~Ocho~

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Dem y Rubén estaban en la casa del árbol, como siempre. Ella leyó la sinopsis de un libro que había escrito, Rubén sólo repetía que era genial.

El día de mañana sería el cumpleaños de la ahora graduada Demether. Rubén ya no estaba nervioso por eso, ya que ahora eran novios, sólo que nadie lo sabía más que ellos.

Por otro lado, Dem estaba bastante nerviosa, pues harían una fiesta para ella y vendrían familiares de todos lados, y sus padres esperaban que ella lleve algún amigo pero no iba a invitar a nadie. Se despidieron con un beso corto en los labios y Rubén bajó de la casa.

Pasó por el costado de la casa y cuando estaba por cruzar la calle, la madre de Demether lo llamó para hablar seriamente.

-¿Que sucede, Anastasia?- preguntó él confundido y a la vez preocupado.

-Es sobre Dem.

-¿Resultados de algún estudio o...?

-No, no. Sobre tú y Dem.

Rubén tragó saliva.

-¿Que hay con eso?

-Yo sé que Demether te gusta...pero no se puede.

-¿Que? ¿como que no?

-Rubén, cuando tu tenías diecisiete ella sólo tenía ocho años...¡Ocho años! ¡Era una niñita!

-Pues ahora no lo es. Ahora ella tendrá dieciocho y yo veintiséis- respondí seco.

-¡Es una adolescente, se acaba de graduar y tú terminaste la universidad, es mucha diferencia de edad, son nueve años!

-¡Pero la edad no importa, Anastasia! Su esposo tiene cincuenta y usted treinta y seis, no puede decirme nada, cuando usted tenía diecisiete él tenía treinta y uno pero nadie le dijo nada de eso al momento de casarse y tener una hija ¿verdad?- subio un poco la voz, pues estaba molesto.

Anastasia estampó la palma de su mano en la mejilla de Rubén.

-Mi esposo no se enamoró de mi cuando yo tenía dieciocho.

-Pues si usted cree que yo soy un pedófilo, déjeme aclararle que hace sólo unos dos años yo veía a su hija como a una hermana, y ella por el contrario ya me veía como su primer amor, así que deje de abrir la boca cuando no sabe.

Anastasia abrió la boca para decir algo pero las palabras no le salían.

-¡No te atrevas a entrar mañana a esta casa!- gritó ella.

-Oh, tranquila, la fiesta será en el patio...porque así lo pidió Dem.

-Tú no sabes lo que ella realmente quiere.

-¿Ah si? ¿Y usted cuánto sabe de su hija? ¿Sabe que quiere ser escritora, que no tiene ni un sólo amigo en la escuela, que le hacían bullying y por eso siempre me ofrecía para ir a buscarla a la escuela, porque entonces podía defenderla? ¿Sabe que ella también me ama y que el otro día fue conmigo a el baile, que la cure cuando una zorra le puso las garras encima, que yo le enseñé a defenderse cuando empezaron a molestarla y que por eso en el baile esa zorra terminó sin cabello o dientes? No, usted no lo sabe porque sólo le interesa consentir a su hija porque tiene cáncer, cuando ni siquiera cree que pueda curarse aunque se lo promete, ¿eso es ser una madre presente?

Eso fue una bomba para Anastasia, pero era la pura y cruda realidad.

-Yo si creo que se curara- comenzó a repetir ella.

-No, no lo hace, la escuché hablar la otra vez con su esposo, escuché que usted decía que Dem moriría y no podrían curarla- unas lágrimas salieron de los ojos de Rubén, al igual que los de Anastasia que seguía susurrando la misma frase.

-Se curara, si lo creo...

-Mientras usted es negativa y piensa en el funeral de su hija, yo voy con ella, la hago vivir la vida y la convenso de que sobrevivirá, porque es lo que realmente creo... Adiós Anastasia, la veo mañana.

Teddy Bear ;rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora