El viento azotaba con fuerza los cristales estrellados de las viejas ventanas, las gotas de agua se impactaban cada vez con más fuerza y los relámpagos iluminaban por instantes la pequeña habitación donde Marcos y Elisa se abrazaban con más fuerza a mí al escuchar los fuertes estruendos.
Mientras les cantaba canciones ellos me acariciaban el cabello, era todo lo que tenía, y ellos solo me tenían a mí.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y una silueta se iluminó con un oportuno relámpago, era él.
-¿Dónde diablos estas maldita? ¿Estas cogiendo con otro o qué? ¿Por qué no me contestas?-
El olor a alcohol inundo la habitación, la falta de electricidad por la tormenta hacía aún más desesperante mi intento de alejar a los niños de allí.
-Contéstame maldita puta ¿dónde estás perra? -.
-Estoy aquí - grité desesperada-.
Se abalanzó sobre la cama cayendo encima de Elisa, ella soltó un grito de dolor y miedo mezclado, su hermano la tomó de la mano y salieron corriendo hasta su pequeña habitación, mi pequeño Marcos sabía que era el momento de ser valiente.
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Alexandra
РазноеLos cardenales han marcado siempre su cuerpo. Golpeada por la mano que al principio la acariciaba. Sembrando dolor en las pequeñas pupilas de sus hijos, recogiendo el odio a su presencia.