige a nosotros-Participantes, jugad limpio y evitad cualquier muerte innecesaria. Vuestra misión es encontrar un líder que se gane vuestro respeto y sea fuerte, valiente e inteligente, no exterminaros. Si algún participante daña a otro intencionadamente, será expulsado de la tribu.
Todos los participantes nos observamos durante unos instantes, algunos con recelo, otros con una sonrisa de suficiencia, incluso algunos tenian una actitud amistosa. Mi mirada se clava en el chico que llegó antes que yo. Sus ojos azules relampaguean. Me invade la curiosidad. Esos ojos me resultan familiares aunque supongo que serán imaginaciones mías. Es imposible que viese a este chico y menos cuando hace diez años, las interacciones entre tribus eran castigadas con la muerte, como murieron mis padres. Una voz me sobresalta:
-Id a preparar vuestras cosas, en una hora saldréis hacia el bosque. Llevad lo necesario, viajaréis por el bosque durante una semana, hasta llegar al claro donde os estableceréis y pasaréis el invierno. El día siguiente a la noche de luna roja,comenzaréis el viaje de vuelta.Ahora, id.-Rilex, el Rey montañés, habla.
Todos corren a preparar sus cosas mientras yo camino sin demora hacia mi casa alejada del pueblo. Estos diez últimos años siempre he tenido un morral preparado con todo lo necesario bajo la cama, por si acaso no querían que participase en las pruebas. Cojo el morral con mis flechas y un arco, cuatro cuchillos, un par de cuerdas y ropa. Incluyo comida también y una cantimplora. Levantando mi camiseta, ajusto la funda de un par de cuchillos y acaricio el collar de mi madre. Un diente de lobo. Se lo regaló mi padre el día que se casaron. Sé que me protejerá y me dará fuerzas.
Vuelvo a la explanada y viendo que no hay nadie, escalo un árbol cercano que me da unas buenas vistas. Poco a poco se llena de gente, hasta que, finalmente, todos los participantes se encuentran allí.
-Bueno participantes, les deseo...
Un chico bajito corta al rey.
-Perdone mi Rey, pero falta un participante, falta la chica.
Robert observa el grupo buscándome. Sin hacerme de rogar, salto de la rama del árbol a la que estaba subida y aterrizo en el suelo con un solo movimiento en medio de los participantes. Un murmullo de sorpresa recorre la multitud. Desde luego he causado sensación. Incluso algún participante me mira con admiración.
-Puesto que ya están todos los participantes listos, ¡que comience el viaje!-ahora todos nos miran- Suerte para todos, sé que podéis conseguirlo.- puede que sean imaginaciones mías pero ha parecido que esa última frase iba dirigida a mí. Si es así, gracias por la suerte, la voy a necesitar.

Reinaré En El NorteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora