CAPÍTULO 5 YO Y MI SKATE

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Salí de casa aprovechando que no había nadie. Estaba sola. Cogí mi skate y fui a recorrer el barrio. Veía las casas pasar, los parques con niños jugando. Hasta llegar a la rivera. Donde me tumbé en la hierba y contemplé las nubes. Rubén pasaba por allí y se me puso encima y me dio un beso.
-¡Ahh! ¿Qué haces?
-¿A las princesas no se les despierta con un beso de amor?
-Tú eres tonto...
Reímos durante un rato.
El también tenía skate. Los cogimos y dimos una vuelta por los alrededores de la Rivera, el rozaba mi mano en algunos momentos. Me daba cuenta pero no sabía si cogerla o no.
Nos sentamos en la cima de una cuesta y comenzamos a hablar.
-¿Por qué llevas el pelo rojo?
-Me gusta el fuego y soy tan curiosa como la sirenita. Entonces ese es mi color. Yo soy como ella. Siento curiosidad por todo.
-¿Entonces...Sentirías curiosidad por darme un beso?
Todo quedó en silencio
- Igual sí, si eres mi príncipe Erick, tal vez.
Se acercó lentamente a mí y me besó en los labios. Noté esa cálida sensación de sus labios con los míos. Luego al despegarnos me dijo:
-¿Este príncipe te vale?¿O busco al de la sirenita?
-Me vales tú.
Dije entre risas
-¿Bajamos la cuesta con el skate?
Me preguntó.
-Por Supuesto.
Le afirmé.
Nos inclinamos y nos deslizamos con rapidez y astucia, divirtiéndonos como nunca; hasta llegar a bajo del todo y volver a juntarnos.
-Creo que he ganado.
Dije orgullosa.
-Me da que no, aún tienes mucho que aprender sirenita.
-Serás hijo de...
Reímos juntos
-Anda ven tonta que te voy a dar algo.
Me acerqué y me invadió con otro de sus besos mientras se ponía el sol.
Nos sentamos en las rocas de la Rivera y nos fumamos unos cigarros mientras nos mojábamos los pies en la fría agua del río.
-Julia... Una cosita...
-¿Qué?
Sin pensárselo dos veces me empujó al agua , el muy idiota.
-¡Me cago en todo!
Él se reía mucho, yo también.
Seguidamente le tiré al agua, donde nos besamos y abrazamos hasta que se acabó de poner el sol.
Mojados los dos nos fuimos de allí con nuestros skates y me acompañó a casa.
-Estoy empapada... Jajaja.
-Yo también.
Reímos por última vez y nos despedimos.
-Hasta mañana amor.
-Hasta mañana.
-¡Ah! ¡Una cosa!
-¿Qué?
-Toma mi numero de teléfono. Cuando quieras me llamas
-Vale. Adiós cielo. Te llamaré.
-Vale guapa.
Subí a casa, hoy no había llegado demasiado tarde. Mi padre estaría en el bar bebiendo como siempre. Mi madre me recibió sin gritos. Mi hermana mayor estaba en su cuarto y mi hermana pequeña me estaba esperando.
-Hola tata, ¿Juegas?
-Claro.
Y así terminó el día. Rubén me dio su número, jugué con mi hermana y lo mejor de todo es que mi madre no se dió cuenta de que llegué empapada a casa.

LA CHICA DEL PELO ROJO {En proceso de corrección/actualización}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora