Valeria

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Cierro los ojos maldiciendo mi suerte. El frío filo del cuchillo se aprieta en mi cuello. La voz de la chica me llama la atención. Esperaba la de un hombre ya que la mayoría de los carroñeros lo son. Me giro lentamente buscando con la mirada desesperadamente una salida. Cuando mi atacante y yo quedamos totalmente frente a frente, veo a una chica de mi edad con una mirada de determinación en el rostro.
-No voy a dejar que me atrapéis. Si Raknar creía que iba a caer tan fácilmente en su trampa es idiota.
Las palabras de la chica son afiladas. Pero...¿quién demonios es Raknar?
-No tengo ni idea de quién es Raknar. Si por favor puedes quitar ese cuchillo de...
-¡Cállate! Sé quien te envía.-aprieta el cuchillo tanto que mi cuello empieza a sangrar.
El pánico se desliza por mi cuerpo a la vez que la sangre por mi cuello. Viendo mi vida peligrar, digo:
-Estúpida cria, déjame en paz. Vete a tu casa a llorar, yo tengo cosas más importantes que hacer que ser atacada por una paranoica.
Duda durante un instante y eso es lo único que necesito. Agarro fuertemente su brazo y lo retuerzo, haciendo que suelte el cuchillo. De un golpe en el estómago la derribo y con un pie en el cuello la inmovilizo.
-Si te están persiguiendo los carroñeros, eres estúpida. Si permaneces aquí, te matarán. Bueno, me tengo que ir. No tengo tiempo para perder contigo.
Levanto mi pie de su cuello y me giro. Dejo su cuchillo en el suelo y comienzo a andar.
-Para por favor, para.-la chica me agarra del brazo.- Necesito tu ayuda. Tienes razón, me van a matar y no tengo donde ir. ¿Podría ir contigo?-me mira con ojos de corderito degollado.
Odio esa mirada. No puedo resistirme a ella.
-Está bien, pero si me causas un solo problema, no te quiero volver a ver. Ya tengo suficiente con mis problemas.
Caminamos por el bosque de vuelta al campamento. De repente, se me ocurre una cosa.
-¿Por qué te persiguen?
-Mis padres me abandonaron cuando era niña. Acabé con los carroñeros y cuando empecé a crecer, el jefe, Raknar, se fijó en mí. Un día nos quedamos solos e intento besarme. Me resistí y conseguí escapar pero sabía que no iba a quedarse así. Así que escapé. Eso fue hace dos años y ahora tengo dieciséis. Desde entonces, me buscan pero no sé a donde ir.
Escucho su historia sin decir una sola palabra. Una punzada de dolor me recorre cuando recuerdo a mis padres. Armandome de valor, le cuento mi historia. Se sorprende bastante porque me han dejado participar y me mira con una especie de respeto. Por el camino me ayuda a cazar ya que no puedo llegar con las manos vacías. Harían demasiadas preguntas. Pero pensándolo mejor, tengo que explicar también como encontré a esta chica.
Cuando llevamos doce presas, tomo el camino hacia el campamento. La noche está cayendo y no he dado ninguna señal de vida desde el mediodía. Las voces de mis compañeros empiezan a oirse más cada vez más fuertes. Llegando casi al claro, veo a lo lejos a Rich y a Reed. Noto que alguien me observa y cuando me giro, creo ver unos penetrantes ojos verdes mirándome, pero solo durante un instante. Volviéndome hacia mu compañera digo:
-Ya estamos en casa... Por cierto, soy Lexa ¿y tu nombre es?
-Valeria, me llamo Valeria.

Reinaré En El NorteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora