Parte 10

337 23 1
                                    

Todo había sido medido exactamente para que no muriera, para que sólo estuviera ausente el preciso momento en que Nobri sería atacado.

Estuvo inconsciente dos días enteros, así que no...era imposible qué él hubiera actuado en contra de Nobri, en un ataque de irrazonable rabia. Sí, había sido otra persona, tenía el mismo proceder, herirlos, para sufrir o incapacitar, y luego en un sentimiento de fraternidad, llamar al servicio de emergencia, para no dejarlos morir.

Lo llamaron para que los acompañara al lugar donde había sido atacado. Al llegar, de manera inmediata sin mirar a otro lugar, se dirigió al tambo.

Sí, había cenizas, muchas....eran sus notas, reconoció su letra- ¿Qué quemó ese día?-dijo un policía- Notas que ya no utilizaría-dijo con la verdad absoluta que sentía.

El mismo se asomó por la boca, se agachó y tomó una que no se había quemado por completo- ¿De anatomía de hace años?-preguntó sarcásticamente.

Zirem, sin preocupación, la tomó, era una fragmento, donde describía el cuerpo humano - sí de anatomía-dijo en voz alta - pero no de hace años – pensó para sí, y sonrío al constatar que sí....sus notas eran cenizas.

No podrían culparlo de nada, aunque él hubiera sido el autor intelectual contra Nobri, no habría ya más pruebas.

El crimen había sido cumplido, él quedaba plenamente inocente y con su honor intacto, con la satisfacción de haber visto el castigo, justo y merecido de Nobri.

No podía ser más perfecto, tenía la conciencia tranquila, él no había sido el autor material, no se había tenido que manchar de sangre. Ni era el autor intelectual, pues sus notas no habían sido leídas por nadie.

Zirem sigue preguntándose, quién realizó su plan, tan exacto como sus notas, nunca sabrá, nunca le diré....su venganza quedó consumada, su crimen perfecto realizado.

El crimen perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora