Las horas transcurrían lento, y por mas que preguntaba nadie me decía nada, Marcos dormía junto a otro pequeño que le compartía la manta que le trajo su madre. Eran casi las 4:00 am. Cuando salió un doctor a dar informes, llamó a dos personas antes de mencionar el nombre de mi hija, me acerque rápidamente a el.
-Señora, su hija tiene una infección estomacal muy fuerte, sus defensas son muy bajas, su nivel de glucosa no es normal en una pequeña de su edad, es demasiado bajo, le hemos realizado unos estudios pero hasta unas horas no tendremos resultados, pero todo indica que padece un caso severo de anemia- mis manos empezaron a temblar, ¿podía pasar algo peor? - Le dejo esta receta, por favor en cuanto amanezca trate de surtirla- en efecto, podía pasar algo peor, ahora que haría, no tenia ni un peso. Las lágrimas empezaron a salir sin contenerse, mi pecho se hacía cada vez mas pequeño, ya no soportaba mas, mis piernas temblaban y mi mente no paraba de repetir la misma pregunta: ¿que hago?.
Al salir el sol desperté a Marcos, y salimos a buscar la manera de conseguir las medicinas, con una mano tomaba a mi hijo y con la otra la receta, parada en la acera, solo viendo al frente ¿que hago?
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Alexandra
De TodoLos cardenales han marcado siempre su cuerpo. Golpeada por la mano que al principio la acariciaba. Sembrando dolor en las pequeñas pupilas de sus hijos, recogiendo el odio a su presencia.
