Parte 5

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Investigó casos al respecto, leyó varios relatos de su autor favorito, pasó por su mente un "enterramiento prematuro". Demasiado trabajo el conseguir un cajón, y encima realizar una excavación.

Él no se merece tal digno trato; acusarlo de algún crimen, hubiera sido una buena opción, pero no, eso tampoco encajaba con su sentido de honor.

Si es que alguien que busca venganza se puede considerar honorable, después de todo. Y añadido a su frustración, estaba el hecho de que lo odiaba pero era inconcebible causar algún mal a alguien.

Sin embargo, siguió con su indagación del tema, viendo películas, elaboró intrincados manuscritos para plasmar sus ideas.

Pero no logró concretar algún plan, tenía que ser perfeccionado a detalle, y tal minuciosidad le hacía suspirar profundo, temblante. Temía perder su vulnerabilidad, y por tanto la esencia de humildad en su persona. Tenía un temor mórbido a realizar el crimen.

A convertirse en alguien como él, o alguien peor; no le atemorizaba ser descubierto, o apresado. En realidad, ya no tenía nada que perder. Es difícil explicar su tristeza, las palabras no alcanzan para describir todo sentimiento, no se podía ver más allá de lágrimas sin derramar.

Tenía a diario un angustiado palpitar, para él ya no tenía sentido alguno tratar de caminar juntos, era un trayecto sin final y sin pasado. Estaba en un punto de la vida que nada salía bien, todo dolía; y cuando necesitaba comprensión, las personas se alejaban, creyendo indiferencia.

No sabía que quería, hasta sonreír se volvió más doloroso que llorar, extrañaba esa vida pasada en donde estaba su amor, siempre sonriendo, alegrando sus días.

Era un nudo en su garganta sin salida ni final, intentaba distraer su mente, pero siempre volvía el dolor. Estaba al borde del colapso, y la venganza. Quería desenmascararlo, destruir toda mentira que pudrió la vida de otros, y la de él.


El crimen perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora