DESPUÉS DE LA VERDAD PARTE 1

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Ha pasado un mes desde que Deidara o mejor dicho Sasori me restregó en mi cara la desastrosa verdad de que existe la probabilidad de que él sea el padre de los angelitos que lleva Dei en el vientre, que sucedió después, pues algo muy simple mi herido orgullo me cegó y no he hablado con Deidara, mi querido ángel rubio regreso a su departamento, yo no he tenido el valor de hablar con él para aclarar las cosas, por lo que me dijo Kisame, Sasori le pasa una mensualidad a Deidara, aparte que van juntos al médico, así que su embarazo está estable.

Durante este mes me he sumido en el trabajo, por las noches recurro al alcohol para aliviar mis penas, me estoy comportando como un completo fracaso, pero no puedo hacer mucho, mi orgullo fue lastimado en lo más profundo, supongo que lo merezco, con que así debió sentirse Sasori al enterarse de tantas infidelidades de mi parte, si tan solo pudiera decirle perdóname...

Son las seis de la tarde como de costumbre estoy bebiendo en mi oficina, amo a Deidara como jamás he amado a alguien, no quiero perderlo, pero no sé si pueda perdonar su traición, de pronto la puerta de mi oficina se abre abruptamente, sacándome de mis pensamientos, dejando ver a mi mejor amigo.

-Demonios Itachi – hablo – estas del asco, solo mírate – se acercó para levantarme – no eres ni la sombra del verdadero Uchiha Itachi, el prodigio Uchiha.

- Tch, la basura Uchiha querrás decir – respondí – ni siquiera puedo mantener una relación estable – continúe autocriticándome – ninguna de mis parejas quieren darme un hijo.

-Oh, vamos – me llevo al baño para lavarme el rostro – eso no es cierto, Uchiha Itachi te dejaras vencer solo por un simple mal entendido, ¿En dónde queda el famoso orgullo Uchiha? – se burló.

- Tsk, se fue al drenaje – respondí amargamente.

Por fin habíamos llegado al baño que se encuentra en mi oficina, y dado que había semanas cuando comencé con la empresa en que me quedaba a dormir aquí, el baño contaba con una regadera y por lo tanto tengo ropa en mi oficina, así que sin más Kisame me metió en la ducha abriéndole al agua fría para bajarme la borrachera, ni siquiera me quito la ropa.

-Tsk, con un demonio esto esta helado – le reclame – estás loco y así te dices mi mejor amigo.

-Itachi es por tu bien, ya me canse de verte en ese estado – respondió con seriedad, algo poco usual en el – ahora mismo ya que se te bajo la borrachera, vas a ir al departamento de Deidara y aclarar todo.

- Tsk...

- Bien, después de todo te recuerdo que tu relación con Deidara se hiso formal cuando te enteraste de su embarazo, antes no eran nada – continuo con su sermón.

- Así que nunca me traiciono – concluí, dándome una cachetada mental por no analizarlo antes, él nunca me traiciono – nunca me traiciono – susurre – el único que me fue infiel fue Sasori, ese maldito pelirrojo – mi voz se cargó de enojo – y así quiere que le crea que ese niño que lleva en el vientre es mío, cuando se comporta como una verdadera puta.

Comencé a desvestirme ante la mirada atónita de Kisame, debido a la conclusión a la que llegue, supongo que el mismo se dio cuenta de la determinación en mi mirada, tome una toalla la enrollé en mi cadera y Salí de la ducha.

Por fortuna tenía una mudada de ropa casual, me puse una playera negra, pantalón de mezclilla negro, hice mi coleta baja, me puse unos converse negros, me dispuse a arreglar este asunto de una vez por todas; me fui de mi oficina dejando a Kisame con una sonrisa.

Conduje por la ciudad, no planeo perder a Deidara, es mi ángel, aclarare todo de una vez por todas, además de que le propondré algo muy importante para que sea oficialmente mío, llegue al edificio en donde está el departamento, subí hasta llegar al indicado, ahí me quede por unos segundos admirando la puerta, decidí respirar profundamente dos veces para calmarme, toque, después de unos segundos, salió mi hermoso ángel.

-Itachi, umm – susurro con asombro

- Oh mi querido Deidara, perdón – me lance a abrazarlo, a la mierda mi orgullo – quiero que aclaremos todo...

- Claro, umm – correspondió a mi abrazo – pasa por favor, umm

Ingrese a su departamento, todo está en orden, sobre la mesa ratona del centro de su sala tenia arcilla al parecer ha estado trabajando, sonaba la tenue música, Kiss the Rain de Yiruma, hermosa melodía.

-Toma asiento, voy por un té, umm – cerro la puerta tras de sí, fue directo a la pequeña cocina, yo me senté en el sofá frente a la mesa.

Regreso con dos tazas de té, me dio una yo la acepte, él se sentó frente a mí del otro lado de la mesa, lo observe con detenimiento se ve algo pálido, pero hermoso, sus facciones femeninas y delicadas se han asentado más con el embarazo, sin embargo veo sus preciosos ojos están algo rojo, acaso estuvo llorando.

-Deidara yo....



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