Baje las escaleras con rapidez topandome con Ana —la adorable mujer que me había recibido— en el salón, con su dedo me indico el comedor donde ya se encontraba el hombre. Lo vi tan relajado bebiendo su café mientras sus ojos examinaban el periodico.
—Toma asiento —su lengua humedeció sus labios.
Me senté frente a el esperando que hablara pero nunca despego los ojos del periodico, Ana apareció con una bandeja de plata con algunos aparetivos dejandolos frente a mi se retiro en silencio. Tosí tratando de atraer su atención.
—Mañana te compraré un polvo para tu rostro así ocultas las pecas —sus aceitunados ojos me escanearon, me encogí en mi silla.
—¿Que tienen? —toque mi rostro.
—No me gustan.
Comí bajando la mirada no queriendo ver más esos ojos, no comprendo como el podía ser mi tutor si se supone que si te dan el apellido es por que prometen cuidar de ti también entregarte amor pero el era todo lo contrario
—Mañana vendrá tu maestro.
Levante la vista tratando de parecer interesada pero lo que menos quería oír sería sobre un maestro.
—¿No me darás tiempo para acostumbrarme? —sus ojos se abrieron de sorpresa, frunció el ceño.
—Me trataras de <usted> y no de <tu>. Ahora creo que e sido bastante claro con todo esto, no habrá descanso y mañana empezarás las clases.
—Porquerías —murmure.
Su puño impacto la mesa haciendo saltar los cubiertos y a mi, lo mire temerosa de su proxima acción. Su cuerpo trato de acercarce al mío —agradezco al pedazo de madera que nos separaba— pero era imposible.
—No me jodas con tus niñerías ¡No quiero oír malas palabras!
Salió del comedor enfadando murmurando algo entre dientes que claramente no pude oír, me pare de allí ya no teniendo apetito por lo que restaba la noche lo mejor sería ir a dormir para ver si mañana las cosas se calmarán.
Al entrara a la habitación la sentí tan fría allí faltaban mis amigas y sabía que ellas estarían en la habitación de la rara Japonesa fumando y divirtiendose con su compañía. En los seis años que tenía de ingresada en el Horfanato nunca llegue a pensar que alguien pudiera adoptarme, sabíendo por lo que estaba allí y más por mi conducta poco de Señorita.
+++
Mi pie chocaba contra la valdosa mientras esperaba que el maestro llegase y pudieramos ir a estudiar o por lo menos tratarlo.
La mano de Ana hizo que detuviera el ritmo con el pie, señalando la ventana vi como un chico se acercaba.
—Ese es el maestro, el Señor lo contrato por ser un chico responsable y además es realmente bueno.
—Si aquel tipo va a enseñarme no me podre concentrar.
—¿Por que lo dices? —su confusión estaba en su rostro.
—¡Por dios! ¿No lo haz visto? Ese hombre irradia deseo, no podre concentrarme.
Negó con la cabeza.
—El Señor se pondrá muy furioso si no acatas sus ordenes.
—Ni que fuera su empleada.
.....
Repetía una y otra vez el mismo párrafo en Italiano, mi dura cabeza no lograba comprenderlo y tampoco pronunciar las palabras. Quizás por que no estaba poniendo de mi parte y el chico seguía haciendo lo suyo, total, igual que le pagarían.
—¿Estas prestando atención? —su suave y baja voz me despertó.
—Claro que si y es muy interesante.
—¿A si? —se acomodo en la silla— ¿Que e dicho?
—Chris perdón, realmente estoy un poco distraída pero te aseguro que la próxima clase estaré mejor.
—No te preocupes— acercó su silla a mi lado, tomando mis manos hablo:— ¿Es por lo de tu padre?
—¿Sabías de el?— abrí mis ojos.
—¡Obvio! amaba su trabajo.
Nos quedamos en silencio por un buen rato, su cálido tacto me hacia sentir bien acompañada.
—Debe ser difícil pasar por aquella etapa y luego vivir con el Señor Styles.
—¿Que tiene de malo?
—Creo que nadie te a contado de sus sucios juegos y algo de su vida pasada —colocándose de pie tomo sus pertenencias.
—No creo que debamos juzgar a alguien por lo que fue —me puse de pie, obstruyendo sus pasos.
—Nessa, eres tan inocente cuando te lo propones, cuando sepas su horrible realidad querrás huir de aquí y desear nunca haber entrado a su mundo.
N/A: Espero que haya sido de tu agrado, gracias por permanecer hasta el final.
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Burn.
FanfictionSolo ten cuidado Nessa. Era lo que se repetía mientras caminaba por el pasillo hasta llegar a la puerta del despacho de su tutor, será la primera en descubrir lo que aquel hombre escondía bajo siete llaves. Aquello cambiará las vidas de ambos para...